Autor | Jaime Ramos
En el corazón del condado de Cornualles, allí donde Inglaterra se agota en sus tierras más suroccidentales, se erigen cinco enormes cúpulas geodésicas de aspecto blanquecino. La más grande de ellas alcanza los 55 metros de altura, 100 de ancho y 200 de largo. Parece una suerte de recinto de terraformación galáctica, solo que sin salir del planeta Tierra.
El complejo responde a la denominación de Proyecto Edén y, por su espíritu de unión entre ser humano y naturaleza, bien podría hacer las veces de cápsula colonizadora de otros mundos (tal y como lo fue en su día el proyecto Biosfera 2. Y es que eso es lo que pretende Edén: la sostenibilidad y la preservación los ecosistemas terrestres.
¿Qué es el Proyecto Edén?
El Proyecto Edén se materializa en un complejo que contiene los dos invernaderos más grandes del mundo. Cada uno de ellos se encuentra dedicado a un bioma. Es decir, a una porción terrestre que aúna todas las características biológicas y geológicas. En Edén se dan cita dos: uno tropical y otro mediterráneo.
Aparte de esto, aquellos que visitan Edén se topan con estructuras monumentales que inciden en esa cultura (o culto) hacia lo natural y edificios cuya finalidad principal es la divulgación. No en vano, el Proyecto Edén se conformó como una organización benéfica por la conversación medioambiental.
Con todo, muchos no saben si categorizar el proyecto como una reserva natural inteligente o un parque temático medioambiental con una excusa inmejorable. Quizá posea algo de ambas concepciones.
Quién promovió el Proyecto Edén
El Proyecto Edén fue ideado por Tim Smit, arqueólogo y productor musical que, tras trabajar en los decimonónicos jardines perdidos de Heligan en los años 90, redirigió su vocación al que sería el proyecto cúspide de su carrera. La primera visualización de su empresa tuvo lugar en una servilleta en un pub. Al tiempo que reunía a un equipo de expertos medioambientales, derivó la ejecución arquitectónica de Edén en la prestigiosa firma Grimshaw Architects. El complejo se inauguraba el 17 de marzo de 2001.
¿Dónde está el Proyecto Edén?
El lugar elegido se encontraba a escasos dos kilómetros de St Blazey, entre este pueblecito y St. Austell. Más que elegir el sitio, fue la localización la que cautivó a Smit. Existía allí una cantera abandonada de caolín, que conformaba un particular paisaje lunar acostado sobre un colchón arcilloso.
El lugar no se limitó solo a inspirar a Smit, también hizo lo propio con el equipo que reunió. Durante los dos primeros meses de trabajos de construcción llovió todos los días, inundando la antigua mina. Los ingenieros responsables vieron la oportunidad de diseñar un sistema subterráneo de drenado para la reutilización de las aguas que contribuye a la preservación de los ecosistemas. La mitad del agua consumida por Edén proviene de este sistema.
¿Cómo se construyó el Proyecto Edén?
La adaptación de la antigua cantera dio paso a más de 50 hectáreas reacondicionadas para albergar el sueño de Tim Smit. Necesitaron un relleno de más de 85.000 toneladas de tierra. Más de 46.000 postes conformaron la estructura de las cúpulas, fijando un nuevo récord Guinness arquitectónico.
El material empleado en la construcción de las mismas, el etileno-tetrafluoretileno, es otro guiño al espacio, pues fue concebido para su resistencia aeroespacial. Resiste temperaturas extremas, corrosión y es más ligero que el vidrio.
¿Cuánta vegetación contiene el Proyecto Edén?
El interior de los domos geodésicos esconde, verdaderamente, un rincón paradisiaco en el que confluyen ecosistemas tropicales de África, Sudamérica y Asia, por una parte, y por otra el paisaje vegetal característico del Mediterráneo propio, no solo de los lugares que baña este mar, sino también de California y el oeste australiano. Reúne en total 3.000 especies de vegetales diferentes.
Aparte de las variedades foráneas, Edén también se ha centrado en la conservación de la flora autóctona, aprovechando incluso las ventajas en la interrelación de especies.
¿Cuál es el propósito de una ciudad sostenible?
El objetivo primigenio del Proyecto Edén no es solo la conservación y la concienciación, sino también explorar el modo de integrar las pisadas del ser humano en los diferentes ecosistemas sin riesgos medioambientales.
Por eso, en el ámbito vegetal, se investiga y se aplica el modo de aprovechar los cultivos para fines alimenticios, medicinales, energéticos y de construcción.
Retomar el vínculo con la naturaleza
Las palabras de Smit contribuyen a entender el vínculo medioambiental que persigue el proyecto: "El Proyecto Edén tenía que recuperar aquella sensación de asombro que debió embargar al doctor Livingstone ante las cataratas Victoria. Si queremos atraer a la gente a la naturaleza y embarcar a los niños en la recuperación del planeta, lo mejor que podemos hacer es despertar en ellos la sed de aventura".
Fomentar la investigación medioambiental y educativa
Esta vocación hace que el Proyecto Edén haya conseguido una influencia considerable en el ámbito educativo de Reino Unido. No solo recibe la visita de 50.000 alumnos al año, sino que, además, los investigadores contribuyen con los profesores del país en la elaboración del currículo educativo.
Esta actividad tiene su propia sede en el edificio Core, erigido en 2005 anticipándose en su diseño a algunas de las necesidades de sostenibilidad más actuales.
Apostar por la sostenibilidad
El complejo ha ido perfeccionándose con los años desde 2001. Si el asombro y respeto por la naturaleza vegetal inspiraba sus primeros años, el paso del tiempo ha llevado a los impulsores del Proyecto Edén a dirigir sus acciones hacia la sostenibilidad.
Un ejemplo de esto lo encontramos con las soluciones energéticas que Edén ha ido incorporando, basadas en fuentes renovables. La última de estas iniciativas es la construcción en las instalaciones de una planta de energía geotérmica, avalada por el gobierno de la región y la Unión Europea.
El proyecto pretende aprovechar la mayor temperatura subterránea. Así, se trabaja en la puesta a punto de un circuito que devuelva tras su inyectado el agua del subsuelo a 180° C. A su vez, esta se emplearía en la producción de energía eléctrica.
H2 ¿Qué coste tuvo el Proyecto Edén?
El coste inicial de Edén superó los 140 millones de libras. Esa cantidad fue financiada por entes nacionales e internacionales como la Comisión del Milenio, los fondos de la Unión Europea, la Agencia para el Desarrollo Rural del Suroeste de Reino Unido. También se usaron los fondos sociales previsto por los gestores de la lotería británica.
Tras este primer impulso económico, el proyecto parece arrojar rentabilidad económica. Sus gestores reconocen que son necesarios entre 1,5 y 2 millones de libras al año en cuestión de mantenimiento. Esa cantidad equivale a la recaudación por el millón de entradas vendidas en 2019. Estas cuentas han venido acompañadas en los últimos años de cierta polémica por los elevados salarios de algunos de los responsables.
¿Sería rentable crear un Proyecto Edén en otros lugares?
¿Merece la pena emular este proyecto en otras partes del globo? ¿Qué podría aportar desde el punto de vista de la sostenibilidad? En realidad, hay planificados algo más de diez Proyectos Edén repartidos entre Reino Unido y otros países como Estados Unidos, China, Australia o Chad.
Ahora bien, cómo de beneficiosas serán esas réplicas. No podemos obviar que el Proyecto Edén no supone un impulso estructural para las dinámicas urbanas, sino que es más bien un escaparate.
Allí se llama a la acción sobre la necesaria sintonía entre la acción humana y la naturaleza, pero también se nos invita a probar su tirolina de 600 metros, ha sido una localización icónica de una película de James Bond y sede de festivales y conciertos de música. En la actualidad, se espera la edificación de un hotel de 109 habitaciones.
Todo ello resulta bastante positivo desde el punto de vista de la rentabilidad, pero poco aporta a la idea primigenia de conservación de ecosistemas.
Imágenes | A1personage CC, JuliesNotebook CC, Zero1752, Julian Vernot CC (1), Julian Vernot CC (2)
