Autor | M. Martínez Euklidiadas
Unos años antes de la pandemia, la ciudad de Toronto intentó, con ayuda de Google y empresarios locales, diseñar la ciudad ideal. Nunca llegó a nada, pero movió a miles de personas y ayudó a imaginar un futuro quizá mejor pero que finalmente fue abandonado. ¿En qué consistía el sueño torontoniano y por qué el proyecto fue abandonado por las empresas y las autoridades?
Sidewalk Toronto, Quayside project: la propuesta de Google
En octubre de 2017, Sidewalk Labs (Google) y Waterfront Toronto (grupo formado en 2001 que incluye bienes raíces, finanzas y negocios, cultura sin fines de lucro y el sector público) lanzaban el proyecto Sidewalk Toronto, traducible por ‘Aceras de Toronto’ que ocuparía parte de lo que actualmente es el puerto de la ciudad.
Según los organizadores, el objetivo de este proyecto era el de “promover un nuevo modelo de desarrollo urbano inclusivo” que tuviese como resultados específicos:
- Creación de 44.000 empleos locales para 2040, en parte debido a la redensificación del puerto y cambio de uso del suelo.
- Mejora de la sostenibilidad local con la reducción del 89% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Construir un 40% de las viviendas con un precio de salida por debajo del precio de mercado, de forma que fuesen asequibles y la comunidad fuese inclusiva.
- 33% de los viajes mediante movilidad activa (caminar, pedalear) o en transporte público [para los estándares de Canadá son cifras espectaculares, aunque en otras regiones sea lo más frecuente].
- Despliegue de un ecosistema digital abierto supervisado por una entidad privada autorizada por el gobierno (pero no por el gobierno) para fomentar la innovación y proteger la privacidad.
La cronología de Quayside project
A lo largo de los 18 primeros meses, los organizadores del proyecto se coordinaron con asociaciones, empresas o el gobierno local para habilitar cierto grado de participación ciudadana en la construcción del nuevo modelo de ciudad.
Esto incluía diferentes talleres comunitarios llevados a cabo durante 2018 en los que participaba la ciudadanía, comercios locales o entidades públicas en el que los diferentes agentes podían intercambiar información.
Un año después, se publicó Toronto Tomorrow, A new approach for inclusive growth, que analizaba en tres volúmenes: la propuesta de desarrollo urbano, las innovaciones urbanas y la colaboración necesaria. Le siguió un cuarto: el apéndice de innovaciones digitales.
Sin embargo, en 2020 Daniel L. Doctoroff, fundador de Sidewalk Labs publicaba una carta de despedida: abandonaban el proyecto Quayside de Toronto. ¿Cuáles fueron los motivos?
Problema 1: El elevado precio del suelo
Un precio del suelo que no deja de crecer es, sin duda, uno de los mayores retos para los reguladores urbanos. En Toronto, y en general en todo Ontario (así como en el resto de las ciudades de Estados Unidos, especialmente en áreas que reciben o recibirán inversión), el coste de las viviendas ha crecido mucho en las últimas décadas.
De acuerdo a las estadísticas canadienses, el precio cuadrado del pie cuadrado de los condominios torontonianos pasó de 903 dólares canadienses en 2018 a los 1013 dólares canadienses en 2023; y el resultado general de este encarecimiento son pisos más pequeños, reduciéndose hasta en un 40 % de los 90 a 2017. En Toronto, el movimiento NIMBY ha evitado que se construya vivienda asequible desde hace décadas.
En la práctica, este sobrecoste ha hecho que el proyecto Quayside resulte inviable económicamente, al no poder trasladar el aumento del precio (que no coste) del suelo a los futuros inquilinos. De hecho, el proyecto nacía con el objetivo de crear vivienda asequible, algo muy difícil por la oposición vecinal existente.
Problema 2: El impacto de la COVID-19
«La emergencia sanitaria actual nos hace sentir aún más fuertemente sobre la importancia de reimaginar las ciudades para el futuro», decía Daniel L. Doctoroff en su publicación. Y, sin embargo, el impacto de la COVID-19 fue una barrera considerable.
A pesar de que uno de los factores más relevantes para la propagación de la enfermedad fueron las políticas públicas (o más bien su falta) y la tasa de hacinamiento en los hogares, no la densidad urbana, durante 2020 y 2021 hubo un movimiento reaccionario a la densificación y técnicas de infill (llenado de huecos) urbano.
El proyecto Quayside buscaba de forma específica densificar el entorno y aportar políticas de uso mixto del espacio. Estas políticas no son precisamente aclamadas por la parte más conservadora de la ciudadanía, que en este caso es la más preocupada por el valor del suelo. El uso mixto tiende a bajar el coste, y por tanto la exclusividad y el precio.
Problema 3: La inclusión no siempre es deseada por los residentes
La inclusión social es un reto de calado para las ciudades, y es que se opone a algunos instintos primarios y grupales de los humanos, que tienden a replegarse hacia aquello que conocen.
El modelo Schelling ejemplifica esta enorme dificultad cuando resume que los vecinos se quieren ir de un barrio cuando menos de un tercio de los vecinos se les parecen, o se oponen a que esa ratio baje.
En la práctica, esto implica movimientos vecinales de oposición al cambio, especialmente si este puede convertirse en un polo de atracción de personas con bajos recursos o, a la vez, reducir el precio de sus activos inmobiliarios.
El proyecto Sidewalk Toronto no tuvo un único motivo por el cual fracasó y fue abandonado. La suma de múltiples factores lo hicieron inviable en oposición a otros proyectos de pacificación, integración vecinal y usos mixtos del continente, como pudieran ser los proyectos de conversión de autopistas en vecindarios.
Imágenes | Sandro Schuh, aarten van den Heuvel, Sidewalk Labs