Autor | M. Martínez Euklidiadas
Singapur es una ciudad-estado obsesionada con la limpieza vial, con el reciclaje y con la valorización de residuos, que reutiliza tanto como puede. Uno de los ejemplos más llamativos es usar las cenizas sobrantes de la quema de residuos no reutilizables para reducir su importación de arena en la política de recuperación de tierras, aunque por motivos obvios trata de minimizar esa quema.
¿Qué problemas tenía Singapur con los residuos y su tratamiento?
Durante el siglo XX, Singapur era una ciudad-estado notablemente subdesarrollada, clasificación de la que no llegó a salir del todo hasta mucho después de su independencia de Malasia en 1965. Singapur tenía dos grandes problemas:
- La contaminación en las calles, sucias en un clima ideal para la aparición de infestaciones de roedores e insectos, caldo de cultivo perfecto para las enfermedades.
- La contaminación industrial por la que la Organización Mundial de la Salud declaró contaminada la zona en 1967. Las masas de agua estaban contaminadas y la deforestación resultaba inasumible.
Medidas de Singapur respecto a los residuos
En 1968, el presidente Lee Kuan Yew inició la obsesiva aunque necesaria campaña Keep Singapore Clean, a base de multas a quien ensuciaba. De repente, las calles amanecían limpias, demostrando que el problema callejero del país no radicaba en su alta densidad urbana, sino en la falta de educación.
A pesar del reverdecimiento masivo de la ciudad-estado, orientado a la mejora de la vida urbana (el 100% de sus habitantes son urbanos), Singapur no puede resolver su problema forestal. De 1819 a 1980 perdió el 95% de cobertura vegetal, y de entonces a 2014 arrasó con el 90% de los bosques, llegando a extinguir especies de aves y vegetación. "No quedan bosques naturales en la isla", señala la Britannica.
Lo que sí ha podido hacer es recircular buena parte de los residuos industriales o industrializados que maneja, convirtiéndose en expertos en reciclaje. En 2012, el Singapore Green Plan dio lugar a una revolución en la gestión de los residuos, reduciendo al mínimo aquellos no reutilizables, y aprovechando el resto.
Singapur, capital del reciclaje
En Singapur se recicla todo lo que se puede. Los residuos inorgánicos dan lugar a conglomerados usados en industrias como la construcción o sustento para la recuperación de tierras (criticada por el impacto ambiental en la costa; los residuos orgánicos son procesados para extraer biocombustible y calor; los lodos y grasas sirven a diferentes industrias, incluido energéticas para incineración; y los residuos de construcción se usan para construir o reclamar tierras al mar.
Singapur tiene una tasa global de reciclado del 47%, que sin duda es muy poco, pero que hay que comparar con el 13,5% mundial que publica el Banco Mundial. Aunque parte de los residuos los incinera o los usa para ampliar territorio (no particularmente sostenible) sí lidera la reducción de residuos en vertederos, lacra de un sistema de residuos global roto que tiene enormes impactos ambientales.
Aunque todos los países del planeta tienen deberes pendientes en materia medioambiental —en esta ciudad, las plantas incineradoras y la resilvestración, entre otros— lo cierto es que Singapur es un ejemplo a seguir en materia de reciclaje tanto doméstico como industrial, y en términos generales del tratamiento de residuos. Un ejemplo del que conviene aprender.
Imágenes | Kirill Petropavlov, Hannah Sibayan