Autor | Jaime Ramos
Aunque cada vez somos más conscientes de nuestras urgencias medioambientales, la senda de la sostenibilidad es larga y apenas acaba de comenzar. Así, un concepto no tan conocido como el "objetivo de carbono cero", pero igualmente necesario y que deriva del mismo, es el de alcanzar en el ámbito urbano una ciudad libre de desperdicios.
Para conseguirlo en Europa, las autoridades han puesto en marcha una serie de mecanismos de acción y financiación que asistan a las ciudades. La aplicación de estrategias de cero residuos auspiciaría una reducción del 84% en emisiones de efecto invernadero, según Zero Waste Cities.
¿En qué consiste la certificación Zero Waste Cities (ciudad libre de desperdicios)?
Zero Waste Cities (#ZeroWasteCities) es un programa europeo que busca impulsar y asistir a las ciudades y las comunidades para conseguir el objetivo de cero residuos generados. En su web se define este concepto de forma precisa, valiéndose del marco otorgado por la Zero Waste International Alliance:
"Cero residuos es la conservación de todos los recursos a través de una producción, consumo, reutilización y recuperación responsable de los productos, el empaquetado, los materiales sin incinerarlos o depositarlos sobre el terreno, las masas de agua o emitirlos a la atmósfera (…)".
Por tanto, no se centra solo en los residuos sino en la potenciación de flujos de economía circular. Estos ciclos propician la reutilización total de los desperdicios, de ahí la etiqueta de "cero residuos".
¿Quién concede la certificación?
Son varias las organizaciones que en Europa conceden la certificación a propósito de la gestión residual urbana y la consecución de economías circulares. La del programa Zero Waste Cities viene impulsada por Zero Waste Europe y se enmarca dentro del Programa LIFE de la Unión Europea. Este último es un instrumento consolidado de financiación de acciones climáticas y de sostenibilidad.
¿Cómo puede una urbe convertirse en ciudad libre de desperdicios?
Precisamente, el programa y la certificación van dirigidos a, en un primer paso, cambiar el enfoque tradicional que las ciudades poseen en la gestión de sus residuos. Para ello, han elaborado un plan maestro con el que guiar las acciones que realizan las urbes en una estrategia común. Encuadra la gestión de los recursos en una jerarquía de aprovechamiento, a modo de pirámide invertida, que se concreta en ocho categorías de acción:
- Rechazar, reconsiderar y rediseñar.
- Reducir y reutilizar.
- Preparación para la reutilización.
- Reciclaje, compostaje, digestión anaerobia.
- Recuperación de los materiales químicos.
- Gestión de residuos no reciclables.
- Inaceptable (opciones que no permiten recuperar y que tienen un gran cote ambiental).
Ciudades que aspiran a la certificación
De este modo, el programa y la certificación van dirigidos a ofrecer unas líneas maestras y unificación de criterios dentro de un panorama de acciones muy heterogéneo. Algunos ejemplos de referencia que hemos tratado tenían que ver con los vertederos inteligentes o la gestión avanzada de residuos de ciudades como Oslo.
Barcelona
Entre los candidatos a la certificación en Europa encontramos a las ciudades de Múnich (Alemania) y de Barcelona (España). Esta última, habitada por 1,62 millones de habitantes, se ha planteado consolidar su política libre de residuos con los siguientes objetivos:
- Reducir de forma significativa la cuota municipal de residuos sólidos.
- Alcanzar un 67% de éxito en la adecuada separación de desperdicios (la media europea es del 48%).
- Bajar de 427 kilogramos de producción de residuos per cápita al año en 2027. En 2020, esa cifra estaba en torno a los 498 kg, después de alcanzar su máximo en 2007 con 562 kg por año.
Múnich
La capital de Baviera es la otra candidata en la carrera por la obtención de la certificación de ciudad libre de desperdicios. En la actualidad, Múnich genera 454 kg por año de residuos. Eso sí, parte de unas cifras de reciclaje muy positivas. En 2019, ostentaba una tasa del 53% en este ámbito.
Las autoridades son conscientes de que esa estadística puede seguir mejorando. Por eso, muchas de las acciones de Múnich irán encaminadas a mejorar el reciclaje en los hogares (que se mueve en una media del 35%) y a focalizar el esfuerzo en las comunidades y grupos sociales.
Además, se prevé la creación de 12 nuevos centros de reciclaje y seguir impulsando la reutilización a través de la tienda municipal [Halle 2](file:///C:/Users/rluca/Downloads/zwe_case-study_the-story-of-munich_en.pdf), un establecimiento nutrido por productos de segunda mano.
La certificación de ciudad libre de desperdicios supone un gran paso para lograr que las ciudades mejoren en esta asignatura tan descuidada a lo largo de la historia industrial. Desde principios de siglo, expertos en la materia como Paul Palmer (‘Getting to Zero Waste’), quien acuñó el término "Zero Waste", han venido advirtiendo de la necesidad de pasar a la acción.
Imágenes | Freepik/frimufilms y Zero Waste Cities