Cómo Bhopal sigue haciendo frente a uno de los mayores desastres industriales de la historia

Cómo Bhopal sigue haciendo frente a uno de los mayores desastres industriales de la historia

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Autor | M. Martínez Euklidiadas

A finales de 1984, la planta industrial Union Carbide, en Bhopal, India, tuvo una fuga química que causó 25.000 muertos y más de medio millón de heridos. La relación codependiente entre los entornos industriales y los residenciales han sido el foco de la tragedia desde la Primera Revolución Industrial. ¿Es posible proteger a la población local sin afectar a sus puestos de trabajo o la seguridad industrial?

Los escapes de gases han sido, tradicionalmente, una de las mayores causas de fallecimientos industriales, al igual que los incendios. Menos comunes pero también relevantes son los colapsos de estructuras (minas incluidas) o la falta de tratamiento de residuos, que han contaminado regiones enteras. En la actualidad, Bhopal sigue sufriendo las consecuencias de Union Carbide, que se marchó del área sin limpiar los residuos ni compensar a las víctimas.

Múltiples fugas químicas en la Union Carbide

Del 2 al 3 de diciembre de 1984, la planta de pesticidas propiedad de la Union Carbide India Limited tuvo una fuga de isocianato de metilo (MIC), una sustancia tóxica que no solo contaminó la planta y sus inmediaciones, sino también muchos de los municipios de los alrededores, con consecuencias que se extienden cuatro décadas después.

No era la primera vez que la planta sufría una fuga química. En 1976, varios sindicatos habían denunciado que existía contaminación en el interior del recinto, y en 1981 fallecía un trabajador debido a gas fosfeno. Un par de años antes del gran desastre, en 1982, una fuga de gas fosfeno envió al hospital a 24 trabajadores.

Ese mismo año se produjo una fuga de MIC, más pequeña que la de 1984. Pero no fueron casos aislados. En la misma planta hubo fugas de fosgeno, cloro, MIC, monometilamina o tetracloruro de carbono tan solo de 1983 a 1984, a veces en paralelo. Los trabajadores estuvieron décadas soportando esta contaminación.

Nula seguridad industrial, el origen de los problemas

El isocianato de metilo es un compuesto muy usado en la creación de pesticidas para la industria agrícola. A pesar de su elevada toxicidad, en condiciones de trabajo adecuadas no tiene por qué suponer ningún problema. Aunque para eso hay que contar con entornos de trabajo seguro, y este no lo era.

La falta de seguridad en la planta de Union Carbide en Bhopal  no era una excepción, sino la norma. Los trabajadores no disponían de material adecuado, especialmente no equipos de protección individual (EPI). Tampoco disponían de mecanismos de actuación en caso de emergencia, algo obligatorio en casi todos los países aunque no tan estricto en la India del siglo pasado. India sigue siendo uno de los países más contaminados del planeta.

A esto se suma la falta de formación en seguridad, que incluso los gerentes y mandos intermedios desconocían. En entornos industriales, el desconocimiento es una enorme vulnerabilidad porque aumenta el riesgo de que un error sea ‘corregido’ con un error mayor, algo que sin duda ocurrió en la planta.

Por supuesto, a esta tormenta perfecta se agregó la falta de seguridad generalizada al no usar material homologado. Aunque era una planta de grandes dimensiones, la realidad es que en el ámbito de la infraestructura no existía ningún tipo de control ni salvaguarda.

El desastre continúa siendo objeto de estudio. Un paper publicado recientemente muestra que el accidente de Bhopal no sólo afectó a aquellos que estuvieron expuestos directamente al gas, sino también a la generación de bebés que aún estaban en el vientre materno cuando ocurrió el accidente. De hecho, los hombres nacidos en Bhopal en 1985 tienen un mayor riesgo de cáncer, un menor nivel educativo y mayores tasas de discapacidad en comparación con los nacidos antes o después de 1985.

Este estudio también revela que el desastre provocado por Union Carbide afectó a la salud de personas que vivían mucho más lejos de la fábrica. Los estudios hasta entonces publicados se centraban en los efectos en las personas que vivían a unos pocos kilómetros de distancia. Sin embargo, según se ha demostrado, la catástrofe afectó a personas que se encontraban a 62 kilómetros de Bhopal.

Por último, la planta tenía un grave problema de seguridad adicional, esta vez respecto a la organización del territorio: los barrios residenciales no guardaban ninguna distancia prudencial. Algunos estaban justo en los lindes de la fábrica. Volveremos a ello en el siguiente apartado.

Union Carbide fue una de las pruebas que demostró la necesidad absoluta de contar con equipos, formación y procedimientos bien cuidados dentro de entornos industriales.  Un ejemplo de libro de qué ocurre cuando no se cuida la seguridad de los trabajadores, ni de los vecinos.

¿Son posibles los entornos industriales en la ciudad?

La mayoría de las ciudades industrializadas durante la Segunda Revolución Industrial muestran restos de altas chimeneas de fábrica, algunas extendiéndose decenas de metros hacia arriba. Estas torres se han convertido en un icono de la industrialización. Pero, ¿por qué tan altas?

Las chimeneas cumplían —y cumplen— un objetivo particular en los entornos industriales: dispersar contaminantes de forma que no se concentren en según qué puntos, porque la dispersión de contaminantes a mayores altitudes puede reducir su impacto en el entorno inmediato.

Las primeras fábricas que emitían polución, ubicadas en Londres, pronto fueron identificadas como focos de problemas de salud. Las personas que vivían junto a las fábricas enfermaban y morían más y más rápido. Aunque no es ninguna solución ambiental, se obligó a las fábricas a construir chimeneas.

A medida que se descubrían nuevos impactos en la salud —o aumentaba la sensibilidad de los gobernantes por la salud de las personas de quienes eran responsables— las fábricas iban alejándose de la población, blindando sus depósitos o colocando filtros.

En la actualidad, el uso industrial del suelo está ampliamente regulado en las diferentes políticas de zonificación urbanas y periurbanas. Salvo contadas excepciones, no es posible ubicar una fábrica junto a las viviendas, y las plantas químicas han de guardar una distancia considerable.

Incluso con las medidas más estrictas de seguridad, los errores, el vandalismo o la mala gestión pueden ocurrir y los diferentes compuestos no deben llegar a las viviendas. Un ejemplo relativamente conocido es el incendio de 2016 del vertedero de Seseña, en España, que almacenaba miles de toneladas de neumáticos.

¿Se ha recuperado la ciudad de Bhopal?

La ciudad de Bhopal y sus habitantes siguen sufriendo las terribles consecuencias de la fuga de 1984. El que fuera “el peor desastre industrial del mundo” según The Atlantic se ha convertido en uno de los experimentos naturales —esto es, no planificados— más relevantes en la esfera médica.

Además de aumentar la mortalidad de toda la región, los efectos observados a largo plazo incluyen enfermedades respiratorias, problemas de visión, deterioro del sistema neurológico, aumento de problemas psicológicos, alta mortalidad infantil, malformaciones, muchos abortos, problemas de crecimiento y otras afecciones, muchas de ellas crónicas y unas pocas de carácter hereditario.

La dimensión del desastre se ha trasladado a la pequeña pantalla. ‘Los trabajadores del ferrocarril: La historia no contada de Bhopal 1984’, es una serie de una temporada de duración emitida en Netflix que narra cómo “tras una fuga de gas letal en una fábrica de Bhopal, unos valientes ferroviarios se juegan la vida para salvar a otros en plena catástrofe”.

¿Cómo se ha limpiado la zona del accidente?

Tanto en entornos urbanos como en espacios más abiertos, resulta imprescindible descontaminar la zona tras un episodio como el de la fuga de MIC. Por desgracia, no se han llevado a cabo todas las labores de restauración de la infraestructura, que de hecho se está degradando y aumentando los daños.

Aunque parte de los restos sí han sido incinerados, la realidad es que el grueso de la planta sigue en continuo estado de abandono. Las fotografías satelitales muestran cómo la vegetación está cubriendo toda la zona, que se mantiene cerrada al público.

Sin embargo, este cierre no impide que los residuos aún presentes se filtren al subsuelo y contaminen los suelos. Decenas de compuestos tóxicos siguen presentes a ras de suelo, en tanques, pegados a la infraestructura y se extienden hacia abajo a medida que el agua de lluvia se abre paso hacia los acuíferos.

Este tipo de accidentes industriales han sido bastante comunes en el pasado, cuando un mix de malas praxis coincide en las proximidades de una ciudad. Afortunadamente, cada vez son menos frecuentes, a medida que la seguridad industrial aumenta.

Imágenes | Julian Nyča, James Moore, fredianiluca

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