Autor | Tania AlonsoLa mala gestión de los desechos contribuye a la contaminación de océanos y bosques, la transmisión de enfermedades y la emisión acelerada de dióxido de carbono a la atmósfera. Según datos del Banco Mundial, el crecimiento económico y poblacional hará que la cantidad de residuos aumente un 70% en los próximos 30 años. Algo que se notará, sobre todo, en las ciudades.Las 4 R (reducir, reutilizar, reciclar y recuperar) cobran cada vez más importancia en la agenda política de numerosas ciudades alrededor del mundo. Sin embargo, no es suficiente. Analizamos qué se está haciendo bien y qué se está haciendo mal a la hora de reciclar los residuos.
Una nueva vida
Una gestión efectiva no se queda en la separación de los desechos para su posterior eliminación. Su objetivo final es, salvo excepciones, dar a los materiales otra utilidad. Normalmente, los residuos se separan en diferentes contenedores. De ahí pasan a plantas de selección que los envían a las empresas de reciclaje, encargadas de convertirlos en nuevos productos.
Economía circular, iniciativas Zero Waste y otra soluciones
En Jordania, la ciudad costera de Áqaba está aplicando medidas de economía circular para convertir los desperdicios en una oportunidad. La ciudad genera cada día 150 toneladas de desechos sólidos, por lo que un proyecto (que cuenta con el apoyo de la ONU y la UE) apostó por reducir estas cifras. Su primera línea de actuación fue potenciar el reciclaje y la optimización de recursos en los hoteles. La actividad generada a partir del reciclaje ha creado, además, empleos para miembros de comunidades vulnerables.Destacan, también, las iniciativas de algunos países nórdicos. En 2017, el gobierno sueco reformó el sistema de impuestos para abaratar la reparación de artículos usados. El país cuenta, también, con un sistema que permite recuperar dinero al entregar latas y botellas vacías. De esta forma se reciclan cada año 1.800 millones de unidades.