Angkor: 1000 años desde la primera gran smart city

Angkor: 1000 años desde la primera gran smart city

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Autor | M. Martínez Euklidiadas

Hace más de mil años el Imperio jemer se erigió al sureste de Asia. Ocupaba toda la actual Camboya y Laos, buena parte de Tailandia, un poco de Vietnam y algo (aunque no mucho) de territorio de la prefectura de Xishuangbanna (China). Su centro religioso, Angkor, con ciudades-templo como Angkor Wat y Angkor Thom, presentaban un avanzado nivel de ingeniería hidráulica. Pueden considerarse una de las smart cities más antiguas de la civilización.

Historia de la ciudad ‘perdida’ Angkor

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El error occidental de la ciudad perdida de Angkor se inició en 1860. Mientras cazaba mariposas, el naturalista francés Henri Mouhot encontró sin querer el templo de Angkor Wat. Viendo la maleza cubrir buena parte del templo y que este había sido prácticamente engullido por la vegetación, decidió que debía de estar abandonado desde la caída del imperio que lo construyó. Por descontado, no era así. Desde su declive en el siglo XIV, el templo había sido ocupado por monjes budistas Theravadas.

Estos monjes reformaron durante siglos varios templos para adaptarlos del hinduismo al budismo, y vivieron allí hasta que los franceses les echaron. Occidente redescubrió Angkor, pero la población local nunca había olvidado los ‘recintos’, que se componen de varios templos del imperio jemer (como Angkor Wat y Angkor Thom), una decena de templos budistas e hinduistas construidos sobre templos anteriores y algunos baray, que son gigantescos depósitos de agua al aire libre.

¿Qué edad tiene la civilización de Camboya?

En 1953, Camboya se independizó de Francia, que la había ocupado desde 1863 controlando a la población indígena. Tres siglos atrás el Imperio jemer se desmoronaba y daba lugar a una región tan fragmentada como estaba antes del siglo IX, cuando el rey Jayavarman II (770–835 d.C.) se declaró a sí mismo chakravartin (literalmente, "amo del universo") en el 802 d.C. y empezó a conquistarlo todo.

Este rey benévolo, que pensaba que era la encarnación de Shiva, se anexionó tantas tierras como fue posible durante su vida. Empezó a construir templos en honor a sí mismo (como los faraones), con frecuencia sobre templos ya existentes. Esta tradición fue alegremente perseguida por sus herederos. Angkor Wat y Angkor Thom son dos de los templos más relevantes.

¿Quién construyó las ciudades de Angkor?

El recinto de Angkor Wat, el mismo que redescubrió Henri Mouhot y quitó a los monjes budistas, ya existía como una decena de templos dispersos. Pero fue Suryavarman II (1113-1145/1150 d.C.), que por cierto pensaba que era el dios Vishnu, quien le dio el toque que hoy se conoce. Lo reformó todo en honor a Vishnu, es decir, a sí mismo, aunque le dio unos toques de ingeniería interesantes que se estudian en la actualidad.

Angkor Thom, ubicada apenas un kilómetro al norte, se debe a Jayavarman VII (reinó durante 1150 y 1160 d.C.). A diferencia de sus precedentes, era budista. Como Angkor Wat, Angkor Thom estaba amurallada y rodeada de agua como medida defensiva. El palacio principal data de Suryavarman I (rey de 1006 a 1050 d.C.), que a su vez había reformado un templo previo. Aunque de esta ciudad destacan los grandes baray o colectores de agua, que sirvieron para alimentar la ciudad hasta que el pueblo cham la conquistó en el siglo XII.

Así era el mapa del imperio de Angkor

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Como puede observarse en el mapa del sudeste asiático en el 900 a.C., el Imperio de Angkor (rojo) se extendía a lo largo de un área que ocupa la actual Camboya y aledaños. Durante siglos fue la mayor potencia militar y comercial de la región, con Angkor en el centro.

El mapa inferior, de la página oficial del Ministerio de Turismo de Camboya, muestra en un mapa local las ciudades de Angkor Wat y Angkor Thom. Desde esta distancia puede observarse las líneas rectas y construcción con cuadrícula, tanto para las ciudades como para los templos y caminos aledaños, así como para los baray. Cada uno de estos gigantescos depósitos de agua tiene un área muy superior al de la propia ciudad.

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Baray, el sistema eficiente de gestión del agua

Con el objetivo de conservar un bien tan preciado como el agua, tanto el Imperio jemer como sus antecesores y predecesores construían enormes depósitos al aire libre llamados baray. Con una profundidad de pocos metros (a veces menos), estos embalses estaban conectados con la compleja red hidráulica de la ciudad y alimentaban los campos de cultivo y las ciudades.

En esta región hubo cuatro grandes baray, más alguno más pequeño, construidos todos para "corroborar la capacidad del rey para controlar el agua" según las investigaciones. Recordemos que se creían dioses. El mapa inferior muestra el Baray Oeste y el Baray Este de Angkor Thom, así como otros de dimensiones más modestas. Como puede comprobarse, la red hidráulica alcanzaba no solo a Angkor Wat, sino a una decena de ciudades y templos ahora desaparecidos.

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En el mapa superior se observan pequeñas regiones de tierra firme en el centro de cada baray. Se trata de una plataforma central llamada Mebon accesible a menudo por una carretera semisumergida. Aunque el acceso general era en barco, motivo por el cual el mebon tiene un pequeño embarcadero. En el mebon suele haber templos dedicados a dioses como Shiva o Vishnu.

Ingeniería ancestral y redes de canalización

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Aunque durante un tiempo se pensó que esta red hidráulica había sido construida durante las últimas fases del imperio, la realidad es que fue evolucionando durante siglos. Mucho antes del Imperio jemer algunas de estas canalizaciones ya existían en la zona. Cada rey añadía unos pocos kilómetros y nuevos depósitos, o ampliaba los existentes. La fuerza de trabajo necesaria para tallar uno solo de estos baray fue enorme.

Se sabe que varios de estos baray fueron abandonados tras riadas o fallo de los diques de contención. Y lo mismo ocurrió con muchos templos que no han sobrevivido hasta nuestros días. De lo que no cabe duda es que el manejo eficiente del agua supuso para el Imperio Jemer un enorme punto de apoyo a la hora de controlar la región.

Sin su vasta red de aguas habría sido imposible alimentar al creciente imperio. Conectados a los baray no solo había templos y lugares de ceremonia. Los campos de cultivo y las fuentes públicas dependían de estos ‘acuíferos de superficie’, que fueron durante siglos tecnología hidráulica puntera. Toda una smart city de la época.

Imágenes | iStock/Kintarapong, Rowanwindwhistler, Ferneley et al., iStock/AlexeyPelikh, Paul Szewczyk

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