Autor | Jaime Ramos
En la actualidad, el concepto de ciudad inteligente resulta inseparable del de la gestión masiva de datos. El Big data se ha convertido en la llave de acceso a diversas tecnologías que otorgan oportunidades históricas en el ámbito urbano. La asimilación institucional de los datos requiere de una planificación y estrategias certeras en función de las prioridades locales.
DATOS Y CIUDADES INTELIGENTE: EL VERDADERO SIGNIFICADO
La gestión de datos desde la perspectiva urbana constituye una relación fundamental para la aplicación de tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial, el IoT o el Blockchain. Los datos contribuyen a un mejor auto-conocimiento de los procesos de las ciudades, de modo que es posible identificar y aplicar soluciones a problemas de, hasta ahora, difícil solución. La utópica desaparición de los atascos es un ejemplo recurrente.
Simplificando, se puede afirmar que sin estas estrategias los coches autónomos o los metaversos “urbanos” jamás alcanzarían su plenitud. En realidad, ignorar la importancia de la gestión, gobernanza y el potencial del Big data vetaría el acceso a una serie de instrumentos y servicios fundamentales que servirán para acometer los desafíos urbanos actuales.
TIPOS DE DATOS EN LAS CIUDADES INTELIGENTES
Entendamos la ciudad como un ser vivo. A través de nuestros sentidos nos llegan a diario millones de estímulos que son clasificados, filtrados y procesados en función de determinadas prioridades biológicas. Por ejemplo, no gestionamos de igual modo una nota Mi bemol en mitad de una sonata para piano; que la proveniente del claxon de un vehículo.
Una gestión y gobernanza de datos urbana eficaz emula un modelo similar. Utiliza la recolección masiva de información para implementar sus procesos. Así, la ciudad recopila información a través de “sus sentidos”. En términos de datos, encontramos algunos como:
- Datos energéticos. Relacionados con los flujos de energía procedentes de las smart grids.
- Datos sobre uso de recursos y procesos urbanos. Los que otorgan la red de suministro de agua o la gestión residual.
- Datos de movilidad. Vinculados a los sistemas de transporte, tanto vehículos, como infraestructura.
- Datos de seguridad. Por ejemplo, los asociados a imágenes procedentes de CCTV.
- Datos recopilados vinculados a los servicios públicos locales y regionales, como los relacionados con los servicios sanitarios.
BENEFICIOS DE UNA ESTRATEGIA DE DATOS EFECTIVA
El Bloomberg Center for Government Excellence en la Universidad Johns Hopkinsreconoce cinco beneficios directos para las ciudades que cuentan con estrategias de gestión de datos:
- Convierten las promesas en fortalezas urbanas.
- Fomentan la aplicación de otras estrategias.
- Mejoran el desempeño institucional y administrativo, lo que acarrea mejores servicios.
- Alinean las capacidades de las plantillas con las necesidades urbanas.
- Contribuye a la toma de decisiones y a potenciar los liderazgos.
LA MONITORIZACIÓN DEL CONSUMO DE AGUA EN COPENHAGUE
El énfasis por alcanzar esos beneficios hace que los ejemplos en la gestión y gobernanza eficaz se sucedan a día de hoy. Entre las referencias, podemos fijarnos en cómo la agencia pública Frederiksberg Forsyning de Copenhague ha aplicado el big data para incrementar el ahorro de agua y de emisiones contaminantes.
Este caso resulta paradigmático desde el punto de vista de los datos. Y es que, los responsables de la agencia identificaron la necesidad de formalizar una red propia de recopilación y monitorización de consumos para salvar recursos.
RIESGOS Y AMENAZAS EN LA GESTIÓN DE DATOS
Casos como este enfatizan la importancia de las estrategias con la gestión masiva de datos en el ámbito urbano. Resulta una asignatura troncal e imprescindible, con un potencial todavía por descubrir. Eso sí, los desafíos de su gobernanza también están sobre la mesa. Discriminación, ciberamenazas o pérdida de privacidad denotan la necesidad de acotar un marco normativo.
Imágenes | Freepik/evening_tao, Freepik/rawpixel.com