Autor | Jaime Ramos
¿Es ponerse en forma una moda contemporánea? En realidad, no. Aunque no lo parezca, la cultura deportiva se remonta varios milenios y su origen se vincula al surgimiento de las ciudades. Entonces también se consideró como un valor de salud y bienestar para los ciudadanos.
Las polis griegas integraban espacios deportivos hace más de 2.500 años. En nuestros días puede resultar increíble que estos recintos contasen con una regulación propia o con la figura de entrenadores profesionales y públicos, los gimnasiarcas.
Gimnasios urbanos o cómo ponerse en forma en la ciudad
Curiosamente, no ha sido hasta las últimas décadas que las ciudades se han adaptado para integrar el deporte en la esfera pública. Si el siglo XX sirvió para consolidar una serie de especialidades deportivas alineadas en torno a una industria propia, las ciudades actuales aspiran a filtrar intereses privados y elevar la salud de la población como un servicio público.
Este es el contexto en el que han resurgido los gimnasios urbanos. Se trata de una red de infraestructuras que las ciudades despliegan de forma muy heterogénea a través de parques, recintos específicos o moldeando infraestructuras que favorezcan la actividad.
Por qué es importante crear espacios deportivos
Los gimnasios urbanos cumplen diferentes funciones. Sin embargo, por encima de las mismas, se encuentra la batalla entre una masa poblacional activa o inactiva. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física causa unas 600.000 muertes prematuras al año en Europa y una pérdida acumulada de la esperanza de vida en términos cuantitativos de 5,3 millones de años.
Para rebajar estas cifras de muertes causadas por el sedentarismo, la OMS recomienda que cada persona debe realizar semanalmente entre 150 y 300 minutos de actividad física moderada o entre 75 y 150 minutos de actividad intensa.
El ente indica que activar a la población supone un ahorro de valor incalculable para la sanidad y el transporte; incrementa la productividad económica, aumenta el nivel de satisfacción de la población o revitaliza barrios como factor de cohesión social.
El mobiliario como instrumento para crear gimnasios urbanos
En el desarrollo de espacios deportivos genuinamente urbanos interviene la planificación realizada con el mobiliario inteligente. Diferentes investigaciones confirman que los gimnasios al aire libre en espacios verdes urbanos promueven a los individuos a realizar actividad física para combatir el sedentarismo y la obesidad. Además, al ser de libre acceso estos espacios atraen a una gran variedad de personas que generalmente no realizan ejercicio físico.
La actividad física más popular en los gimnasios urbanos es caminar, porque no requiere de entrenamiento específico y ha demostrado tener consecuencias positivas en la salud de las personas.
En cuanto a los gimnasios al aire libre se ha comprobado que mejoran tanto la salud física, fomentando la fuerza muscular y la flexibilidad, como la salud mental, reduciendo el estrés y la depresión al fomentar más la interacción social. El único hándicap de los gimnasios urbanos es que es necesario conocer el funcionamiento de los aparatos de gimnasia para poder obtener el mejor rendimiento.
Parques calisténicos
En los últimos años han proliferado los parques calisténicos. Consisten en estructuras sencillas, “columpios personales”, diseñados por expertos para sacar el máximo partido el ejercicio a través del propio peso corporal.
Abren una ventana de salud física para la población más envejecida. Por eso, las ciudades, como San Antonio (Estados Unidos), dan un sentido especial a las denominadas como fitness stations. La corporación municipal apuesta de tal modo por ellos que se ha encargado de grabar y publicar 35 vídeos para explicar el funcionamiento de cada puesto (protagonizados por el exjugador NBA Antonio Daniels).
Cubos de fitness
Los cubos de fitness son gimnasios multifuncionales, portátiles que se instalan al aire libre para realizar actividades deportivas. Están inspirados en el Muscle Beach de Los Ángeles, un parque de entrenamiento al aire libre de Venice Beach centrado en el culturismo, que se ha convertido en un destino turístico para los amantes de esta disciplina deportiva. Los cubos de fitness existen en varias ciudades españolas como Valencia, Alicante o Madrid donde los usuarios pueden realizar programas de entrenamiento de forma gratuita bajo la supervisión de entrenadores.
Programas de actividad deportiva
Los ayuntamientos de algunas ciudades han puesto en marcha programas de actividad deportiva dirigidos a toda la población.
En Barcelona, el programa Actívate en los parques promueve la actividad física como taichí y txi-kung en parques y jardines de la ciudad de forma gratuita durante todo el año, excepto agosto.
En Madrid el programa Deporte en la calle incluye programas de ciclismo, correr, marcha nórdica, parkour, piragüismo y triatlón con sesiones de 90 minutos gratuitas, dirigidas a toda la población. Estas actividades se desarrollan en los parques y zonas verdes de los diferentes distritos de la ciudad, con la finalidad de reducir los problemas que genera el sedentarismo y facilitar la actividad física de las personas.
Además, existen iniciativas de los servicios de sanidad de atención primaria en colaboración con los ayuntamientos para fomentar hábitos de vida saludable. Los médicos prescriben ejercicio físico como tratamiento complementario con entrenamientos supervisados por profesionales del deporte. Se ofrecen gratuitamente actividades físicas al aire libre como caminatas, taichí o marcha nórdica personas mayores, principalmente.
Clubs de fitness y running
En las ciudades también se desarrollan otras actividades deportivas en las calles o espacios al aire libre.
Proyecto Noviembre es un movimiento de fitness que se inició en Boston en 2001 y se ha extendido a más de 50 ciudades en diferentes países del mundo para promover la actividad física en la calle. Se organizan sesiones grupales matutinas y gratuitas con distintas actividades (carrera, sentadillas, burpees…) con el objetivo de mantenerse activo sin importar el tiempo que haga -de hecho, la iniciativa surgió en invierno-, construir relaciones sociales y fomentar el deporte.
En Hong Kong destacan los clubs de running con distintos enfoques: pueden estar formados por profesionales que desean mejorar la técnica y velocidad de la carrera, o tener un carácter más social para facilitar las relaciones sociales y compartir experiencias. La participación en estos clubs de corredores ha aumentado tras la pandemia, registrando un incremento del 59% el año pasado, según un informe de Strava. La mayoría de estos clubs de running ofrecen programas de entrenamiento para conseguir objetivos específicos y carreras en grupo tanto semanales como quincenales.
El lado deportivo de la infraestructura urbana
Las ciudades tratan de invitar a la actividad a través de sus infraestructuras. Ya no se persigue tan solo erigir instalaciones deportivas, sino de transformar los espacios existentes. Los parques o las zonas verdes se han convertido en escenarios imprescindibles para runners o senderistas.
Igualmente, se antoja crucial reconvertir las calles y los accesos urbanos para integrar otros modos de transporte como la bicicleta o los VMP; o los espacios fijos, como skate parks o rocódromos.
Tomemos como referencia el ciclismo en Copenhague. La ciudad se ha gastado en los últimos diez años 150 millones de dólares en infraestructura ciclista, que incluye la construcción de más de una docena de puentes. Como retorno, calculan un ahorro anual de 261 millones de dólares en gasto sanitario.
Igual que los gimnasios griegos cumplían una misión fundamental para la sociedad helenística, los recorridos verdes y la apuesta por el deporte al aire libre pueden replicar sus beneficios en las ciudades modernas, mejorando la resiliencia de las sociedades a través de un urbanismo menos agresivo, la apuesta por la salud y unos servicios sanitarios más descongestionados.
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