Autor | Jaime Ramos
Junto a la solar, la energía eólica coincide en ser la fuente renovable más icónica y de referencia. Durante generaciones la humanidad ha heredado técnicas para aprovechar la energía cinética del aire en movimiento. El viento permitió surcar mares y océanos o moler el grano del cereal. En nuestros días, el objetivo se dirige a paliar la progresiva demanda energética que nos espera.
Aunque es inseparable del resto de renovables, la eólica cuenta con una identidad propia. Representa el 6,8% del mix de producción de energía eléctrica mundial. Se trata, por tanto, de una pieza clave del puzle de renovables para lograr los objetivos de sostenibilidad energéticos.
Ventajas de la energía eólica
Buena culpa de esto estriba en las ventajas asociadas a la producción de energía eólica.
El rédito económico del viento
El departamento de energía de Estados Unidos (EPA) sitúa la energía eólica como una de las fuentes más rentables. De hecho, lidera el sector de renovables en este país con una proporción del 15%. Sus cálculos estiman un coste de entre uno a dos centavos por kWh sin tener en cuenta impuestos. Tomada como una inversión a largo plazo, presenta una gran estabilidad en sus precios, algo de lo que carecen otras fuentes de energía.
Aporta, además, su granito de arena en la generación de empleo. En Estados Unidos hay alrededor de 100.000 puestos de trabajo relacionados. Se espera que esta cifra crezca hasta los 600.000 en 2050.
Es limpia y sostenible
La energía eólica contribuye a mantener una buena calidad del aire pues no emite ningún agente contaminante o dañino para la salud. Sus estándares de sostenibilidad rozan la excelencia. Por una parte, el suministro eólico es inagotable.
Por otra, encontramos la versatilidad de las granjas solares. Divididas en marítimas (onshore) y de interior (offshore), poseen la ventaja de aprovechar grandes superficies alejadas de núcleos de población, con lo que ello supone para las economías rurales, o el vasto espacio oceánico.
Desventajas de la energía eólica
La energía eólica no está desprovista de algunas desventajas. La distribución y el transporte energético es una de ellas. Generalmente, la energía se produce lejos de las ciudades, donde aquella se necesita. Esto implica la puesta a punto y mantenimiento de una red específica.
Aunque no ataca a la calidad del aire, sí posee impacto sobre el medio ambiente. Modifica el paisaje y acarrea ruidos, es decir, contaminación acústica. Aunque quizá el efecto más negativo lo causa en la fauna local. Las aspas merman las poblaciones de aves o murciélagos, alterando los ecosistemas de la zona.
El desafío mundial con la energía eólica
Con todo, la eólica ha alcanzado un ritmo vertiginoso de crecimiento en los últimos años. Si hasta hace poco Europa había liderado su desarrollo, Estados Unidos y China ocupan ahora este lugar.
La producción eólica es una de las grandes prioridades chinas en su plan por reducir a cero las emisiones en 2060. Así, en 2020 China incremento su capacidad eólica en casi 100 GW, lo que supone un aumento del 60% en un año. Solo con ello podrían nutrirse tres veces los hogares de Reino Unido.
Para la Agencia Internacional de la Energía, lograr los objetivos marcados por los Acuerdos de París en 2015 contra el cambio climático pasa por neutralizar las emisiones procedentes del carbón en la generación. Es preciso que la proporción del carbón al mix se reduzca un 14% anual. La eólica constituye una de las soluciones que pueden propiciar esto.
Imágenes | iStock/Halfpoint, iStock/aslihangulkas, iStock/Its all about the shot, iStock/Thampapon