Autor | Lucía Burbano
El ámbito de la micromovilidad se caracteriza por una gran inestabilidad marcada por la financiación de sus compañías y unos planes que no siempre tienen en cuenta los reveses regulatorios. Madrid, por ejemplo, es solo una de las urbes que en los últimos meses ha tomado medidas para restringir el uso del patinete eléctrico, cuya aparición repentina ha pillado desprevenidas a muchas ciudades. ¿Cuáles son los motivos de estas restricciones?
El auge de los patinetes eléctricos
A menudo señalados como los integrantes más polémicos” de la micromovilidad, la integración de los patinetes eléctricos en las ciudades no está resultando sencilla por varios motivos:
- Circulación y aparcamiento: ni peatones ni coches quieren compartir su espacio con los patinetes eléctricos.
- Accidentalidad: En el Reino Unido, en junio de 2022 se habían producido 349 colisiones frente a las 978 en el mismo período del año anterior. Los accidentes de tráfico en Italia relacionados con el patinete eléctrico aumentaron casi un 40% en 2022, según el instituto de estadística ISTAT.
- Seguro obligatorio para Vehículos de Movilidad Personal (VMP): en Francia y Alemania es obligatorio, en España entrará en vigor a partir de 2024 e Italia lo está tramitando.
Sin embargo, el patinete eléctrico presenta una serie de ventajas beneficiosas para la movilidad urbana:
- Aliados contra la descarbonización: se trata de VMPs cero emisiones y, por tanto, un recurso móvil para reducir la polución urbana.
- Alternativa al coche: en distancias cortas, los patinetes eléctricos se han convertido en una opción bastante realista. Este estudio realizado en Alemania concluye que entre un 10%-15% de desplazamientos individuales podrían realizarse con este medio de transporte.
Madrid: prohibir los patinetes eléctricos en el transporte público:
Primero fue Barcelona y ahora Madrid. Ambas ciudades han prohibido el uso de patinetes eléctricos en el transporte público por el mismo motivo: la explosión de sus baterías en el metro, en el caso madrileño, y en los ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, en el barcelonés. En Madrid, el incidente sucedió en febrero, y el pasado mes de octubre, el Área Metropolitana de Barcelona anunció que prorroga indefinidamente esta medida que iba a durar seis meses.En Madrid, la prohibición se mantendrá hasta que se “verifiquen completamente las condiciones de seguridad de este tipo de elementos en el transporte público”, anunció el Consejo de Administración del Consorcio Regional de Transportes (CRTM).
El quid de la cuestión radica en las baterías de litio, que pueden tornarse inestables debido a su mal uso. Su manipulación para incrementar la velocidad, el no utilizar cargadores compatibles o la exposición a agua y golpes puede convertirlas en peligrosas.
Una reacción global contra los patinetes eléctricos
París saltó a la palestra con la convocatoria de un referéndum para preguntar a sus ciudadanos si querían patinetes eléctricos de alquiler en su ciudad. Ganó el no con más de 80%, aunque solo 103.000 personas de las más de un millón con derecho a voto ejercieron este derecho.
Copenhague prohibió en 2020 su uso en el centro de la ciudad, aunque un año después cambió de opinión tras negociar una serie de medidas con los operadores: cada uno estará limitado a una flota máxima de 800 vehículos en el centro de Copenhague.
En Riga, el Parlamento letón votó una serie de propuestas de enmienda presentadas por el ayuntamiento a la Ley de Tráfico. Las propuestas quieren otorgar a los consistorios la potestad de regular y controlar el uso de patinetes eléctricos, ya que actualmente se sienten limitados a la hora de regular su uso.
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