Autor | M. Martínez Euklidiadas
¿Pueden los ladrillos de plástico reutilizado ser una solución parcial al problema de la contaminación por polímeros? El plástico como material de construcción, lo sabe cualquiera que haya pisado descalzo un ladrillo de Lego, puede soportar una tensión impresionante si la calidad es alta y el diseño es adecuado.
El plástico como material de construcción lleva sobre la mesa desde que los primeros polímeros salieron de las fábricas, y de tanto en tanto aparece una solución en forma de bloque auto-soportable que parece que solucionará todos los problemas de los residuos plásticos y la construcción. ¿Será así? ¿Podremos evitar su contaminación? ¿Puede un residuo ayudarnos a construir?
Las características de los ladrillos de plástico
Los ladrillos de construcción fabricados con plástico reutilizado o reciclado tienen características tan variadas como lo tuvieron los polímeros con los que están construidos, aunque cuentan con características que nos interesan por cuestiones medioambientales y económicas.
Según una de las últimas recopilaciones científicas, los ladrillos de plástico son muy baratos comparados con otros materiales, evitan durante un tiempo el vertido del plástico o su incineración (lo que sin duda es un punto ambiental al alargar la vida de estos materiales) y necesitan muy poca agua para su fabricación.
Además, poseen características estructurales interesantes, como que pesan poco o aguantan bastante bien los esfuerzos de compresión. Otras son más grises, como que no absorben agua; impermeabilizan muy bien, en algunos casos demasiado para usarlos en una vivienda porque no permiten la transpiración.
Ladrillos plásticos para una economía ‘algo’ más circular
Estos ladrillos están fabricados con excedentes plásticos que no sabemos cómo gestionar, y desde el punto de vista ambiental es sin duda un acierto darles una segunda vida a bajo coste ambiental. Sin embargo, la conversión de residuos plásticos en ladrillos de plástico no es circular.
A diferencia de materiales como los metales, que mantienen intacta su estructura, los polímeros se degradan con cada proceso de reutilización y especialmente reciclaje químico. Un ladrillo plástico no podrá convertirse en un ladrillo plástico. Llegará un momento, y más bien pronto, en que el material resulte inservible.
A esto se suma que los polímeros no aguantan particularmente bien el paso del tiempo. En muchas ciudades antiguas es frecuente ver fachadas de ladrillo de 1800, 1600 o antes. Pero una cubierta plástica no aguantará el envite de los elementos: el sol, la humedad o el calor los deterioran rápidamente.
¿Dónde tiene sentido usar ladrillos de plástico?
Pese a estas limitaciones, u otras como el hecho de que los polímeros liberen metano al descomponerse o puedan llegar a contaminar las aguas si se acelera su deterioro —las envolventes plásticas tienen altos índices de toxicidad— hacen que los ladrillos de plástico tengan usos muy limitados. Entre ellos:
- El material plástico puede usarse como capa de impermeabilización en bajos de edificios o dentro de muros de áreas inundables. Evitará humedad que venga de fuera, aunque no evitará que se acumule dentro.
- El plástico tiene mucho sentido en construcción de vivienda temporal, especialmente tras catástrofes naturales. Sus desventajas ambientales y de salud a largo plazo palidecen frente al hecho de ofrecer refugio en momentos de necesidad.
- Tuberías a baja presión, no sometidas a calor o rayos solares, suponen un buen final para plástico que no podemos procesar.
- También se pueden construir elementos de carpintería como puertas, marcos de ventanas o alféizares, así como mobiliario variado que, si no es técnicamente constructivo, sin duda es necesario en nuevas edificaciones.
El plástico mejor usado es el que no se produce
En 2020, la masa antropogénica (plásticos incluidos) superaba el peso de toda la vida en el planeta. Aunque suponían aún una pequeña fracción (8 Gt frente al total de 1154 Gt), fabricar polímeros supone un problema ambiental. En parte porque, a diferencia de un agregado, que podemos moler para fabricar otro, el plástico alcanza rápidamente el número de vidas que puede tener.
Sí, es posible reutilizar o reciclar algunos (pero no todos) los polímeros para fabricar materiales de construcción, pero este es un parche temporal ante un material que carece de función una vez usado (a veces, una única vez, como las botellas PET), no una solución a largo plazo.
Los estudios científicos nos dicen que, antes de incinerarlo al final de su vida útil —así se emite menos impacto que abandonarlo en vertederos— lo ideal es reutilizar el plástico tantas veces como nos sea posible, pero que la solución es dejar de fabricarlo en primera instancia. Construir con plástico no es circular, pero al menos alarga la vida útil del modelo lineal y, sin ser sostenible, sí es algo menos insostenible.
Imagen | Jasper Garratt