Autor | Marcos MartínezLa movilidad autónoma presenta notables ventajas frente a la conducción manual. Será más eficiente calculando tanto la ruta óptima como el rango de velocidades, pero también más segura, puesto que gracias a las comunicaciones Car 2 Car, parte del Internet de las Cosas, la información recogida por un coche llegará al colectivo para perfeccionar su funcionamiento. Sin embargo, este tipo de sistemas distan mucho de ser la panacea a la movilidad urbana y periurbana proclamada por sus impulsores. De hecho, por muy eficientes que sean los vehículos autónomos no resolverán el problema de los atascos.
Entender cómo se forman los atascos
Aunque todos los atascos consisten en una retención de vehículos detenidos, no todos los atascos tienen el mismo origen. Podemos definir dos tipos distintos:- El atasco por embotellamiento. Un número excesivo de vehículos tratan de acceder a una vía menos ancha de la actual. Por ejemplo, para pasar de una autopista con tres carriles a una con dos.
- El atasco fantasma. Curiosamente, no necesita ni embotellamiento ni alta densidad de tráfico. Surge cuando un vehículo se pega tanto al de delante que se ve obligado a frenar bruscamente, trasladando esta necesidad a los vehículos que le siguen.