Autor | Amaia PorteiroLa transformación digital está cambiando nuestro entorno y nuestras ciudades de forma radical. Ahora que tenemos las herramientas adecuadas, quizás sea el momento de replantearse también los desafíos estructurales de la administración y el gobierno de nuestras urbes para conseguir que sean más eficientes, transparentes e inclusivas.El 45% de la población mundial vive en ciudades y el porcentaje no dejará de aumentar en las próximas décadas. Nuestras ciudades son cada vez más inteligentes gracias a las nuevas herramientas digitales, pero ¿lo es también su administración?Ahora que existen las herramientas para ello, no existen excusas para no propiciar un cambio. Tan sólo se trata de encontrar un punto de partida. ¿Qué se necesitaría exactamente para conseguir una administración ciudadana más ágil e inteligente?Durante el Smart City Expo World Congress 2019 celebrado en Barcelona, un panel centrado en las ciudades más innovadoras en este ámbito revelaba que las conclusiones de todas ellas eran similares. Según los panelistas, las ciudades inteligentes del futuro necesitan ser:
- Más ágiles. Tener la capacidad de adaptase con rapidez. Esto incluye trabajar con presupuestos reducidos para la implementación y testeo de ideas con rapidez y a pequeña escala bajo un enfoque de "fallar rápido" (fail fast approach).
- Más transparentes. Se debe abrir el acceso a los datos recogidos a todos para que todas las partes interesadas puedan participar en la posterior toma de decisiones basadas en los mismos. La transparencia será clave también para recuperar la tan necesaria confianza de los ciudadanos en sus instituciones y estimular su participación.
- Más participativas. Las personas deben estar en el centro de todas las estrategias de mejora. Se necesita escuchar y dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, que deben tomar parte activa en los cambios.
- Más inclusivas. Todos los sectores de la sociedad, incluyendo las minorías, deben estar representados en el diseño de soluciones para fomentar la equidad.
El futuro del gobierno ciudadano: sin papel y participativo
