Autor | M. Martínez Euklidiadas
Uno de los aspectos más fascinantes de Japón es que la red Shinkansen de alta y media velocidad que vertebra el país está perfectamente integrada con el sistema de metros, cercanías, dársenas de autobús y sistemas de bicicletas públicas de cada municipio. A veces, en lugares como Tokio, ni siquiera es necesario cambiar de andén para cambiar de red. Algo similar ocurre a menor escala al otro lado del mundo cuando, al bajar de los ferris que cruzan el canal IJ en la Estación Central de Ámsterdam, encuentras vías ferroviarias y uno de los mayores aparcamientos para bicicletas del planeta. Ambos son hubs de movilidad inteligente y persiguen reducir la fricción y las emisiones de los viajes.
¿Qué son los hubs de movilidad inteligente?
Los hubs de movilidad inteligente son un tipo de infraestructura pensada para que la intermodalidad de los viajes permita a los viajeros hacer uso de sistemas de transporte público colectivo y personales de bajo impacto: llegar pedaleando a la estación de tren, ir caminando a tomar el autobús, cruzar una bahía en ferry para poder subir después a un monorraíl, etc.
Mediante esta infraestructura se clusterizan múltiples infraestructuras públicas antes inconexas, fusionando nodos de transporte y expandiendo el rango de cada uno de ellos gracias a esos puntos de contacto comunes. Integrar al sistema de transporte público colectivo la posibilidad de ciclar lo hace más potente:
Estos hubs de movilidad se parecen a los que se desplegaron durante el siglo XX (avión-coche; tren-coche) pero en la actualidad el atributo inteligente guarda relación tanto con la descarbonización de los viajes como con la infraestructura digital que acompaña a los viajeros.
El objetivo de estos hubs es fusionar las infraestructuras de transporte de modo que alguien que se baje de un tren no tenga que caminar 5 km a la estación de bus o, peor, subirse a un coche del que después probablemente no se baje hasta llegar a destino.
Las claves de los centros de movilidad inteligentes
Para que una infraestructura reciba el nombre de ‘hub de movilidad inteligente’ ha de cumplir algunos factores:
- Integración local con transporte público colectivo. Los ejemplos más frecuentes son tren-tren, tren-autobús, autobús-ferry, etc., pero también se tienen tren-autobús-ferry o combinaciones de más elementos. Si puede ser, todo en el mismo edificio o nodo.
- Integración local con redes de transporte privado de bajas emisiones, con parkings de bicicletas y carriles ídem como ejemplo por defecto, pero abierto también a micromovilidad con Vehículos de Movilidad Personal e incluso coche compartido.
- Paneles informativos multimodales. Por ejemplo, aportar información sobre las dársenas de autobús a viajeros que estén bajándose en un andén de tren de media velocidad, y viceversa. Estos han de saber cuál es la previsión de tiempo de desplazamiento en intermodalidad.
- Crecimiento orgánico con operadores locales. El objetivo es que operadores locales, regionales y nacionales trabajen juntos creando redes rurales-suburbanas-urbanas que se entretejen unas con otras, maximizando con ello la utilidad de todas las redes en su conjunto con cada nodo agregado.
- Dar cabida a todos los tipos de perfil, desde padres y madres con hijos, personas mayores viajando juntas o estudiantes que se mueven de forma autónoma. La accesibilidad es un principio básico de estas redes.
Los grandes beneficios de los ‘hubs’ inteligentes de movilidad
La descarbonización del sistema de transporte es sin lugar a dudas el motivo más importante para fomentar estos clústeres inteligentes de movilidad, facilitando que los viajeros lleguen de A a B, un trayecto que antes hacían en coche, sin necesidad de subirse a uno. Esto se logra con un segundo objetivo de la red: redensificar los viajes de forma que la mayoría de viajeros que se desplazan entre dos puntos cercanos usen la misma vía.
Además de estos factores, otro de los objetivos de estos nodos de movilidad es el de facilitar a los viajeros viajes cómodos, agradables y confortables que no pasen por la frustración de un atasco o la de dar vueltas hasta lograr aparcar un vehículo privado. Hacer fluido el trayecto, y dependiente de operadores cuyas frecuencias y velocidad media no dependan del usuario, que puede relajarse durante los viajes.
Existen otros más difusos pero relevantes como son el reducir la contaminación local con aparcamientos disuasorios en un rural conectado con el urbano; facilitar la autonomía de niños y ancianos gracias a plataformas adaptadas y redes vigiladas repletas de gente; la optimización del espacio urbano recuperando las calles para la ciudadanía; estímulo a la movilidad activa, que suele formar parte íntegra de estos hubs.
Imagen | Estación de Ōji Station (Tokio), que combina metro local, cercanías regional, Shinkansen de alta velocidad, lanzadera al aeropuerto, dársenas de autobuses y un aparcamiento de bicicletas. | Autoría M. Martínez Euklidiadas