Autor | Elvira Esparza
En cierto modo presente desde los comienzos de la humanidad pero solo desarrollada en su actual concepción durante la última década, la economía azul propone una economía sostenible basada en los océanos. Su objetivo es aprovechar los recursos marinos de forma cabal, teniendo en cuenta que más del 70% de la superficie terrestre está cubierta por mares y océanos y solo el 7% tiene algún tipo de protección.
Para evitar el impacto negativo que la actividad humana tiene en la conservación marina y que los recursos naturales del mar se agoten, la economía azul plantea un modelo económico más respetuoso con el medio marino.
¿Cómo se define la economía azul?
El Banco Mundial define la economía azul como el uso sostenible de los recursos de los océanos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de vida y el empleo, preservando la salud de los ecosistemas oceánicos. El problema es que hemos priorizado los beneficios económicos en la explotación de los océanos lo que ha provocado su degradación ambiental. Como consecuencia de este uso se ha producido un aumento de la contaminación y la temperatura de los océanos y una pérdida de especies marinas, entre otros problemas.
Desde Naciones Unidas describen la economía azul como una forma de proteger los océanos y el medio ambiente marítimo. Esta protección está incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agencia 2030. En concreto el objetivo 14, Vida submarina, plantea conservar y utilizar los océanos y los recursos marinos de forma sostenible.
El economista Gunter Pauli fue el introductor de este concepto cuando publicó en 2010 el libro The Blue Economy, donde proponía un nuevo modelo de negocio inspirado en la naturaleza. Pauli planteaba desarrollar procesos productivos que imiten a la naturaleza, aprovechando los recursos, reduciendo los residuos y reutilizándolos para para crear nuevos productos.
¿Qué actividades engloba la economía azul?
La economía azul engloba todas las actividades económicas asociadas a los océanos desde el transporte marítimo, la pesca o el turismo costero a actividades nuevas como la energía renovable marina, la acuicultura, la minería de los fondos marinos y la biotecnología.
En términos económicos, se calcula que la economía azul genera 1,5 billones de dólares anuales en el mundo, según Naciones Unidas y engloba más de 60 millones de empleos en sectores como la pesca, el transporte marítimo, el turismo costero y la energía renovable. Las previsiones de la OCDE avanzan que la economía azul podría alcanzar los 3 billones de dólares en 2030.
¿A qué riesgos se enfrenta la economía azul?
La economía azul busca el equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación de los ecosistemas marinos. Establecer este equilibrio es complicado porque hemos explotado los recursos de los océanos de forma irresponsable durante décadas, contribuyendo a su degradación y a poner en peligro la conservación marina.
Entre los riesgos a los que se enfrenta la economía azul destacan:
- La sobreexplotación de recursos por la pesca excesiva y la extracción de recursos marinos que pueden agotar los recursos, lo que afectaría a la viabilidad económica de la pesca.
- La contaminación marina provocada por los residuos plásticos, productos químicos y vertidos de petróleo que afectan a la salud de los océanos y la vida marina.
- La acuicultura no sostenible debido a su rápido crecimiento no regulado, que puede provocar la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad.
- La alteración de los hábitats marinos por la construcción costera, la minería y la explotación del petróleo y del gas.
- La falta de gobernanza y de una regulación adecuada dificulta la gestión sostenible de los recursos marinos y costeros, generando una sobreexplotación insostenible.
¿Cómo podemos proteger la economía azul?
El primer paso es reducir el impacto negativo que las actividades humanas tienen en los océanos y desarrollar un consumo más respetuoso con el medio ambiente. Las principales acciones para proteger la economía azul se centran en:
- La adopción de prácticas pesqueras sostenibles. El consumo de pescado tiene un crecimiento anual del 3%, lo que plantea la necesidad de crear áreas protegidas y limitar la cantidad de peces que se pueden extraer del mar. El Tratado de Alta Mar tiene el objetivo de colocar el 30% de los océanos en Áreas Marinas Protegidas (AMP) en 2030 con el objetivo de preservar y proteger la vida marina y garantizar la igualdad de acceso a los recursos marinos.
- La reconstrucción de los fondos oceánicos. Se trata de reintroducir vida vegetal en los océanos porque las praderas marinas pueden almacenar 35 veces más carbono que los bosques tropicales. El proyecto Seagrass plantea recuperar las praderas marinas en Reino Unido donde se han perdido hasta el 92%.
- La eliminación de los residuos plásticos. Cada año 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos llegando hasta las profundidades marinas. Para paliar este problema existen diferentes iniciativas dirigidas a reducir el consumo de plástico. Por ejemplo, la empresa Evoware ha sustituido las bolsas de plástico por yuca, las pajitas desechables están hechas con arroz y los vasos y contenedores con algas marinas.
¿Cómo puede la economía azul reducir el cambio climático?
El aumento de las temperaturas, la acidificación de los océanos, el aumento del nivel del mar y los fenómenos climáticos extremos tiene un impacto negativo en la economía azul, afectando a la productividad de los ecosistemas marinos, la distribución de las especies, la infraestructura costera y el turismo.
La economía azul puede reducir estos impactos aumentando la capacidad de almacenamiento de carbono de los océanos y protegiendo los ecosistemas marinos. Estas son algunas de las acciones que se pueden desarrollar:
- Energía renovable marina: La generación de energía a partir de fuentes renovables como la energía eólica offshore, la energía de las olas y las corrientes marinas puede reducir la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas contribuyendo a descarbonizar el sector energético y a reducir las emisiones de CO2.
- Transporte marítimo sostenible: La adopción de tecnologías y prácticas de transporte marítimo más eficientes y limpias, como la optimización de rutas, el uso de combustibles más limpios y la reducción de la velocidad, puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el transporte marítimo.
- Protección de los almacenes de carbono en ecosistemas marinos. Los océanos absorben 10.000 millones de toneladas de CO2 al año, según el Presupuesto Mundial de Carbono, pero esto ha contribuido a que se vuelvan más ácidos. Los arrecifes están sufriendo las consecuencias de esta acidificación afectando a los mariscos que son regeneradores naturales de los océanos. Es necesario reducir las emisiones de dióxido de carbono para disminuir la acidificación del mar y aumentar la capacidad de almacenamiento de carbono de los océanos.
- Acuicultura sostenible. Genera menos emisiones de gases de efecto invernadero que la ganadería terrestre proporcionando las proteínas necesarias en la alimentación, pero se debe realizar de forma sostenible para evitar un impacto negativo en el ecosistema marino.
La economía azul es un motor para el desarrollo económico, social y ambiental de las ciudades costeras, ya que impulsa la creación de empleo, el turismo, la protección costera y la investigación relacionadas con los océanos y la conservación marina.
Imágenes | joakant, Nicholas Doherty LTapsaH