Estados Unidos se plantea integrar el alcoholímetro en los coches

Estados Unidos se plantea integrar el alcoholímetro en los coches

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Autora | Elvira Esparza

La Autoridad Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos ha iniciado el proceso para estandarizar un sistema de seguridad en los coches nuevos que impida a los conductores conducir bajo los efectos del alcohol. El objetivo es reducir el número de accidentes de tráfico provocados por el alcohol. ¿Cómo se puede integrar un alcoholímetro en los coches?

Alcoholímetros para frenar la siniestralidad

Según los datos de la NHTSA, cada día mueren en Estados Unidos 37 personas en accidentes relacionados con el alcohol. En 2021 se superaron las 13.300 muertes por esta causa, aunque este organismo cree que estas muertes se podían haber evitado. A estas pérdidas hay que sumar el coste económico y social que tienen los accidentes en Estados Unidos que supera los 280.000 millones de dólares (255.000 millones de €). Los accidentes causados por el consumo de alcohol son uno de los principales problemas del tráfico

El sistema habitual para detectar si un conductor ha bebido alcohol es el alcoholímetro que analiza el nivel del alcohol en sangre. Su funcionamiento es simple, hay que soplar sobre el dispositivo para medir la cantidad de alcohol. Si se supera un límite -que en Estados Unidos es de 0,8 g/dl y en España de 0,5 g/l- el conductor no puede seguir conduciendo y es multado, porque cuanto mayor es la tasa de alcohol, mayores son los efectos negativos que afectan a la conducción. Este es el sistema que emplea la policía cuando se produce un accidente o en un control de carretera.

El reto es crear sistemas de seguridad que impidan que un coche pueda arrancar cuando el conductor ha bebido, sin necesidad de tener que soplar en el alcoholímetro.

Integrar el sistema de seguridad en los coches nuevos

Esta iniciativa surge a raíz de la Ley de Infraestructuras de 2021 que estableció un plazo hasta 2024 para que la NHTSA desarrolle un estándar de seguridad en los vehículos nuevos, con sistemas de tecnología avanzada que eviten las muertes en la carretera. Esta reglamentación tiene que cumplir los requisitos de la Ley Nacional de Seguridad del Tráfico.

En estos primeros pasos se recopilará información sobre la tecnología actual utilizada para detectar el consumo de alcohol al volante. Posteriormente, cuando se haya comprobado su eficacia se fijará un estándar obligatorio para todo el país. Los fabricantes de vehículos tendrán un plazo de tres años para incorporar esta medida en sus coches. La NHTSA debe tener la seguridad de que el sistema vial pasivo funciona antes de obligar a su implantación.

¿Qué sistemas de seguridad existen?

breathalyzers in cars

En la actualidad existe el alcoholímetro antiarranque o alcolock que detecta si el conductor ha bebido y no deja arrancar el coche si supera el límite permitido. Antes de arrancar el coche, el conductor debe soplar sobre el dispositivo que tras unos segundos confirma si ha bebido, en caso afirmativo el motor no arranca. En algunos estados americanos este sistema es obligatorio para los conductores que han sido condenados por conducir ebrios.

Canadá y Australia también utilizan el alcolock, mientras que en Europa la legislación de la UE obligó a incorporar este sistema de seguridad en los coches nuevos desde 2022 como parte de los sistemas de asistencia y ayuda a la conducción (ADAS). Sin embargo, su uso solo es obligatorio para los vehículos de transporte de viajeros. 

El problema de este sistema es que puede soplar otra persona y el coche arrancará, aunque el conductor esté bajo los efectos del alcohol. De ahí la necesidad de desarrollar otras tecnologías pasivas capaces de detectar si el conductor ha bebido sin necesidad de soplar como en el alcoholímetro. Puede ser a través de sensores capaces de detectar el alcohol en el aliento, sensores táctiles que detectan el alcohol en sangre o fotografías para identificar al usuario.

También se plantea el uso de cámaras para monitorear el movimiento de los ojos o de la cabeza que permiten determinar si el conductor está bebido. La dificultad es conseguir que estos sistemas de seguridad vial sean capaces de distinguir si estas situaciones se producen por el alcohol o se pueden dar falsos positivos.

Seguridad versus privacidad

La inclusión de tecnologías de seguridad pasiva en los automóviles cuenta con la aprobación de los expertos vinculados con el mundo del motor, siempre que esté debidamente regulado. Sin embargo, algunos colectivos denuncian que estos sistemas afectan a la libertad individual de las personas y consideran que es inconstitucional que los coches controlen a las personas, además de afectar a la privacidad.

Independientemente de cuál sea el sistema pasivo de detección de alcohol que se apruebe, el fin último es reducir el número de accidentes de tráfico de forma más eficaz que las campañas de tráfico.

Imágenes | Clark Van Der Beken, Pexels

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