La Rinconada, Perú: las dificultades de vivir en la ciudad a mayor altitud del mundo

La Rinconada, Perú: las dificultades de vivir en la ciudad a mayor altitud del mundo

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Autora | Raquel C. Pico

Si se toma un mapa del mundo y se busca las áreas más pobladas y con más ciudades, posiblemente se verá un patrón. Las zonas de costa o las bien comunicadas en valles son las que tienen más localidades y donde tradicionalmente ha habido más habitantes. Tiene lógica: son también las más habitables. Aun así, algunas personas viven en altitudes muy superiores. Unos 80 millones de personas en todo el mundo lo hacen a unos 2.500 metros sobre el nivel del mar y, entre todos ellos, los habitantes de La Rinconada ocupan una posición destacada.

La Rinconada supera a Wenquan, en China y a una altitud de 4.870 metros, y Korzok, en la India y a 4.572 metros, como la ciudad a mayor altitud del mundo. La Rinconada está ubicada en el departamento de Puno, en Perú, en los Andes, y se ubica 5.100 metros sobre el nivel del mar (algunas fuentes van incluso un poco más allá y hablan de que está a unos 5.300). Por ello, se considera que es el lugar más alto del mundo en el que vive población de forma permanente.

Unas condiciones de vida extremas

Esta elevada altitud crea unas condiciones de vida extremas. Dado que está en la alta montaña, La Rinconada ocupa una zona de orografía compleja. La geografía marca la realidad y el entorno es escarpado y está repleto de zonas de difícil acceso.

El clima de tundra —similar al de las regiones subpolares— resulta especialmente duro para los seres humanos. Es un clima de temperaturas extremas —por mucho que no lo sean tanto como las de las zonas de clima gélido— con una media de un grado. Las medias máximas de los meses de verano no superan los 10 grados centígrados. Esas condiciones implican también una vegetación escasa. En las zonas con clima de tundra solo crecen matorrales o musgos.

¿Por qué vivir en La Rinconada?

Así las cosas, puede resultar sorprendente que La Rinconada sea una ciudad con una población más que considerable. Según los datos más recientes del censo peruano, en La Rinconada viven 7.000 personas. Aunque estas cifras superan ampliamente los 913 habitantes que vivían allí a principios de los 90, podrían estar muy lejos de la realidad. Las horquillas que barajan los medios que hablan de esta ciudad peruana oscilan entre los 30.000 y los 50.000 habitantes.

Vivir en condiciones extremas no parece una idea especialmente atractiva. En el caso de La Rinconada, lo que explica la presencia humana es el dinero: esta es una ciudad minera y en su cuenca se extrae oro, algo que se hace desde hace décadas. En un primer momento, era un simple poblado minero. No había una población permanente en La Rinconada, sino que los mineros llegaban, extraían oro y se iban tras 30 días.

Minería informal y precaria

Los mineros dejaron paso a familias que vieron en el oro una manera de obtener ingresos y se asentaron en la zona. Lo hicieron de forma precaria, porque el modo de extracción es el de una minoría informal.

La extracción se realiza mediante la práctica del cachorreo. Los mineros trabajan durante alrededor de un mes sin ganar nada por ello, pero luego tienen una jornada en la que se pueden quedar con todo el oro que encuentren. Su salario depende, por tanto, de la suerte, de que el día destinado a su salario coincida con una buena jornada extractora. Las mujeres se dedican al conocido como pallequeo, buscando oro olvidado entre los deshechos mineros que se han abandonado tras la extracción.

Las cifras de crecimiento poblacional han ido paralelas a las del mercado global del oro. Cuando en la primera década de este siglo los precios del oro subieron, también lo hizo el número de habitantes de La Rinconada. La población creció exponencialmente.

Los retos de vivir a tan elevada altitud

A pesar de la promesa del oro, la vida no es fácil en La Rinconada. La altitud es un lastre importante para la salud humana. A medida que se sube, va bajando también la concentración de oxígeno. En La Rinconada, es un 50% menor que a nivel del mar.

Cuando hace un par de años investigadores de varias universidades se acercaron a la zona para estudiar el impacto que esta falta de oxígeno tenía en el cuerpo humano, dejaron claro que la situación estaba lejos de la normalidad. “Normalmente se considera que la vida humana no es posible de forma permanente más allá de los 5.000 metros: la población de La Rinconada (a casi 5.300 metros) constituye un verdadero desafío al conocimiento”, señalaban entonces a la prensa peruana.

De hecho, para aclimatarse a las duras condiciones de la ciudad a más altitud del mundo sus visitantes necesitan alrededor de un mes. Aun así, pasar tiempo en este hábitat extremo pasa factura. La hipoxia hace que la sangre de quienes viven allí se vuelva viscosa. En la ciudad más elevada del mundo no es difícil sufrir de mal crónico de montaña. A diferencia del mal de montaña, pervive tras vivir durante un cierto período de tiempo en elevadas altitudes. Quienes lo padecen sufren dolor de cabeza, confusión mental, dificultad para respirar, fatiga o palpitaciones, entre otros síntomas.

Hechos sorprendentes sobre La Rinconada

A pesar de todo, los hábitats extremos y las ciudades a elevada altitud se han convertido en un elemento llamativo. Son uno de esos reclamos para los turistas que buscan experiencias extremas y espacios únicos. En La Rinconada hay un par de lagunas y la posibilidad de practicar deportes de montaña, potenciales reclamos turísticos. Lo cierto es que ya ahora las publicaciones de viajes hablan de la ciudad a más altitud del mundo y de lo que la hace única.

En La Rinconada no hay aeropuerto ni estación de tren. Para llegar hasta allí, hay que hacer un viaje por carretera, en coches que resistan el tránsito de montaña. Una vez allí, lo que se encontrará no es un ejemplo de planificación urbana. A diferencia de los ejemplos de ciudades innovadoras, La Rinconada no ha conseguido sobreponerse a sus retos.

La disposición urbana es de casas bajas, pero los servicios básicos son escasos. La Rinconada carece de agua corriente o de alcantarillado. Este último punto es especialmente problemático, porque al carecer de una gestión de residuos se abre la puerta a diferentes problemas sanitarios potenciales. El envenenamiento por mercurio por culpa de los residuos mineros es uno de los principales. La contaminación minera es, de hecho, un problema. Tampoco hay recogida de basuras, que los habitantes de esta ciudad extrema deben quemar o enterrar. Y, hasta la primera década de este siglo, La Rinconada carecía de electricidad.

Dado que la ciudad está en medio de la nada y en unas condiciones climáticas muy duras, todos los bienes deben llegar desde el exterior. La comida se debe traer de fuera.

No es el único problema que afrontan los habitantes de la ciudad más elevada del mundo. La Rinconada se considera uno de los asentamientos humanos más peligrosos del mundo. Es una de esas historias que, con su propia letra, definen la palabra resiliencia.

Imágenes | E Michael James/iStockE Michael James/iStockE Michael James/iStock

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