El reto de reordenar las ciudades ante el envejecimiento de la población

El reto de reordenar las ciudades ante el envejecimiento de la población

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Autor | Arantxa HerranzLas bajas tasas de natalidad y una mayor esperanza de vida están conllevando una inversión en la pirámide de población. Dicho de otra forma, la población de numerosos países es cada vez más anciana. Esto es algo que está cobrando especial relevancia en el entorno urbano, habitualmente diseñado para una población joven y en edad laboral.En la Unión Europea, por ejemplo, se prevé que la proporción de personas mayores sobre la población total va a aumentar significativamente en las próximas décadas. A nivel mundial ya hemos pasado de que solo el 4,97% de la población tuviera más de 65 años en 1960 a que ya sean el 8,87% del año pasado. Casi el doble.Este envejecimiento de la población y de sus necesidades particulares debe ser tenido en cuenta por las ciudades a la hora de desarrollar sus servicios. Por ejemplo, ¿cómo deben afrontar las ciudades las necesidades de las personas mayores que viven solas en sus propios hogares? ¿O de aquellos cuya situación física o mental se ha ido deteriorando y deben ser hospitalizados?

Ciudades amigables con los más mayores

Las ciudades amigables con los mayores son aquellas que diseñan y adaptan su entorno para que sea válido para cualquier tipo de persona, independientemente de su edad o capacidades. Es decir, ciudades sin barreras, diseñadas para la diversidad, inclusivas y cohesivas.Esto se tiene que trasladar a áreas tan diversas como la infraestructura vial y de transporte, que debe ser accesible y segura, y el acceso a cualquier edificio. Así, por ejemplo, ante la irrupción de nuevos sistemas de transporte (como bicicletas o patinetes), las ciudades deben tener en cuenta que el espacio público también es utilizado por aquellos ciudadanos de más edad que ya no tienen la misma agilidad física que los más jóvenes, más propensos a emplear estos nuevos transportes. O que quizá no se sientan tan cómodos utilizando medios de transporte compartidos para los que es indispensable usar una aplicación móvil.Estas ciudades amigables con los mayores también se preocupan por tener bancos en las calles o instalaciones que permitan a las personas mantenerse activas, conectadas y capaces de contribuir a la vida económica, social y cultural, según la Organización Mundial de la Salud. Dicho organismo señala además que este tipo de medidas no solo beneficia a este grupo de población, sino que fomenta la solidaridad entre generaciones dentro de las comunidades, facilitando las relaciones sociales y los lazos entre residentes de todas las edades.

Cómo conseguir albergarlos a todos

¿Cómo pueden las ciudades responder a este progresivo envejecimiento de la población? A grandes rasgos, podemos decir que hay varias áreas en las que deben centrar los esfuerzos: los espacios y edificios al aire libre, el transporte, la vivienda, garantizar su participación en la ciudad, el respeto por los mayores y su inclusión social, la salud y la comunicación son las principales.El enfoque en algunos de estos aspectos parece bastante evidente. Por ejemplo, que las calles y los edificios públicos tienen un gran impacto en la movilidad, la independencia y la calidad de vida de las personas. Para los más mayores, la accesibilidad y seguridad en estos entornos, tener espacios verdes, calles transitables, asientos al aire libre y edificios accesibles (con ascensores o escaleras con barandillas), son aspectos que les hacen la vida más fácil en las urbes. De la misma manera, tener un transporte que les permita moverse por su barrio, por su ciudad, no solo mejora su calidad de vida, sino que les permite ser más participativos. Y poder participar activamente en su comunidad (por ejemplo, a través del voluntariado) está fuertemente relacionado con la buena salud y el bienestar a lo largo de la vida.Si el lugar de residencia es algo importante para cualquier ciudadano, permitir a las personas envejecer en el lugar que elijan hará que seamos más inclusivos y respetuosos con ellas. Algunas ciudades han creado barrios diseñados específicamente para los mayores, pero, la mayoría de las personas quieren ser capaces de envejecer en el lugar que elijan y no verse “desplazados”.Este desplazamiento no tiene que ser necesariamente físico. En ocasiones, las personas mayores sienten que hay ciertos comportamientos y actitudes negativos hacia ellos. Es cierto que muchos sienten que son respetados, reconocidos e incluidos, pero a veces experimentan una cierta falta de consideración en la sociedad. Por eso las ciudades pueden promover actividades intergeneracionales para que las generaciones más jóvenes y mayores aprendan unas de otras.Además, y pese al auge de las tecnologías de información y comunicación, las ciudades no deben olvidar que los más mayores pueden sentirse perdidos con estas herramientas, que pueden convertirse en un instrumento de exclusión social. Por eso, se recomienda que hagan que la información relevante sea accesible para las personas mayores con capacidades y recursos diferentes.Imágenes | Immortal Shots, Oleg Magni, Matthias Zomer

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