Autor | Eduardo BravoUno de los objetivos de las ciudades inteligentes es la optimización de los recursos y el ahorro de energía. Sin embargo, en la actualidad son muchas las urbes que todavía encienden su alumbrado público utilizando temporizadores o sensores de luz ambiente. Unos dispositivos que, si bien permiten acotar las horas en que están encendidas sus luces, no alcanzaban a modular su intensidad. De esta forma e independientemente de la afluencia de vehículos o personas, en todos los lugares y durante todo el tiempo de encendido, se mantiene la misma cantidad lumínica.Por si no fuera suficiente, esta situación, además del gasto innecesario de energía, provoca un mayor desgaste de las infraestructuras y genera una contaminación lumínica que interfiere en el descanso de los residentes y pone en riesgo el bienestar de la fauna y la flora de la zona.La situación no pasa desapercibida a los ciudadanos hasta el punto de que, según una encuesta realizada en los Países Bajos, el 61% de la población consultada es partidaria de que el alumbrado público baje su intensidad durante la noche. El problema surge a la hora de conciliar la atenuación de la luminosidad con la seguridad de los ciudadanos que, por gusto o necesidad, transitan por las calles de noche.Para solucionar estos problemas, la empresa Luminext ha desarrollado un nuevo sistema de alumbrado urbano que modula su intensidad lumínica según las necesidades de los ciudadanos. El sistema, que puede ser programado de manera remota desde un centro de control, permite a las autoridades de la ciudad elegir qué farolas son las que se deben atenuar según las zonas en las que están ubicadas.Hecho esto, y gracias a unos sensores de movimiento y densidad de tráfico, las farolas alcanzan su intensidad máxima cuando pasan por su zona de influencia personas o vehículos, regresando al punto de menor intensidad cuando ya no es necesaria tanta visibilidad. Además, dependencias policiales y oficinas de tráfico pueden devolver las farolas a su intensidad máxima en caso de accidente o emergencia.De todas las posibilidades de este sistema, no obstante, la más llamativa es la implementada en el parque Atlas, situado en el puerto de Ámsterdam. Gracias a la aplicación móvil GeoLight, son los propios ciudadanos que pasean, corren o montan en bicicleta por esa zona de la ciudad los que controlan la luz de las farolas desde su teléfono inteligente. De esta forma mejoran la visibilidad, generan un ambiente que contribuye a garantizar su seguridad personal pero, tan pronto como han superado las farolas, estas atenúan su luz.Todas las farolas de la zona del puerto cuentan con tecnología LED y están alimentadas con paneles de energía solar y molinos eólicos, lo que a su vez permite que sean autónomas de la red eléctrica general en condiciones óptimas, con el consiguiente ahorro de cableado e instalación que ello supone.Los beneficios son tales que han hecho que las autoridades decidan ampliar el proyecto de forma paulatina. A las apenas cuarenta farolas que pueden ser controladas por móvil en la actualidad, en los próximos meses se sumarán todas las restantes de la zona del puerto y, posteriormente, comenzarán a implantará en otras zonas de la ciudad.Imágenes | Cuetor59 Na4ev Romedius33 Skitterphoto
¿Cómo están enfrentándose las ciudades europeas a las restricciones de gas?