Autor | Patricia M. LicerasPuede parecer una obviedad, pero los niños deberían ser niños, es decir, tener el derecho a acceder a una educación de calidad y a desarrollarse mediante el juego en cualquier rincón del planeta. Sin embargo, algunos viven en contextos tan desfavorecidos que se ven obligados a trabajar para que tanto ellos como sus familias puedan subsistir.Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 152 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años trabajan en el mundo. La mayoría lo hacen en la agricultura, seguida del sector servicios y del industrial, especialmente en las minas. Unas cifras que, tal y como alertan la propia OIT y UNICEF, podrían incrementarse por el aumento de la pobreza que está causando el COVID-19.En la lucha contra este tipo de explotación, la tecnología está demostrando ser una gran aliada. Y es que cada vez más empresas, comprometidas con la sostenibilidad, como demandan sus consumidores, tratan de garantizar la procedencia ética de sus productos, lo que suele implicar monitorizar su cadena de suministro para evitar prácticas abusivas.
Soluciones de ‘blockchain’ contra el trabajo infantil
Entre los ejemplos destacados figura el que tiene como protagonistas a los fabricantes de automóviles Volkswagen y Ford, el gigante tecnológico IBM, el productor de cátodos surcoreano LG Chem y el proveedor chino de cobalto Huayou Cobalt. Todos ellos se han unido en un programa piloto para verificar mediante blockchain que el cobalto usado en las baterías de litio de los coches eléctricos se extrae de manera responsable.El principal productor de este mineral es la República Democrática del Congo, un país que ha sido acusado de violar los derechos humanos de los trabajadores de las minas e incluso de explotación infantil.De África proceden también la mayor parte de los granos de cacao con los que se fabrica el chocolate, utilizándose a menores para su obtención.“Ninguna compañía que se abastezca de cacao en Costa de Marfil puede garantizar que ha eliminado completamente el riesgo de que haya niños trabajando en pequeños cultivos en su cadena de suministro”, ha reconocido la propia Nestlé. En 2012 la multinacional puso en marcha su Sistema de Monitoreo y Erradicación del Trabajo Infantil, que cubre todas las cooperativas de Costa de Marfil de las que obtiene el cacao y que en 2016 se extendió a Ghana. El programa emplea enlaces locales para crear conciencia entre las familias y evitar que los niños trabajen en las plantaciones, identifica a los menores en riesgo de explotación y proporciona soluciones que se adapten a cada niño y a las circunstancias de su familia.En colaboración con Accenture, Tony’s Chocolonely, la empresa holandesa de chocolate slavery free ("sin esclavitud"), ha desarrollado también en Costa de Marfil un proyecto piloto basado en blockchain que le permite mapear en tiempo real toda su cadena de abastecimiento, desde el grano de cacao hasta la barra de chocolate. Una tecnología punta que le proporciona la transparencia que busca para solucionar cualquier problema sin recurrir a auditorías de terceros.
Mayor tecnificación agrícola para reducir la mano de obra infantil
Además del recurso a la tecnología para combatir el trabajo infantil, destacan los estudios que sugieren que una mayor tecnificación de la agricultura en los países más pobres reduciría la dependencia de mano de obra infantil. Es el caso del llevado a cabo por investigadores de la Missouri State University y la Southern Illinois University, y que se centra en las zonas rurales de India. Según sus conclusiones, con un sector agrícola más avanzado, sería menor la necesidad de mano de obra, lo que devolvería a muchos niños a la escuela. Además, al resultar más productivo y rentable, mejoraría la situación económica de las familias, generando mayores oportunidades de educación, especialmente para mujeres y niños.Poner fin al trabajo infantil está entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030. En ese camino por conseguirlo, cualquier esfuerzo de gobiernos, empresas y ciudadanos es poco para acabar con unas cifras de explotación que son inaceptables.Imágenes | Muhammad Muzamil | Roman Nguyen | bill wegener