Autor | Lucía Burbano
Las olas de calor, cada vez más frecuentes y acentuadas, son una amenaza real para la salud, especialmente la de la población más vulnerable. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2022 15.000 personas fallecieron en Europa por esta causa, un hecho que el organismo internacional atribuye como un efecto directo del cambio climático.
Las olas de calor, un fenómeno que se acentúa en las ciudades
La Organización Meteorológica Mundial define una ola de calor como "un tiempo caluroso estadísticamente inusual que persiste durante varios días y varias noches".
Las olas de calor son especialmente visibles en las urbes, donde se producen las llamadas islas de calor, que provocan una sensación térmica aún más sofocante. Un estudio que publicó el servicio suizo de meteorología estima que **existen unos 6 ºC de diferencia térmica** entre las ciudades y los entornos rurales, especialmente de noche.
Si nos fijamos en la estadística pura y dura, Statista señala que en 2022 ciudades de la India y Pakistán alcanzaron unas temperaturas récord de 50 °C, provocando cortes de electricidad y escasez de agua.
Este fenómeno también se registró en el hemisferio sur. La ciudad australiana de Onslow superó su máximo con 50,7 °C mientras que la uruguaya Florida sitúo el termómetro en 44 °C, algo nunca visto.
Identificar el calor en la ciudad y a la población vulnerable
Muchas ciudades ya están actuando para paliar los efectos de las olas de calor.
El primer paso, según la red de ciudades C40 es **medir el calor urbano y la vulnerabilidad**para comprender el riesgo térmico que puede experimentar la población más sensible a sus efectos.
Por ejemplo, la estrategia de respuesta a la ola de calor de la ciudad de Melbourne se centra en las personas sin hogar. O la de la india Ahmedabad en aquellas personas que trabajan en el exterior.
Otra estrategia es elaborar mapas de calor que combinen datos sobre la variabilidad del calor en la ciudad con datos socioeconómicos. Ciudades como Toronto disponen de Índices de Vulnerabilidad al Calor disponibles en línea, junto con información cartografiada sobre la ubicación de dónde están los lugares para refrescarse.
Estos mapas pueden realizarse conjuntamente con las agencias metereológicas, investigadores o colocando sensores de temperatura para cartografiar el efecto isla de calor urbano en tiempo real. Madrid ha instalado una red de 27 sensores meteorológicos que miden la temperatura, la humedad y otros parámetros.
Formas innovadoras en que las ciudades inteligentes combaten las olas de calor
Una vez recopilada la información, llega la hora de pasar a la acción. Las medidas que las ciudades pueden implementar para paliar las olas de calor son las siguientes.
Refugios climáticos
Son aquellos espacios que proporcionan confort térmico a la población durante episodios climáticos extremos. Deben estar debidamente señalizados, mantener una temperatura de 26 °C, ser accesibles para todos los ciudadanos y proporcionar áreas de descanso con asientos y agua potable.
Generar zonas sombreadas
La sombra es fundamental para que las calles y plazas sean transitables durante las altas temperaturas. Plantar árboles de gran altura, colocar mamparas y toldos de grandes dimensiones son algunas soluciones.
El material de los pavimentos
Las aceras y el asfalto se fabrican con grava o roca triturada, materiales que pueden alcanzar temperaturas superiores a los 60 °C en verano. Idealmente, deberían utilizarse suelos permeables con escorrentías cercanas al 90% que filtren parte del agua de lluvia para amortiguar el calor y ayudar al crecimiento de especies vegetales.
El blanco, el color que mitiga el calor
El uso de pintura blanca refleja una mayor cantidad de luz solar y evita que el pavimento se sobrecaliente. Es una vieja técnica para refrescar las viviendas ampliamente extendida en el Mediterráneo y que se puede ampliar a las ciudades. No obstante, si el calor va acompañado de una cantidad importante de luz solar, también puede iluminar las calles de forma cegadora, presentando posibles problemas para la seguridad vial.
Fotografías | Unsplash/Lerone Pieters, Unsplash/Mikita Yo