De vez en cuando emerge una fotografía o un vídeo en redes sociales que muestra un sistema automático sorprendente: es una carretera que se autolimpia gracias a unos aspersores estratégicamente situados. Pero estas curiosas calzadas tienen una doble utilidad. Y no son precisamente nuevas. Al contrario, llevan años demostrando su potencial.
Sobre las carreteras autolimpiables surcoreanas y la tecnología tras ellas
Las carreteras autolimpiables operan gracias a unos aspersores situados en el medio de los carriles, en la zona en la que se ubican las llamadas luces guía, y que funcionan de forma automática. Mientras el semáforo está en rojo para los peatones —y solo durante períodos concretos del año—, entran en funcionamiento y mojan el asfalto como si hubiese llovido. Por ello, se llaman “Camino Limpio” —o Clean Road, en inglés—, porque el agua se encarga de arrastrar toda la basura y residuos de la superficie de la carretera.
A pesar de su viralidad reciente, la idea no es exactamente nueva. La primera carretera autolimpiable apareció en un fragmento de las calles de Seúl ya en 2007. Desde entonces han ido llegando a otras áreas de la capital surcoreana y también a otras ciudades. La emergencia climática ha demostrado que estos caminos limpios tienen un uso paralelo muy interesante durante las olas de calor, porque son un sistema de enfriamiento muy efectivo para reducir el efecto de isla de calor urbana. Así, se los conoce también como “caminos de enfriamiento”.
De hecho, en sus inicios, el sistema de autolimpiado solo se empleaba en los momentos de menor tráfico, porque los conductores se quejaban de cómo el salpicado ensuciaba sus coches. Ahora, por el contrario, ya se usa igualmente en horas centrales del día durante el verano, porque se aprecia su valor como sistema de enfriamiento. “En verano, la temperatura del asfalto al mediodía se eleva a 60 grados”, explica a Chosun Oh Eun-kyung, director del Departamento de Clima y Atmósfera de Daegu, otra de las ciudades del país que emplea este tipo de herramientas.
El experto indica que mantener el rocío de los aspersores durante 7 minutos consigue una reducción “a 20 grados” de la temperatura del asfalto. Esto, a su vez, tiene un efecto dominó sobre el área circundante y la temperatura del aire baja “entre 3 y 4 grados” en la zona que rodea a la carretera autolimpiada.
Carreteras autolimpiables contra el polvo de los neumáticos
En paralelo, estos sistemas pueden ayudar a paliar la contaminación generada por el polvo de los neumáticos.
Seúl usa estos aspersores para bajar las temperaturas entre 7 y 9 grados en verano, pero también para bajar el polvo fino en suspensión en 12 microgramos durante primavera y otoño. Las necesidades de uso de los aspersores difieren: de los 5 minutos cada 90 minutos que trabajan para luchar contra las olas de calor se pasa a los 5 minutos cada 120 minutos cuando lo que deben afrontar es la contaminación por polvo fino.
Los problemas de estas virales carreteras
Aunque el potencial de este sistema viral parece muy elevado, estas carreteras autolimpiables no están exentas de problemas, que van más allá de las quejas iniciales de los conductores por las manchas de sus coches.
La ciudad de Seúl planea hacer un análisis científico de su efectividad en 2025, lo que permitirá comprobar de forma tangible y realista si compensa el uso de sistemas automáticos y carreteras autolimpiables para mejorar la limpieza urbana o como sistemas de enfriamiento. A priori, el plan es expandir la idea a más calles. Incluso, podría usarse en invierno para luchar contra la acumulación de nieve ajustando las condiciones del agua empleada.
Con todo, la principal crítica al sistema podría estar en el uso de agua, puesto que en un contexto de escasez de este recurso la eficiencia de su uso en los sistemas de limpieza es más crucial que nunca. Seúl y Daegu alimentan su autolimpieza con aguas que ya tenían que extraer de los túneles de metro —y que se generan como excedente de forma natural—, pero hay una tercera ciudad que emplea agua de río.
Urbanismo contra olas de calor
Aun así, la idea podría encajar entre las propuestas del urbanismo para afrontar retos como las olas de calor. Seúl emplea —como explica el propio gobierno municipal en su web— una batería de sistemas para luchar contra el calor extremo, como refugios climáticos y espacios de evacuación para población vulnerable, refrigeración por niebla, árboles de sombra o paradas de autobús que te refrescan solo con sentarse en ellas. Además de los “caminos de enfriamiento” también usan camiones de limpieza para enfriar las calles. Todos los elementos en conjunto bajan la temperatura media.
Fotos | Seoul Metropolitan Government, Nicki Eliza Schinow