Autor | Lucía Burbano
Aunque son uno de los medios de transporte urbano más sostenibles, los tranvías generan un molesto chirrido cuando sus ruedas metálicas entran en contacto con las vías, hasta el punto de tener una notable consideración en la planificación urbana. Aunque ecológicos en cuanto a emisiones, son pueden ser bastante ruidosos, pero varias ciudades están implementando técnicas innovadoras para reducir la contaminación acústica de sus tranvías.
¿Son ruidosos los tranvías?
Como medio de transporte urbano, los tranvías tienen múltiples beneficios. Entre ellos, mejoran la calidad ambiental respecto a los autobuses propulsados con diésel, con un ahorro de NOx por viajero/km superior a un 92%.
Los tranvías se desplazan sobre rieles y funcionan con tracción eléctrica. La energía eléctrica se obtiene, bien de la línea aérea de contacto, o por catenaria. Aunque el tranvía genera menos ruido que los vehículos rodados, no son completamente silenciosos.
Un estudio realizado en Nantes midió el ruido del tranvía en dos lugares, obteniendo niveles sonoros máximos de 70 a 80 dB a una velocidad de 40 km/h. Otro estudio, en este caso en Eslovenia, registró 75 dB a velocidades de unos 25 km/h.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud respecto al ruido que genera el tráfico ferroviario, categoría en la que se ubica el tranvía, son de 54 dB durante el día y 44 dB por la noche. Por lo tanto, supera los niveles de contaminación acústica que indica la OMS.
Tranvías: causas del ruido
El ruido que generan los tranvías procede de la fricción entre la rueda y el raíl, que da lugar a oscilaciones de alta frecuencia, especialmente en las curvas, ya que los ejes de los tranvías son rígidos y el interior de la rueda exterior resbala al tomar la curva.
Este deslizamiento se alterna rápidamente con la adherencia, denominado efecto stick-slip, que provoca la oscilación de la rueda. En esta acción, el sonido que generan las ruedas se percibe como un molesto chirrido.
Sistemas para reducir la fricción de los tranvías
Actualmente, existen varias opciones que permiten reducir la contaminación acústica que producen los tranvías. Algunas se aplican durante la construcción de la infraestructura y otras pueden añadirse a posteriori. Todas ellas se exponen en el paper ‘State of the art about solutions for tram noise reduction in the framework of the Life SNEAK project’.
Amortiguadores del ruido de rodadura
Su finalidad es reducir las vibraciones del carril cuando circula el tranvía y el ruido que éste transmite, por lo que tienen efecto tanto sobre el chirrido como sobre el ruido de rodadura.
Varios estudios midieron una reducción del ruido de hasta 3-5 dB tras su instalación.
Lubricación
Uno de los sistemas de mitigación más eficaces que pueden instalarse a posteriori se basa en la lubricación de la interfaz rueda/carril mediante modificadores de fricción. Esta solución reduce el ruido generado, ya que permite que la rueda se deslice más libremente sobre el carril, limitando así el stick-slip.
Plataforma vial fonoabsorbente
La instalación de materiales fonoabsorbentes se realiza en la base de la calzada y en todas las superficies horizontales próximas a la vía férrea. Los resultados han mostrado reducciones de los niveles de hasta 3-4 dB en comparación con un pavimento reflectante del sonido tradicional.
Ciudades que han bajado el volumen de sus tranvías
Gotemburgo
La ciudad sueca ha equipado 28 tranvías (de un total de 200) con sistemas de lubricación estacionaria, además de micrófonos y sistemas de recogida de datos a bordo para controlar los niveles de ruido. El sistema envía una alarma al operador de la ruta si se supera el límite acústico establecido. Desde que se instalaron los sistemas de lubricación, las alarmas se han reducido un 80%.
Florencia
La capital de la Toscana ha llevado a cabo varias acciones en sus tranvías, como la introducción de barreras acústicas, pavimentación de superficies de bajo ruido o la sustitución de ventanas para proteger a los pasajeros sensibles al ruido.