Autor | Lucía Burbano
Uno de los puntos calientes de la movilidad urbana es la convivencia entre peatones y vehículos motorizados. Hace más de un siglo, los coches tal y como los conocemos eran minoría frente al número de personas que se movían a pie por las ciudades. Hoy, sin embargo, miles de millones de estos vehículos circulan por todo el mundo.
Cuando hablamos de movilidad e infracciones solemos pensar en aquellas perpetradas por los conductores, no por los peatones. Estos últimos, no obstante, no están libres de culpa, sobre todo aquellos que practican el jaywalking.
¿Qué significa jaywalking?
Jaywalk, que puede traducirse como ‘cruzar imprudentemente’, es el acto de atravesar una vía transitada en un punto no apto, o incluso peligroso, para los peatones en lugar de hacerlo por un paso de cebra habilitado para tal uso.
Este concepto no existe en todos los países ni jurisdicciones. Sí hay un tratado común, la Convención de Viena sobre Señalización Vial, que estandariza el sistema de señalización que se utiliza internacionalmente. Sin embargo, cada país puede incluir o no ciertos términos y establecer penas si estos se incumplen, como es el caso del jaywalk.
En países como Zimbabue, Kazakhstan, Singapur o Polonia, los reglamentos sí lo recogen y están expresados como infracciones por parte del peatón con las consecuentes multas. Otras naciones no especifican el término jaywalking pero sí establecen la prohibición de cruzar o pasear por vías como autopistas o autovías, donde los vehículos transitan a altas velocidades.
Porque el jaywalking es ilegal
Básicamente, por una cuestión de seguridad viaria, tanto para los peatones como para los vehículos. En Singapur, si un peatón es reincidente, puede ser condenado a tres meses de cárcel, aunque raramente se llega a este extremo.
En Estados Unidos, casi el 60% de las muertes de peatones ocurren por cruzar en zonas no permitidas. Normalmente, esto sucede porque la persona en cuestión elige la opción más directa para cruzar de una acera a otra, y esta muchas veces no se realiza en el paso de peatones al situarse a varios metros de distancia. También puede suceder que estos accesos estén bloqueados por vehículos aparcados, lo que obliga al peatón a cruzar por un tramo menos seguro.
De ahí que planificar la movilidad, la infraestructura de transporte y los derechos y deberes de los peatones y de los distintos vehículos públicos y privados es fundamental para una convivencia segura dentro de las ciudades.
Origen e historia del jaywalking
La aparición de los vehículos a motor significó la creación de un nuevo marco regulatorio para establecer esta convivencia entre estos, los coches de caballos y los peatones. La primera referencia conocida al jaywalking fue en Estados Unidos en 1905 para denominar a aquellos vehículos que no circulaban por el lado de la calzada que les correspondía, denominados ‘jaydrivers’.
La referencia a los peatones y el término ‘jaywalker’ surgió unos años más tarde, en 1909, cuando el periódico The Chanute Daily Tribune, del estado de Kansas, publicó un artículo donde se alertaba a los ciudadanos de que debían prestar atención al cruzar la calle, ya que se estaban convirtiendo en "una molestia" para el tráfico.
Con el paso de los años y el incremento del número de vehículos en nuestras ciudades, esta expresión ha evolucionado de acto molesto a uno ilegal.
Solucionar el jaywalking con tecnología
Aproximadamente, unos 12 millones de peatones son atropellados anualmente. El primer incidente registrado fue el de la peatona Mary Driscoll en 1896 en Londres, hecho que comenzó el debate sobre cómo lograr una movilidad segura que todavía hoy es motivo de discusión.
Más de un siglo después, muchas ciudades buscan respuestas en distintas tecnologías:
Reconocimiento facial con Inteligencia Artificial (IA)
En 2018, la ciudad china de Shenzhen instauró un sistema de vigilancia con reconocimiento facial con IA para identificar a los infractores. La polémica, sin embargo, se desató cuando la ciudad decidió mostrar sus caras en las pantallas instaladas en los cruces de sus avenidas principales, como si de criminales se tratara.
Sistemas de videovigilancia y big data
Otras soluciones buscan entender la raíz del problema para mejorar la movilidad urbana e incrementar la seguridad del peatón. Empleando cámaras y otros datos como la colocación de los pasos de cebra, de dónde provienen los peatones que cruzan o de la propia circulación, la gestión de la infraestructura viaria y del tráfico puede mejorar sustancialmente.
Vehículos autónomos
Aunque aún se encuentran en fase de prueba, la teoría afirma que los coches autónomos conducen con mayor precaución que la mayoría de los conductores, siendo capaces de percibir si un ser humano está cruzando delante del vehículo y frenar para evitar una posible colisión.
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