Autor | Arantxa HerranzAlbergar una competición deportiva como unas Olimpiadas hace que los ojos de medio mundo se fijen en ti, pero también son un evento con un alto coste. Se calcula que los Juegos de Río 2016 supusieron un desembolso de 13.100 millones de dólares como mínimo. Los de Londres, cuatro años antes, rondaron los 14.600 millones, mientras que en Pekín se invirtieron 42.000 millones.Por eso, se premia que en la concepción y diseño de todas las instalaciones que son necesarias para ser sede de unas Olimpiadas (no solo deportivas, también de alojamiento entre otro tipo) se prevea qué hacer con todos los edificios una vez clausurada la competición. Hay muchos y variados ejemplos de algunas buenas prácticas en la materia.
Un plan de sostenibilidad como base
Desde que lanzara su candidatura, Tokio ha tenido como base la sostenibilidad en un sentido amplio. No solo desde el punto de vista de la reutilización de las instalaciones, sino del uso de energía y el tratamiento de los residuos que, inevitablemente, se generan.De hecho, los Juegos de Tokio 2020 establecieron cinco temas principales de sostenibilidad en los que trabajan todos los organizadores. También se formuló el Código de Abastecimiento Sostenible de Tokio 2020 como una herramienta para garantizar la sostenibilidad en todas las cadenas de suministro de productos y servicios que Tokio 2020 adquiere.¿Cómo se está consiguiendo la meta de ser el evento olímpico más sostenible? Con innovaciones como carreteras cuyo pavimento absorbe el calor y el agua, que facilitarán que el evento sea neutral en carbono. Mejor aún, estas carreteras también podrían ser adoptadas por otras ciudades que buscan mitigar los riesgos climáticos. Otras herramientas establecidas para estos Juegos de 2020 son uniformes hechos de plástico reciclado y zonas frías para que los peatones escapen del clima cálido.También se sabe que todas las medallas estarán hechas de metal extraído de productos electrónicos de consumo reciclados, entre ellos unos 6,2 millones de teléfonos móviles. La antorcha olímpica, asimismo, está fabricada con desechos de aluminio y los podios estarán elaborados a partir de restos reciclados de plástico doméstico y marino.La electricidad para los Juegos provendrá de fuentes renovables, incluido el hidrógeno que se utilizará en la aldea de los atletas y para impulsar vehículos, entre ellos autobuses y automóviles que transportarán a los funcionarios entre las instalaciones. El horario de algunos eventos se programará según el calor que pueda hacer y el pavimento estará realizado con un material a base de resina que puede reflejar los rayos infrarrojos, reduciendo así la temperatura de la superficie en la carretera hasta 8 grados.
Cinco grandes áreas de trabajo
Acotando de forma más concreta las áreas de actuación, ante el reto de ser las Olimpiadas más sostenibles, los organizadores de Tokio 2020 establecieron desde el principio cinco grandes enfoques:
- Infraestructura y sitios naturales. Los lugares donde se van a realizar las actividades deportivas, pero también la infraestructura administrativa y de apoyo, deben estar pensados desde la sostenibilidad.
- Fuentes y recursos. Todos los productos y servicios por organizaciones dentro del evento deportivo deben provenir de fuentes renovables y reciclables.
- Trabajo. Esta área de enfoque se refiere a las condiciones de trabajo y oportunidades que se ofrecen a los empleados, voluntarios y contratistas del Movimiento Olímpico.
- Movilidad. No se trata solo de los impactos ambientales en forma de emisiones de gases de efecto invernadero, otros contaminantes del aire o ruido, sino también de inclusión y accesibilidad, un aspecto importante a tener en cuenta al diseñar lugares y planificar eventos.
- Clima. El propósito de este foco es gestionar las emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas con las actividades del Movimiento Olímpico, y la adaptación a las consecuencias del cambio climático.
Cabe señalar, eso sí, que estas cinco áreas de enfoque están fuertemente interrelacionadas y deben considerarse como un todo. A través de una gestión volcada en la sostenibilidad, Tokio aspira a que sus Juegos no sean un gasto puntual, sino una inversión a largo plazo.Imágenes | Aleksandar Pasaric, Yoppy, Masato Ohta