En la película de Pixar Wall-E, el espectador disfruta con las peripecias de un pequeño robot cuyo único propósito es clasificar y empaquetar la basura abandonada por una civilización que, migrada a las estrellas, espera el día en que la Tierra deje de ser tóxica para poder regresar. Aunque su inspiración parece anclada en ideas como las teorías más catastrofistas sobre la superpoblación, particularmente aquellas divulgadas durante los años 60 y 70, la acumulación de residuos es un problema urbano realmente serio.Las dificultades en la gestión de residuos se pueden manifestar de diversas formas. También son variopintas las soluciones. Algunas, como se ilustró en la ponencia dedicada a la economía circular en el Smart City Expo World Congress 2019, pueden ser además económicamente rentables. En algunos casos se trata de buscar un aliciente monetario a una situación problemática; en otros, los más extremos, de intentar extraer posibles beneficios de lo que es un auténtico problema de supervivencia.
Cuando la basura se convierte en un peligro para la población: el caso de Singapur

La importancia de la longitud del ciclo: la rueda más pequeña gira con menos esfuerzo
