Autor | Lucía Burbano
A menudo, la arquitectura refleja la ambición humana, especialmente cuando hablamos de rascacielos. El edificio Chrysler, icono neoyorquino y del diseño Art Déco, es el espejo de la personalidad del magnate Walter Percy Chrysler pero también nos sitúa en un momento muy concreto de la historia de Nueva York: los locos años veinte.
Historia del Edificio Chrysler
El edificio Chrysler fue una iniciativa del magnate del automóvil Walter Percy Chrysler, que siguiendo la tendencia que comenzó unas décadas atrás, se propuso plasmar a través de la arquitectura la grandeza de su empresa. En 1928, año en el que se inició su construcción que duraría dos años, la industria del automóvil norteamericana vivía, además, sus años dorados.
Curiosamente, a principios de 1929, Nueva York vivió la denominada "carrera hacia el cielo", una competición entre promotores inmobiliarios de todo Manhattan para ser los primeros en coronar el skyline neoyorquino con el edificio más alto. Durante su construcción, su famosa espiral se escondió en su interior para que su altura final fuera un secreto para sus competidores.
Con sus 319 metros de altura, el Chrysler ostentó el récord de ser el rascacielos más alto de la ciudad durante once meses, hasta que el Empire State Building se hizo con este honor en 1931.
El Edificio Chrysler, la joya de Manhattan
El rascacielos se sitúa en la intersección de la calle 42 y la avenida Lexington, en el East Side de Manhattan de la ciudad de Nueva York.
Este barrio no era la zona de moda que conocemos hoy. Cuando Walter P. Chrysler decidió construir la sede de su empresa, quiso revitalizar un distrito que no estaba a la altura de su potencial. La zona alrededor de la estación de ferrocarril de Grand Central Terminal, que se encuentra a un bloque de distancia del edificio Chrysler, prometía ser un barrio comercial floreciente, pero fracasó en su intento de conseguirlo.
Chrysler creía que si podía levantar su rascacielos, el centro de la ciudad sería capaz de desarrollar todo su potencial. Estaba tan comprometido con este objetivo que rechazó el diseño original del arquitecto William van Alen porque no era lo "suficientemente opulento".
Durante su larga historia, el edificio Chrysler fue la sede de la compañía Chrysler hasta mediados de la década de 1950 y pronto se convirtió en un icono reconocido como un monumento histórico nacional en 1976.
Diseño: Art Déco con un aire automovilístico
Van Alen fue finalmente el arquitecto del edificio Chrysler. El neoyorquino había estudiado en la "École des Beaux-Arts" de París, y por lo tanto estaba muy familiarizado con el estilo que imperaba por aquella época, el Art Déco, que simbolizaba progreso e innovación
Los elementos más característicos de su fachada son los intrincados patrones geométricos y un homenaje al sol expresado con unos rayos solares en la corona del edificio.
Las gárgolas y águilas de la fachada imitan los adornos del capó de los automóviles Chrysler. De hecho, su diseño contiene muchos guiños al diseño automovilístico de Chrysler. Sin ir más lejos, los adornos decorativos de las esquinas del piso 31 son unas copias de las tapas del radiador del modelo de automóvil Chrysler de 1929.
Estructura y distribución
El rascacielos de 77 plantas está construido principalmente en acero y ladrillo, cuenta con aproximadamente tres millones de ladrillos colocados manualmente para las paredes del edificio con 391.881 remaches de fijación. Otro número que impresiona son sus ventanas, nada más y nada menos que 3.862 repartidas por su fachada
Como todos los rascacielos, el edificio tiene un interior de acero y muros de hormigón que lo aíslan, pero no cumplen una función estructural. El núcleo interior alberga el ascensor y los sistemas mecánicos, mientras que el núcleo exterior tiene espacio para oficinas.
El edificio Chrysler también es conocido y reconocido por su corona. El diseño de Van Alen es una bóveda de arista cruciforme construida en siete miembros concéntricos con repliegues de transición, montados uno detrás de otro.
El revestimiento de acero inoxidable está remachado en un patrón de sol radiante con muchas ventanas triangulares abovedadas, que transitan hacia segmentos más pequeños de los siete estrechos retranqueos de la fachada de la corona adosada. Toda la corona está revestida de metal plateado "Enduro KA-2", un acero inoxidable austenítico.
El edificio se levantó al ritmo de cuatro plantas por semana.
Los récords que batió el edificio Chrysler
El primero que superó los 300 metros
Aunque estaba claro en aquel momento que el edificio no ostentaría el título de edificio más alto del mundo durante mucho tiempo, sigue siendo el primero que se elevó por encima de los 300 m de altura.
Fue la estructura más alta del mundo
Superó al rascacielos 40 de Wall Street (hoy conocido como Trump Building, con 283 m) y los 300 metros de la Torre Eiffel de París (1889).
El más alto construido en ladrillo
A pesar de su antigüedad, sigue siendo el edificio de ladrillo con estructura de acero más alto del planeta, con 282 metros (sin contar su corona)
Visitar el edificio Chrysler
Aunque el edificio Chrysler no se puede visitar, se puede acceder al vestíbulo principal del edificio y apreciar la fantástica decoración Art Déco los días laborales entre las 8h y las 18h.
El magnífico mural del techo que da la bienvenida a los visitantes es un tributo a la era de la industria y la innovación que representa la construcción del edificio Chrysler. Los detalles cromados cuentan la historia de los hombres y mujeres que convirtieron a Estados Unidos en una potencia económica.
El Spirit of Saint Louis, el avión en el que Charles Lindbergh realizó su heroico primer vuelo transatlántico sin escalas, surca el cielo. El mármol africano, excéntricamente caro, crea una atmósfera de inspiración y grandeza y no deja dudas sobre las intenciones de Walter P. Chrysler al construir este icono que lleva su nombre.
Fotografías | Unsplash/Sumeru Shekhar, Library of Congress, Wikipedia Commons, Wikipedia Commons