Autor | Tania AlonsoLa International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) calcula que alrededor del mundo hay más de 23.000 millones de bibliotecas. Lugares que no solo funcionan como centros de consulta y recogida de libros, sino que acaban convirtiéndose en parte fundamental de la infraestructura social de las comunidades. Numerosas ciudades de todo el mundo han integrado en sus planes de transformación la mejora de sus redes de bibliotecas, programas sociales y laboratorios de ideas. Su objetivo final es mejorar la educación y la calidad de vida de los ciudadanos e impulsar, así, la economía y el desarrollo local. Algo fundamental en la hoja de ruta de las ciudades inteligentes, que buscan diferenciarse como urbes activas y centros de emprendimiento.
La importancia del acceso a la información
“El acceso a la información (A2I, por sus siglas en inglés) no es un fin en sí mismo sino un factor que impulsa el progreso en todos los ámbitos. Este empodera a las personas y las comunidades, estableciendo las bases para la igualdad, la sostenibilidad y la prosperidad”, señalan en el estudio ‘Desarrollo y acceso a la información’, realizado conjuntamente por la IFLA y el Technology & Social Change Group de la Universidad de Washington.En las ciudades inteligentes, el acceso a la información es clave para contribuir a la creación del conocimiento. Una sociedad formada y con capacidad para participar de forma activa en el espacio público puede favorecer de infinitas maneras el desarrollo de la comunidad. Generando, en primer lugar, nuevos datos que son el motor de las ciudades inteligentes. Y facilitando, a su vez, la toma de decisiones.
El caso de Barcelona Activa
Barcelona se ha posicionado durante los últimos años como uno de los principales hubs de innovación y emprendimiento de Europa y el mundo. Detrás está la implicación política en la transformación digital y el desarrollo de iniciativas como Barcelona Activa. Entre sus objetivos está lograr la igualdad de oportunidades y el progreso social, poner la economía al servicio de las personas, facilitar la economía plural y coordinar el ecosistema público-privado-comunitario. Es decir, dar a la ciudadanía las capacidades necesarias para abrirse camino en el mundo laboral y participar activamente en las iniciativas de la ciudad.
Espacios para emprendedores
Uno de los objetivos de Barcelona Activa es asesorar, informar y dar facilidades técnicas y logísticas a nuevos emprendedores. El proyecto InnoBadora, por ejemplo, apoya iniciativas que apuestan por la economía social y solidaria. Los integrantes comparten espacio e infraestructuras, participan conjuntamente en actividades formativas y pueden intercambiar recursos, servicios y conocimientos.La Incubadora Media TIC (para start-ups de campos como IoT, AI, nanotecnología o Robótica), el Parc Tecnològic (orientado sobre todo a ingenierías) y numerosos coworkings, entre otros, completan los espacios destinados a emprendedores.
Educación y trabajo
Otro de los servicios de Barcelona activa se basa en una amplia red de formación y actividades dirigidas a la búsqueda de empleo. Dentro de esta iniciativa se encuentra, por ejemplo, el Cibernàrium, una plataforma online que ofrece cursos y formación gratuita sobre competencias tecnológicas. El Cibernàrium acoge también jornadas de divulgación y eventos formativos para profesionales y empresas. La InnoBadora y el Cibernàrium son solo algunas de las iniciativas de Barcelona Activa. Detrás de estos y otros ejemplos se encuentra una red de bibliotecas, centros, coworkings y laboratorios con un objetivo común: fomentar la cultura y el emprendimiento local. Y servir como base para la formación de ciudadanos que puedan convivir en las nuevas ciudades, inteligentes e inclusivas. Imágenes | Unsplash/Silvia Yang, Unsplash/Annie Sprat