*Autor | Eduardo Bravo
El aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivados de la actividad humana está dando lugar a lo que se conoce como cambio climático.
Esas variaciones en el clima se manifiestan en el deshielo de los glaciares, el consiguiente aumento del nivel del mar, la desecación de ríos y lagos, la modificación de los hábitos de determinados animales y el florecimiento temprano de diferentes especies. Unos cambios que nunca se producirían de manera natural o que, de hacerlo, tardarían siglos en materializarse.
La gravedad del cambio climático es doble. Si bien implica a todos los países del mundo, no a todos los afecta por igual. La situación geográfica, más o menos propicia a huracanes, inundaciones o incendios, puede determinar su impacto local, pero también la situación socioeconómica. En ese sentido, los países en vías del desarrollo sufren más este tipo de fenómenos por carecer de infraestructuras para controlar los daños, y de una organización económica que, tras esas catástrofes, facilite la recuperación posterior.
La irrupción de la COVID-19 en todo el mundo ha generado una falsa sensación de mejora. Los confinamientos decretados en diferentes países, especialmente en aquellos donde el desarrollo de la industria es mayor, han hecho que en los últimos meses esas emisiones de gas efecto invernadero hayan descendido. En consecuencia, se detuvo momentáneamente la evolución de cambio climático, pero no lo suficiente como para regresar a una situación óptima. Asimismo, la poca mejora obtenida se perdió en el momento en que la economía retomó su actividad.
A todo eso se suma que las consecuencias de la COVID-19 en la población impedirán a muchos países dedicar fondos y recursos a controlar las emisiones de gas invernadero, modificar su modelo industrial o paliar los efectos del cambio climático en sus territorios. Un círculo vicioso que provocará que, de nuevo, este fenómeno se haga más patente en los países más pobres.
¿Cómo se calcula la vulnerabilidad hacia el cambio climático?
Un estudio de la Universidad de Notre Dame de 2018 ha analizado la situación en la que se encuentran diferentes países del mundo para afrontar los efectos del cambio climático. Para determinar su situación ha atendido a una serie de variables relacionadas con la alimentación, el agua, la salud, el ecosistema, la vivienda y las infraestructuras.
Cada uno de esos apartados está, a su vez, dividido en otros. En el caso de la alimentación, se atiende a la existencia o no de proyectos destinados a mejorar el rendimiento de las plantaciones de cereales, a planes de control de la población, a la malnutrición infantil o al grado de dependencia de la importación de alimentos. En el caso del agua, se ha valorado el acceso a agua potable, la capacidad de explotar acuíferos subterráneos o la existencia o no de presas en el territorio.
Respecto a la salud, lo que se valora son las infraestructuras sanitarias, la plantilla de profesionales médicos, el tanto por ciento de población que vive en situaciones insalubres y los programas destinados a reducir las enfermedades. Por su parte, en el aspecto relativo al ecosistema, la vivienda y las infraestructuras, se atiende a, por ejemplo, la huella ecológica, a los planes para paliar épocas de sequía, de inundaciones, la concentración urbana y qué tanto por ciento de la población vive a cinco metros por debajo del nivel del mar.
Ranking de países: los más vulnerables por el cambio climático
Según todos esos parámetros, no sería difícil aventurar que son los países desarrollados los que encaran los retos y consecuencias del cambio climático en mejores condiciones. Sin embargo, esos datos no deben analizarse aislados sino en relación a una tasa de sensibilización y preparación de esos mismos países ante el problema.
De este modo, mientras que en el apartado de países mejor preparados se encuentran Noruega, Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Suiza, Singapur, Austria, Islandia y Alemania, a la lista de los diez países menos vulnerables se suman Luxemburgo, Reino Unido, República Checa y España, lo que hace que desaparecen de ese primer grupo Singapur, Islandia, Dinamarca y Nueva Zelanda.
En el caso de los países peor preparados, la lista la cierran Chad, Somalia, República Centro Africana, Eritrea, República Democrática del Congo, Afganistán, Guinea-Bissau, Sudán, Níger y Zimbabwe. Pero a la de más vulnerables se incorporan Micronesia, Mali y Liberia, al tiempo que desaparecen de ese top 10, República Centro Africana, Eritrea y Zimbabwe
La lectura conjunta de esos parámetros arroja resultados que no dejan de ser sorprendentes. El país mejor posicionado del mundo para afrontar el Cambio climático es Singapur, seguido de Nueva Zelanda, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Corea del Sur, Islandia, Japón y Australia. Por su parte, los peor posicionados son República Centro Africana, Chad, Eritrea Venezuela, Zimbabwe, Corea del Norte, República Democrática del Congo, el Congo, Libia y Nigeria.
Análisis complementarios y una posible solución
A pesar de esa ponderación, esta lectura tampoco es concluyente. La razón es que varios países carecen de medios, o de voluntad, para aportar a los investigadores los datos necesarios para realizar este estudio. Es el caso de Andorra, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, San Vicente y las Granadinas, República de Kiribati o Corea del Norte. En todo caso, mientras que en el caso de Corea los responsables del estudio no han tenido problema en determinar los efectos que podría tener el cambio climático en dicho país a pesar de esa falta de información, no han hecho lo mismo en los demás, algunos de los cuales tienen la particularidad de ser paraísos fiscales.
En todo caso y dejando a un lado todos esos matices, el estudio de la Universidad de Notre Dame analiza la situación de más de 190 países según tres franjas de color de menor a mayor riesgo. Un primer de grupo, marcado en verde, aglutina a ochenta países; el segundo, de color naranja, a otros cuarenta; el tercero, en rojo, a otro medio centenar. Analizado globalmente, casi la mitad de los países del mundo están concienciados con el tema y, si no están en condiciones de afrontar las consecuencias del cambio climático, están en camino de conseguirlo.
En todo caso, y para entender el estudio, es interesante combinarlo con otros. Por ejemplo, el que la organización no gubernamental alemana Germanwatch realizó entre 2017 y 2019, cuyos resultados ponían el foco, no tanto en países del continente africano, sino de Latinoamérica y Asia. De este modo, para Germanwatch, entre los países más vulnerables al cambio climático por su situación también estarían Puerto rico, Perú, Sri Lanka, Haití, Nepal, Nicaragua y Tailandia.
Finalmente, en lo que sí parece coincidir todos los expertos es en que la lucha por el cambio climático no es una labor que pueda quedar en manos de los países y de sus propios recursos. Debe ser una labor colectiva articulada a través de alianzas para el desarrollo sostenible, de la presencia de todos los países en organizaciones internacionales y en conferencias como la del cambio climático, celebrada en Madrid en 2019, y que estableció el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 60% hasta 2030.
Imágenes | Marcinjozwiak, Dassel, Geralt, Hermann