Sameh Wahba es el Director Global del departamento del Banco Mundial para el Desarrollo Urbano, Gestión de Riesgos de Desastres, Resiliencia y Tierras. Experto en urbanismo y arquitectura, desde su cargo supervisa numerosos programas relacionados con la inversión en infraestructuras y prácticas relacionadas con la resiliencia urbana.Durante su participación en Smart City Expo World Congress 2019 concedió una entrevista a Smart City Lab para hablar sobre los factores que intervienen en la resiliencia de las ciudades, un concepto que está cobrando especial relevancia en todo el mundo.
¿Cuáles son los desafíos más importantes a los que se enfrentan actualmente las ciudades en lo que se refiere a sostenibilidad?
Hay tres problemas a los que se enfrentan las ciudades de todo el mundo. El primero es un problema de inclusión. Debido a la rápida urbanización, unida a un mayor número de conflictos, se está incrementando el número de personas que emigran a la ciudad, superando con creces la capacidad de los gobiernos locales para proveer servicios básicos.El segundo reto es la resiliencia. Cuando se combina una urbanización rápida con los efectos del cambio climático, te encuentras con una gran población en riesgo de sufrir los efectos derivados de esta situación.Finalmente está el desafío económico. Las ciudades buscan constantemente atraer inversiones para crear nuevos empleos y oportunidades económicas para la población, porque esa es la premisa de las ciudades, convertirse en escaleras para que la población pueda escapar de la pobreza. Para alcanzar este potencial, las ciudades deben ser administradas correctamente. Deben atajar problemas como la congestión, la polución, la ausencia de viviendas asequibles…Todos estos son factores que impiden que las ciudades alcancen su potencial de prosperidad y crecimiento.
¿Podemos identificar debilidades específicas de cada continente o región o estamos hablando de fenómenos más globales?
Obviamente los desafíos relacionados con la resiliencia son más globales por los efectos del cambio climático. Hay algunos lugares más expuestos que otros, pero es un desafío al que están expuestos todos. Las 136 ciudades costeras de mayor tamaño tienen 1.000 millones de habitantes, que es el 20% de la población mundial, están expuestas a inundaciones, y atesoran una tercera parte del valor económico. Para 2050 serán 230 millones y la exposición económica será muchísimo mayor.Asimismo, el problema de la inclusión afecta especialmente a Oriente Medio y África Subsahariana, pero también hay zonas de conflicto en otras regiones que pueden requerir intervención.
¿Puede mencionar alguna ciudad que haya hecho grandes avances para mejorar su sostenibilidad? ¿Cómo?
Hay un gran número de ciudades que han logrado grandes avances en poco tiempo. Podemos fijarnos en Beira, Mozambique, que era una de las ciudades más expuestas a los efectos del cambio climático. Es una ciudad costera con gran parte de su superficie por debajo del nivel del mar, provocando inundaciones crónicas. Es una de las cinco ciudades más amenazadas del mundo. La ciudad invirtió con fuerza en prevención de inundaciones, construyendo infraestructuras, pero también integró un nuevo modelo urbanístico y una política de residuos sólidos.La combinación de estos factores hace que ahora la ciudad sea más resiliente. Cuando el ciclón Idai golpeó a Mozambique, esta fue la única parte del país que no fue destruida. La infraestructura funcionó, canalizó el agua y evitó la pérdida de vidas.
Se habla con frecuencia acerca de cómo los países en desarrollo son también algunos de los más contaminantes. ¿Es justo realizar esa clase de juicios?
Nueva Deli tiene niveles de contaminación que superan lo epidémico, convirtiendo la ciudad en inhabitable. Pero es un problema híbrido. No es solo el tráfico. La ciudad trata de atajarlo cerrando el tráfico a vehículos con matrículas antiguas ciertos día, entre otras medidas, pero es algo con orígenes muy diversos. También intervienen por ejemplo los granjeros en estados limítrofes con la quema de sus residuos agrícolas. Así que es necesaria una implicación de sectores y jurisdicciones. La polución del aire no se ciñe a las fronteras municipales, viaja.
¿Deberían invertir más en energías limpias o podría eso frenar el crecimiento necesario para migrar a economías de bajas emisiones?
No hay incompatibilidades entre tener energía más limpia y reducir la huella de carbono. Se pueden tomar acciones que combinen ambas cuestiones, como la construcción de edificios verdes. Es a través de estas políticas que los países pueden apuntar a la descarbonización. Pero la producción de energía es nacional o subnacional, no es corriente que dependa de un alcalde como sí sucede con el agua o el transporte público.
La sostenibilidad también involucra políticas fiscales y económicas. No hay una solución universal, ¿pero existe algún problema común entre las naciones en desarrollo?
Las políticas fiscales y económicas son factores muy importantes en la sostenibilidad de las ciudades. Por ejemplo, la forma en la que un país subvenciona los precios de la gasolina puede promover el uso del coche. Lo que suelen hacer algunos países es aplicar impuestos que financian el transporte público para crear las condiciones que permitan un cambio en el transporte, de menos a más eficiente.Son políticas como estas las que permiten por ejemplo combatir la urbanización horizontal desaforada, creando ciudades de baja densidad, mucho más extendidas, con grandes distancias a recorrer por los ciudadanos de forma diaria, que generan más emisiones… Las políticas que pueden hacer posible la creación de ciudades más densas pueden ser fiscales pero también administrativas. La política fiscal no es la única herramienta disponible para lograr este objetivo, pero es una de las varias que hay al alcance de los gobiernos.
¿Cómo pueden prepararse las ciudades del futuro para lidiar con una población cada vez más envejecida? ¿A qué desafíos se enfrentan?
La población urbana es cada vez más anciana y eso tiene un gran número de implicaciones. Y no solo para la población mayor, también para la población con minusvalías. El 15% de la población mundial tiene alguna clase de minusvalía o varias. Así que hay que crear ciudades accesibles universalmente, con aceras accesibles, con transporte público accesible…También es importante la integración de nodos de transporte con las poblaciones. Si vas a Japón verás que el extrarradio de Tokio se está vaciando. La gente está envejeciendo y conduce menos, así que se va acumulando en torno a los nodos de comunicación para usar el transporte público, y eso está cambiando la distribución de las ciudades, creando zonas de mayor densidad muy localizadas. Así, resulta cada vez más importante que el acceso a estos nodos sea accesible desde la superficie.Hay que pensar en crear ciudades para las necesidades de la población en general. Espacios abiertos y zonas verdes para la gente joven, políticas de género más sensibles como las que está implementando Barcelona con espacios especiales para atender las necesidades de las mujeres… A través de estas políticas podemos crear ciudades más ajustadas a las necesidades de todos los públicos y accesibles para todo el mundo.