Autores | M. Martínez Euklidiadas, Pilar C. Pico
Si la energía renovable es aquella virtualmente inagotable, ¿qué es la energía limpia? Los conceptos energía limpia, energía verde, energía sin emisiones, energía sostenible o energía renovable suelen tener puntos en común, pero no son lo mismo. ¿En qué consiste la tecnología de la energía limpia y en qué se diferencia del resto?
¿Qué significa ‘energía limpia’?
El concepto de energía limpia nace a finales de los 60 como contraposición a la energía sucia de la combustión de fuentes fósiles y la nuclear de fisión. Generalmente, es usada en un ambiente de tecno optimismo y relacionada con energías alternativas.
Aunque el término suele implicar que no existe contaminación directa o que no hay emisiones de gases de efecto invernadero, casi todas las energías limpias, verdes y renovables tienen impactos difusos. Por ejemplo, las energías eólica y mareomotriz afectan a fauna y flora.
¿Es lo mismo energía limpia que energía verde o renovable?
Energía limpia suele relacionarse con el bajo impacto, pero no es un término consensuado, como sí lo es energía verde (en la taxonomía europea) o energía renovable:
● Energía verde es un concepto regulado a nivel legal que, en regiones como Europa incluye la energía nuclear, por poner un ejemplo de energía verde no renovable.
● Energía renovable alude a fuentes virtualmente inagotables, no necesariamente naturales, como el biogás, una renovable que no es limpia porque emite CO₂, aunque sí es verde porque ayuda a descarbonizar.
Diferentes regiones, diferentes definiciones
Así, en Estados Unidos el gobierno considera que energía limpia incluye la energía nuclear y el biogás, obviando sus residuos directos, mientras que su propia agencia medioambiental (EPA) la excluye. En China, el concepto de energía limpia coincide con energía baja en carbono.
La ONU cambia con frecuencia las etiquetas de renovable y limpia, mientras que la Agencia Internacional de la Energía señala que limpio significa “sin emisiones”.
¿Cuáles son los tipos de energías limpias?
Aunque existan estas discrepancias entre un criterio y otro, si es posible hacer una taxonomía más o menos clara sobre cuáles son las energías limpias, un listado bastante similar al de las energías renovables. Algunas listas hablan de que existen cuatro grandes tipos de energías renovables, mientras que otras amplían la serie a siete.
Teniendo en cuenta cuáles son las más populares de las energías limpias y las que se llevan una mayor inversión en los planes públicos y privados, estas son las energías limpias más destacadas. Son las que podrían ser consideradas los principales ejemplos de su potencial:
- Eólica. El viento se encarga de girar los rotores de los aerogeneradores, que convierten energía mecánica en eléctrica. Se ha convertido ya en la principal fuente de energía renovable en la Unión Europea, por ejemplo. A la energía eólica terrestre se están empezando ahora a sumar parques eólicos marinos, situados mar adentro. Es la llamada eólica
- Fotovoltaica. La energía solar es una de las renovables que están creciendo de forma notable en el mundo, con apuestas intensas en inversión y desarrollo de infraestructura en países como China. En este caso se aprovecha la luz del sol para, vía placas solares, crear energía. Es también la que despierta más interés para el autoconsumo energético, posiblemente por lo fácil que es de escalar.
- Hidroeléctrica. Las centrales hidroeléctricas fueron las proveedoras de energía en el arranque del despliegue de la electricidad. Los saltos de agua vuelven a generar interés, porque los ríos no son un bien limitado como los combustibles fósiles. Aun así, existen voces críticas que recuerdan el impacto negativo en los ecosistemas fluviales de los embalses.
Otras energías limpias existentes —aunque con un recorrido todavía menor— son el hidrógeno verde, un combustible que se genera sin huella de carbono; la geotérmica, que aprovecha el calor generado en el centro de la Tierra; o la mareomotriz, que usa la fuerza de las mareas para generar energía. En la lista también se suele incluir la energía de biomasas, que usa materia orgánica bajo los principios de la economía circular.
Energía ‘limpia’ no significa ‘sin impacto’
Todas las formas de energía tienen algún impacto directo o difuso. A menudo, ambas, como ocurre con los combustibles fósiles.
Las energías eólica y fotovoltaica son energías renovables, limpias (en el sentido de que no emiten CO2) y legalmente verdes en muchas regiones, aunque tienen sus impactos locales, y sus materias primas generan residuos electrónicos.
Por supuesto, este impacto por kilovatio hora generado es muy bajo al compararlo con el impacto de fuentes derivadas de los combustibles fósiles, y no ha de usarse como excusa para no trasladar la generación de energía a fuentes más responsables con el medio ambiente.
De hecho, cada vez existen más estudios sobre cobeneficios derivados del despliegue de energías renovables que las ubican como limpias. Por ejemplo:
● Los campos de paneles solares arrojan sombra que beneficia el pasto de las ovejas, y estas se comen las hierbas bajo el panel.
● La combinación de paneles solares más vegetación en la cubierta de los edificios compensa el efecto isla de calor.
Tecnologías para la energía limpia
La Agencia Internacional de la Energía, en sus frecuentes informes, señala a las tecnologías energéticas con baja emisión de carbono (EBC) como imprescindibles en una transición limpia, indicando que “hace falta esforzarse más” y empezar a descarbonizar.
En su interactiva, completa y compleja Guía de tecnología limpia señala docenas de tecnologías relacionadas con la descarbonización, destacando en el ámbito de la energía:
● La generación de energía de fuentes renovables.
● El uso de hidrógeno como almacenamiento.
● Uso de biofuel únicamente como transición.
● Uso de bombas de calor para climatización, así como climatización pasiva.
● Electrificación urgente de climatización y movilidad.
● Aumento de la eficiencia de los sistemas.
Los efectos positivos de usar energías limpias
Aunque la consciencia sobre los efectos del uso excesivo de energías sucias ha ido en aumento, la necesidad de acceder a la energía no ha decrecido. Cada vez consumimos más electricidad y nuestros hogares —y nuestro día a día— dependen de diferentes dispositivos. Igualmente, los retos que marcan el presente y el futuro de las ciudades las hacen mucho más dependientes energéticamente. Apostar por las energías limpias es una parte fundamental de la estrategia de transición urbana.
Incluso, las propias ciudades cuentan con oportunidades para el uso de las energías verdes. Es lo que ocurre con la geotermia en zonas urbanas, que aprovecha la riqueza natural de sus subsuelos para alimentar sus urbes. Boise, en Estados Unidos, da servicio de agua caliente a los edificios públicos de este modo y Viena, en Austria, acaba de empezar a perforar un pozo geotérmico con el que espera alimentar un servicio de calefacción para viviendas.
Otras ciudades —localizadas en zonas con muchas horas de sol— están liderando en producción de energía solar. Adelaida, en Australia, la usa junto con la eólica para ser una ciudad neutra en 2025 y varias ciudades africanas, como Dar es Salaam (Tanzania), Harare (Zimbabue) o Mazabuka (Zambia), han afrontado el crecimiento de consumo de energía con infraestructura solar.
A todo esto, hay que sumar el auge del autoconsumo, con cada vez más personas instalando en sus propios edificios y casas tecnología de energías renovables. En Alemania, por ejemplo, los balcones y terrazas de sus ciudades se están empezando a llenar de paneles solares, gracias a la popularización de kits de autoinstalación.
De este modo, las ciudades y sus habitantes reducen su huella de carbono, centrándose en el uso de energías verdes y limpias, pero también aumentan su resiliencia e independencia energética. Este último punto ha ido ganando importancia en los últimos años, a medida que el contexto geopolítico ha vuelto más complejo el mercado energético. Las ciudades no se pueden permitir pérdidas de flujos de energía o escaladas en sus costes.
Imágenes | Thomas Richter, Karel Vh, Kevin Kandlbinder, Jack Blueberry