Autor | Arantxa HerranzLa sensorización de las ciudades es ya una realidad en las principales urbes del mundo. Dispositivos de captación de datos, imperceptibles pero omnipresentes y muy útiles para todo tipo de tareas (gestión del tráfico, recogida de residuos, control de la iluminación...) forman parte de la topografía electrónica de cualquier ciudad moderna. Y su presencia no deja de aumentar.Si unimos todos estos sensores y la información que proporcionan con todos los datos que se generan alrededor de las ciudades (número de móviles, vehículos y su tipología, peatones, usuarios de transporte público…) tenemos un pequeño Big Data en cada una de las urbes. Así pues, el reto no es tanto ser una Smart City sino cómo convertirse en una ciudad hiperconectada y, sobre todo, ser capaces de gestionar y analizar todo ese volumen de información.Crear nuevas oportunidades de negocio en la ciudad, aumentar la eficiencia de los procesos gubernamentales y mejorar la seguridad y la sanidad pública son algunas de las mejoras que se pueden obtener cuando las ciudades son capaces de sacar partido de todas estas herramientas.
Las ciudades no pueden quedarse atrás
Según el ESI ThoughtLab, un grupo de expertos que ofrece a gobiernos y empresas ideas y análisis basados en evidencias, las ciudades corren el riesgo de quedarse rezagadas con respecto a ciudadanos y empresas en la adopción de nuevas tecnologías.El problema no es solo que se produzca y agrande una brecha tecnológica, sino que las urbes que tarden mucho en adoptar las nuevas tecnologías corren el riesgo de ser más peligrosas, sufrir mayores niveles de congestión del tráfico y, por tanto, de contaminación y, por extensión, ser incapaces de responder a las expectativas sobre salud pública, productividad y condiciones de vida.
Así de conectadas están las ciudades
Algunos resultados del estudio muestran que tecnologías como Wi-Fi público, Internet de las cosas (IoT), nube y tecnología móvil son utilizados por más de nueve de cada 10 ciudades en el mundo. Otras de las que tienen más aceptación son biometría (83% de las ciudades), inteligencia artificial (82%), blockchain (66%) y telemática (52%).En dicho informe se pone como ejemplo la ciudad de Barcelona, asegurando que lidera actualmente el camino de la hiperconectividad al promover con éxito el compromiso ciudadano con sus iniciativas tecnológicas. Uno de los exponentes de este cambio es la plataforma digital democrática Decidim.Barcelona, ??que se calcula que es utilizada por 400.000 ciudadanos para debatir soluciones urbanas, participar en la toma de decisiones y dar forma a políticas futuras.Qué conlleva ser algo más que “smart”
