Autor | Patricia M. LicerasPuede parecer una obviedad, pero los niños deberían ser niños, es decir, tener el derecho a acceder a una educación de calidad y a desarrollarse mediante el juego en cualquier rincón del planeta. Sin embargo, algunos viven en contextos tan desfavorecidos que se ven obligados a trabajar para que tanto ellos como sus familias puedan subsistir.Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 152 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajan en el mundo. La mayoría lo hacen en la agricultura, seguida del sector servicios y del industrial, especialmente en las minas. Unas cifras que, tal y como alertan la propia OIT y UNICEF, podrían incrementarse por el aumento de la pobreza que está causando el COVID-19.En la lucha contra este tipo de explotación, la tecnología está demostrando ser una gran aliada. Y es que cada vez más empresas, comprometidas con la sostenibilidad, como demandan sus consumidores, tratan de garantizar la procedencia ética de sus productos, lo que suele implicar monitorizar su cadena de suministro para evitar prácticas abusivas.
Soluciones de ‘blockchain’ contra el trabajo infantil

Mayor tecnificación agrícola para reducir la mano de obra infantil
