Autor | M. Martinez@EuklidiadasAunque hablamos de ellos como si fueran un fenómeno radicalmente nuevo, ya son varias las generaciones de jóvenes que han nacido rodeadas de la tecnología que ofrecen las pantallas y la hiperconexión. Saben interactuar con estos objetos y no necesitan el manual de usuario, por lo que presuponemos que son “nativos digitales”. Nada más lejos de la realidad.Lo cierto es que estamos hablando de un grupo de ciudadanos que, a pesar de su inmersión, presenta graves deficiencias en su relación con las nuevas tecnologías. Algo que puede suponer graves problemas según nos encaminamos a un mundo perpetuamente conectado e incluso definido por el big data.
“Nativo digital” es un término muy engañoso
El libro ‘Los nativos digitales no existen’, redactado por grandes expertos del sector de la tecnología, es bastante crítico con esta categoría de la población. No en sí mismo porque esté definida de forma excesivamente tenue o imprecisa con respecto a la realidad, sino porque por su formulación, exime a los agentes clave del desarrollo tecnológico de su responsabilidad. Después de todo, si un joven es “nativo digital”, entonces no hace falta enseñarles a usar con ética sus dispositivos.Genís Roca, uno de los autores del libro, establece un paralelismo entre nuestros jóvenes y los jóvenes de otros tiempos, diciendo que “es absurdo hablar de nativos digitales, como habría sido absurdo hablar de nativos agrícolas o nativos electrónicos”.Pensemos en un niño nacido en la campiña de XVIII. Una relación segura con los aperos de labranza (algunos bastante afilados) será aquella que pueda proporcionar y transmitir la familia. En otro ejemplo, un joven de 1980 no tenía por qué entender la electricidad de su walkman para usarlo.Sin embargo el concepto ha nacido enraizado con otros como millennials, centennials y alfas generaciones para los que se presupone una interacción saludable con la tecnología que no lo es tanto. De hecho, las nuevas generaciones tienen menos conocimientos de tecnología que sus progenitores. La brecha digital parece extenderse en ambos sentidos.Los nativos digitales son en realidad usuarios
Hay una diferencia enorme entre usar una tecnología y comprenderla. Como dice Enrique Dans en el libro mencionado, “la tecnología no viene en los genes, y el sentido común para darle uso tampoco”. Nuria Oliver, doctora por el Media Lab del MIT, sostiene que “las nuevas generaciones [...] saben menos que sus progenitores”, lo que los convierte en usuarios incautos.En 2016 Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil y autora del libro ‘Los chicos y las pantallas’ (2014) publicó el estudio ‘¿Cuánto saben los chicos de tecnología?’ de la mano de Microsoft. En él se puede apreciar cómo siete de cada diez jóvenes se consideran expertos en tecnología, aunque el 60% no sabe ni siquiera qué significa programar.El mismo porcentaje afirmó no saber cómo funciona un ordenador, y los resultados sobre su interacción (el 30% usa el ensayo y error como herramienta básica ante problemas) no son mucho más esperanzadores. Cuando los jóvenes dan con un escollo digital solo el 40% de ellos analiza qué puede estar pasando, y el 30% directamente ni lo intentan. Sin embargo, son el referente de los adultos.Los adultos delegan en los jóvenes

Analfabetos digitales, conectados sin conexión
