Autor | Patricia M. LicerasLejos de ceñirse a Internet, la omnipresente Google diversifica su actividad con el diseño de coches autónomos y dedicándose a la investigación sobre la salud y longevidad humanas. Sus actividades la han convertido en una megacorporación con necesidades distintas a las de prácticamente cualquier otra gran empresa, y por este motivo se encuentra ahora inmersa en el diseño y la construcción de urbes. Alphabet, la compañía paraguas bajo la que están englobadas tanto Google como otras firmas asociadas, está creando la primera ciudad inteligente del mundo en Toronto (Canadá).Concretamente, lo está haciendo en su distrito costero, una zona de 4,8 hectáreas totalmente desurbanizada y que antaño tuvo mucho movimiento debido a la actividad industrial portuaria.Lo cierto es que la idea de Google no es nueva. Los grandes intentos de crear ciudades inteligentes en América del Norte se remontan a la década de 1960, cuando Walt Disney soñó con el Prototipo Experimental de Comunidad del Futuro, EPCOT (por sus siglas en inglés), una urbe del futuro en Florida sustentada por la tecnología.En este plan para crear un referente de modelo de vida urbana para el siglo XXI desarrollado por Sidewalk Labs, la filial de Google que busca aportar soluciones tecnológicas para mejorar la vida de los ciudadanos, hay dos áreas clave. Por un lado, Quayside, a orillas del Lago Ontario, que albergará viviendas, comercios y oficinas con espacio para 4.500 habitantes que podrán optar por alguno de los 3.900 puestos de trabajo que se prevén. Google, obviamente, será la primera en abrir oficinas allí. Según las estimaciones de Alphabet, el distrito de Quayside estará terminado en 2022, con la posibilidad de recibir los primeros habitantes a finales de ese año. Por otro lado estará la zona del río, donde se quieren levantar cinco colonias residenciales.
El patinete eléctrico y los coches autónomos como solución a la movilidad
Ambos distritos están siendo diseñados bajo conceptos ecológicos. Se podrán encontrar extensas zonas verdes y medios de transporte ecológicos que priorizarán a peatones, ciclistas y usuarios de coches autónomos para reducir la contaminación. De hecho, la idea es recortar en un 89% los gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera. También se aspira a que las viviendas -modulares y de madera- tengan un precio un 40% inferior al de mercado.Pero si algo caracterizará a esta ciudad futurista, cuyo diseño ha llevado 18 meses de trabajo, es que estará completamente automatizada. Así, contempla medios de transporte con pilotos automáticos, un sistema de recogida de basuras robótico, aceras que se calientan solas para impedir que la nieve se acumule y sensores que indican cuándo hay que reparar un banco del parque o si la calidad del aire es la idónea. También brindará semáforos inteligentes que entienden cuándo tienen prioridad los peatones o cuándo un carril bici debe ser un acceso para viandantes. E incluso un sistema de salud capaz de avisar, en función de diferentes variables, de cuándo sea necesario acudir al médico.
Gestión basada en el big data
Sin embargo, para convertirse en la ciudad más avanzada del mundo a tantos niveles, Alphabet tendría que hacer una recopilación masiva de datos, y este es el aspecto más polémico del proyecto, por el miedo de los futuros habitantes a perder el control de su privacidad y a que se instaure en realidad una vigilancia encubierta.Ya han surgido numerosas voces críticas y la filial de Google se ha comprometido a seguir trabajando junto a los ciudadanos para que se vele por la protección de sus datos, buscando un entendimiento que contente a ambas partes. Este tira y afloja podría retrasar o modificar, cuando no paralizar, los planes iniciales de Alphabet. Un asunto delicado y que promete convertirse en especialmente controvertido conforme las ciudades empiecen a explotar el big data en toda su extensión.Imágenes | Sidewalk Labs