Autor | Jaime RamosLa superpoblación ha sido observada como una amenaza histórica para la humanidad en algunos ámbitos del conocimiento, desde las esferas filosóficas a la literatura de ficción. No en vano, uno de los grandes autores del género, Isaac Asimov, nos regalaba hace unas décadas una buena metáfora para ayudarnos a visualizar la cuestión: ¿Qué ocurre cuando en una sola casa viven 20 personas y solo hay dos cuartos de baño?Habría que establecer turnos, comenzarían suspicacias sobre los tiempos en los que unos y otros usan el servicio, etc.. La libertad para poder utilizar algo tan esencial se vería muy limitada. Es lo que Asimov daba a conocer como metáfora del cuarto de baño, para advertir, no sin crudeza, sobre los posibles problemas de la superpoblación y de la natalidad descontrolada en muchas partes del planeta.El fenómeno de la superpoblación existe, pero ¿supone semejante amenaza para la supervivencia y las condiciones de vida en la Tierra? ¿Qué caminos puede seguir la humanidad para paliar sus efectos y que los Derechos Humanos no decaigan?Estas preguntas atraen, ya de por sí, asperezas irreconciliables entre los expertos. Mientras que algunos piensan que las posibles soluciones están en nuestras manos, otros miran al cielo para dar sentido a una vía de escape. Y es que jamás se había hablado tan en serio de colonizar otros mundos como a finales de esta década.
Las cifras de la superpoblación
Soluciones al fenómeno de la superpoblación
Los aumentos de población y las grandes concentraciones urbanas tendrán consecuencias en infinidad de aspectos. Las amenazas existen y ya se dan: empobrecimiento de la población, sociedades más injustas, peligro para la sostenibilidad. Del mismo modo, las ciudades inteligentes están demostrando contar con soluciones reales para estos problemas.
Las estrellas, ¿nuestro destino?
El sueño utópico de la conquista espacial parece establecer lo contrario. Es decir, es necesario el empleo de un sinnúmero de recursos para lograr el beneficio de paliar los efectos negativos de la superpoblación a muy largo plazo. Pese a esto, muchos de los grandes gurús tecnológicos de nuestra época abogan por mirar a las estrellas. De hecho, algunos creen que será la única solución llegado el momento en que no podamos costear el mantenimiento y las roturas de nuestro cuarto de baño.
SpaceX y Blue Origin son solo el principio
Si en el siglo XX la apertura espacial era un asunto que se costeaba con dinero público, el siglo XXI nos muestra que la inversión privada se interesa más que nunca por superar los límites alcanzados. Otro ejemplo memorable es el de Elon Musk y la compañía espacial SpaceX, que ya proyecta una misión a Marte. En su web y en palabras de Musk, podemos leer casi como un emblema:Quieres despertarte por la mañana y pensar que el futuro será genial, y que ser una civilización estelar es precisamente eso. Es creer en el futuro y pensar que el futuro será mejor que el pasado. Y no puedo pensar en nada más emocionante que salir ahí fuera y estar entre las estrellasOtro gigante de la industria y otro mundo que conquistar (Marte), pero la misma idea convertida casi en evangelio, como prólogo irremediable de la aventura histórica que se pretende emprender. Tras el complejo tablero de piezas para que el espacio sea una solución viable a los problemas de la superpoblación se esconde un interrogante. ¿Es realmente una vía de escape realista o responde a la lógica megalómana de sus millonarios impulsores?
¿Precipitación espacial u oportunidad antes de que sea tarde?
