Autor | Jaime RamosLa manera en que gestionamos los residuos ha cambiado de forma acelerada en las últimas décadas. La mejor prueba de ello es la transformación del concepto del reciclaje de una actividad con beneficios medioambientales y económicos a una acción imprescindible para la sostenibilidad.La revolución en el modo en que entendemos y tratamos las basuras se ha iniciado en las grandes ciudades. Algunas de ellas no pueden permitirse el lujo de seguir apilando o enterrando ad eternum millones de toneladas. Y es que, según el Banco Mundial, en 2016 se superaron los 2 mil millones de toneladas de basura generadas. Se espera que esta cifra aumente hasta los 3,4 mil millones de toneladas en 2050.
¿Qué hacer con tanta basura?
La organización multinacional estima que más del 33% de los residuos no reciben un tratamiento adecuado. Es decir, que terminan almacenados de forma inútil o incinerados, con las consecuencias sobre la calidad del aire que esto último supone.
Planificación y compromiso en Oslo
Oslo ha integrado el tratamiento de residuos y el reciclaje dentro de su estrategia global por la sostenibilidad. El objetivo de la ciudad es reducir en un 50% las emisiones de CO2 en 2030 y ser neutral en 2050.Los primeros pasos se afrontaron en 1997, momento en que se comenzaron a separar los residuos en los hogares. El sistema se perfeccionó a lo largo de 15 años hasta dar con el sistema de gestión que opera en la actualidad. Gran parte del éxito de Oslo, por tanto, tiene que ver con dos factores muy comunes, pero no tan fáciles de conseguir: una planificación global y acertada junto con el hecho de haber conseguido implicar a todos los ciudadanos en la utilización de bolsas de reciclaje diferenciadas por colores.La era de la automatización
