Autor | M. Martinez @EuklidiadasEn 2003 la ciudad de Seúl redescubrió el río Cheonggyecheon. Lo había asfaltado parcialmente en el 1968 cuando se construyeron varios tramos de autopista sobre él. La masa de agua demostró su efectividad para reducir la temperatura urbana y combatir el llamado efecto isla de calor en más de tres grados.En 2016 varias de las compuertas que normalizaban el flujo de agua en el Manzanares (Madrid), se abrieron. En menos de tres años un sauce de más de nueve metros ha llamado la atención, pero también hay olmos, álamos, eneas y cañas. Han crecido más de 2000 árboles y han vuelto cientos de especies.
Las ciudades con más árboles del mundo
Los porcentajes representan el Green View Index (GVI), un factor de penetración arbórea en ciudades diseñado por el MIT en su trabajo Treepedia.
- Singapur: 29,3%
- Vancouver: 25,9%
- Sídney: 25,9%
- Cambridge: 25,3%
- Durban: 23,7%
- Johannesburgo: 23,6%
- Sacramento: 23,6%
- Frankfurt: 21,5%
Necesitamos una restauración ecológica
A modo de introducción hemos hablado de dos ciudades que poco tienen en común situadas en puntos diferentes del globo. Pero ambas luchan, junto con la ciudad de Múnich en el río Isar, en renaturalizar sus ríos. Estas arterias acuáticas resultan indispensables para una ciudad saludable.El hormigón y las aceras son elementos fantásticos del urbanismo del siglo XX. Permiten recorrer una ciudad de forma cómoda y accesible a colectivos como ancianos o personas en silla de ruedas. Sin embargo, también nos ha alejado de la naturaleza, y muchas ciudades se han convertido en cicatrices ecológicas.En 2014 la ONU indicó que el 66% de la población mundial viviría en ciudades. Cuatro años después la cifra para 2050 subió al 68%. La migración rural del XXI se está acelerando (en Europa la cifra supera el 73% y en países como España ya han pasado del 79%). Las ciudades se están llenando de gente.Lo cual no tiene por qué ser necesariamente perjudicial. Se sabe que en ciudades más densamente pobladas el consumo de energía per cápita decrece (se optimiza), y que el transporte público funciona mejor, a diferencia de municipios pequeños o barrios de viviendas unifamiliares. Véase los puntos rojos de arriba, representativos de la urbanización norteamericanas.
Reintroducir la naturaleza como infraestructura verde urbana, algo nada fácil
La restauración urbana no es una disciplina sencilla. Es necesario tener en cuenta variables como qué flora y fauna es autóctona, algo no siempre fácil tras siglos de antropoceno y modificación del entorno. Ahora que nos hemos dado cuenta de que nuestros entornos requieren de cierto equilibrio, nos cuesta introducir especies.Aun así se realizan esfuerzos. India plantó 49,3 millones de árboles de 80 especies diferentes en un solo día de 2017, buena parte en ciudades. En 2018 China movilizó 60.000 soldados para plantar al menos 84.000 km2 de árboles rodeando Pekín. Es una superficie del tamaño de Irlanda.Estos cinturones verdes son un primer paso, pero algunas ciudades ya trabajan en sus propios corredores verdes urbanos, un reto mucho más difícil pero una inversión para combatir el cambio climático como se muestra en el manifiesto ‘Urban Forestry’.El proyecto Afforest, iniciado en 2009 por el ingeniero industrial Shubhendu Sharma, había plantado hacia mediados de 2018 más de 400.000 árboles en 38 ciudades de todo el mundo. Se trataba de pequeños bosques no demasiado extensos y muy compactos.Arriba se muestra el proyecto ‘Welcome mother Nature’ aprobado por los vecinos madrileños en 2016 y refutado por el consistorio de la misma ciudad en 2017. Si llama la atención a nivel mundial es debido a la posición céntrica del espacio a naturalizar.La contaminación de las ciudades modernas guarda cierta relación con aquella provocada por la polución victoriana. A diferencia de entonces, hoy conocemos las consecuencias de vivir en un entorno contaminado. Necesitamos estos corredores naturalizados que nos ayudan a mejorar la vida en la ciudad.Imágenes | iStock/kanuman, iStock/Marc Bruxelle, OMS, Welcome mother Nature