Autora | Lucía Burbano
Cada año se producen entre 750.000 y un millón de muertes provocadas por los mosquitos, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud. Los mosquitos son los animales más mortíferos, no de forma directa, sino porque actúan como vectores de enfermedades como la malaria, el dengue, el virus del Zika o del Nilo Occidental.
El control de los mosquitos es necesario para reducir los efectos de estas enfermedades, ante su avance en los países desarrollados. Para evitar su propagación y reducir el riesgo de transmisión varias ciudades están empleando estrategias pioneras.
EL MOSQUITO, EL INSECTO MÁS PELIGROSO
Existen más de 3.500 tipos de mosquitos, aunque solo un tercio de las especies puede transmitir enfermedades a los humanos. El problema es que los mosquitos viven en la mayoría de las regiones del mundo. Su presencia es más intensa en humedales y zonas acuáticas porque habitualmente, ponen sus huevos en aguas estancadas y sus larvas habitan este medio. Por esta razón los mosquitos abundan en las zonas tropicales de países de África, América central y Sudamérica y el sudeste asiático.
Los mosquitos adultos viven entre 2 y 4 semanas, según su especie y las condiciones de humedad, temperatura y otros factores ambientales. Los mosquitos hembra son los que pican a los humanos y a otros animales porque necesitan extraer sangre para producir sus huevos.
Generalmente, las picaduras provocan inflamación o molestias en la piel porque el mosquito deja una pequeña cantidad de saliva ante la que reacciona nuestro sistema inmunitario. En algunos casos, además, inoculan enfermedades infecciosas porque extraen el virus o bacteria que vive en la sangre y la transmiten a la siguiente persona que pican.
ENFERMEDADES QUE PUEDE TRANSMITIR UN MOSQUITO
Las enfermedades transmitidas por los mosquitos más comunes son la malaria, el dengue, el virus del Zika, la fiebre amarilla y el virus del Nilo:
- La malaria se contrae con la picadura de un mosquito Anofeles infectado. Sus síntomas incluyen fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza. En algunos casos puede causar ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática y trastornos del sistema nervioso central. Los últimos datos de la OMS señalan que la incidencia de la malaria ha aumentado después de la pandemia, con casi 250 millones de casos en 2022.
- Dengue. Es común en zonas tropicales y subtropicales del mundo como el sudeste asiático, las islas del Pacífico occidental, América Latina y África. Este año se han detectado más de 5 millones de casos en el mundo. En su versión más leve provoca fiebre alta y síntomas parecidos a la gripe. En su versión grave, el dengue, también llamado “fiebre hemorrágica del dengue”, puede ocasionar sangrado intenso, descenso repentino de la presión arterial y la muerte.
- Virus del Zika. Es transmitido por el mosquito del género Aedes, que pica durante el día. Los síntomas son generalmente leves, duran entre 2 y 7 días y consisten en fiebre, erupciones cutáneas, conjuntivitis, dolores musculares y articulares y cefaleas. El virus se complica si se transmite a una mujer embarazada, ya que puede causar malformaciones congénitas, parto prematuro o aborto espontáneo.
- Fiebre amarilla. Se denomina así por la ictericia que presentan algunos pacientes contagiados por la picadura de los mosquitos infectados. Sus síntomas son fiebre, cefalea, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio. Es endémica en las zonas tropicales de África, América central y Sudamérica.
- Virus del Nilo Occidental. Generalmente, presenta síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, dolores de cuerpo, erupción cutánea o ganglios linfáticos inflamados. No obstante, si entra en el cerebro puede causar una inflamación denominada encefalitis o meningitis si se inflama el tejido que rodea el cerebro.
CÓMO PUEDEN LAS CIUDADES DEFENDERSE DE LOS MOSQUITOS
Las ciudades están habituadas a combatir enemigos ‘invisibles’. El problema con los mosquitos es que, como consecuencia del cambio climático y el transporte internacional, las enfermedades graves que provocan algunas especies han aparecido en ciudades donde estos mosquitos no son habituales. En los últimos años se han detectado casos de dengue en Europa y de malaria en Estados Unidos, que han generado la necesidad de diseñar estrategias en las ciudades para defenderse de los mosquitos.
El control de los mosquitos puede dividirse en dos áreas de responsabilidad: la individual y la pública. La responsabilidad individual implica realizar acciones como la instalación de mosquiteras en las casas y trampas que utilizan luz, sonido u olor para atraer y capturar a los mosquitos de forma eficaz.
En lo que se refiere a la pública, ésta se ejecuta bajo el concepto de Gestión Integrada de Mosquitos (GIM). La GIM se basa en criterios ecológicos, económicos y sociales e integra metodologías multidisciplinares de gestión de plagas para proteger la salud pública, el medio ambiente y mejorar la calidad de vida.
Las estrategias de la GMI son varias. Entre ellas se encuentra la reducción o eliminación del insecto en su propia fuente mediante, por ejemplo, el control biológico colocando especies de peces como la gambusia, que se alimentan de las larvas de los mosquitos, en las zanjas y estanques.
Otros métodos de control no químicos para los mosquitos adultos son los depredadores invertebrados. Varios organismos públicos han empleado el control de los mosquitos adultos mediante aves, murciélagos, libélulas y ranas.
LUGARES QUE YA LO HAN CONSEGUIDO
La aldea Ifakara, también conocida como ‘Mosquito City’, en Tanzania, es el lugar donde existe la mayor colonia de mosquitos en cautividad del mundo. Es, literalmente, un laboratorio donde se estudian métodos para combatir la malaria y otras enfermedades transmitidas por los mosquitos, cómo atraparlos, repelerlos y eliminarlos. Por ejemplo, se ha descubierto que los mosquitos utilizan la memoria para regresar a una vivienda donde obtuvieron sangre por última vez.
Asimismo, en Colombia se lanzó una prueba piloto en 2018 empleando una aplicación móvil creada por Premise, una compañía de análisis y datos de Estados Unidos, para identificar y posteriormente destruir estos criaderos de mosquitos. Con la ayuda de los propios ciudadanos, fue posible localizar puntos de estancamiento de aguas y otras posibles colonias de mosquitos.
Una vez recopilados, todos estos datos fueron registrados, georreferenciados, fotografiados y finalmente trasladados a las autoridades de salud para que tomaran las medidas pertinentes y para educar a la población sobre cómo erradicar las colonias de mosquitos.
En los Cayos de Florida se han utilizado mosquitos genéticamente modificados para controlar la reproducción de las hembras y evitar la propagación de las enfermedades que transmiten con sus picaduras. Se liberaron unos 5 millones de mosquitos Aedes Aegypti que portaban un gen letal para las crías hembras para reducir el número de mosquitos portadores de enfermedades.
En la isla Kunfunadhoo, en las Maldivas, se consiguió erradicar a los mosquitos con la colocación de trampas ecológicas, sin emplear productos químicos. Estas trampas utilizan dióxido de carbono creado mediante la fermentación de levadura y azúcar y ácido láctico para simular el olor a sudor de las personas y atraer a los mosquitos. Con la colocación de 500 trampas se redujo en un 98% la población de mosquitos el primer año.
Honduras ha sido uno de los últimos países en recurrir a la bacteria Wolbachia para controlar a los mosquitos. Este método desarrollado por el World Mosquito Program consiste en inyectar esta bacteria, que portan de forma natural otros animales, a mosquitos Aedes aegypti para reducir su capacidad de transmitir los virus del dengue o el zika.
Dada la magnitud del problema de salud pública que representan los mosquitos, urge que las ciudades con climas más favorables a su proliferación tomen medidas de cara a evitarla. Un saneamiento adecuado es fundamental para evitar la aparición de larvas, y también es crítico vigilar los depósitos de agua municipales.
Fotografías | Wikipedia Commons, Syed Ali, Marcus Neto, Shelby Cohron