Autor | Eduardo BravoViena ha sido elegida la ciudad más habitable 2019 por el equipo de expertos de Economist Intelligence Unit. En el grupo de las más habitables, Viena es seguida por Melburne, Sídney, Osaka y tres ciudades canadienses, Calgary, Vancouver y Toronto. Hay que esperar al puesto número nueve para encontrar otra ciudad europea, concretamente, Copenhague.El décimo lugar lo ocupa la ciudad australiana Adelaida y, si se desea encontrar más ciudades europeas, ya hay que adentrarse hasta los puestos situados entre el diez y el veinte. En todo caso, en el listado no hay ninguna ciudad española, algo que contrasta con otros rankings similares, como el de la revista Monocle que, a principios de 2019, eligió a Madrid como la octava ciudad del mundo para vivir.La razón para esas discrepancias entre unas listas y otras se debe a los criterios empleados para confeccionarlas. Mientras que en el caso de Monocle se atiende a cuestiones de estilo de vida, restauración o comercios, en el caso del de Economist Intelligence Unit los parámetros empleados son cinco categorías que abarcan campos tan variados como la salud, las infraestructuras, la calidad medioambiental, la oferta cultural, la seguridad y la estabilidad política.Este último punto ha hecho que, por ejemplo, grandes ciudades como Nueva York, Londres y París hayan obtenido una posición poco destacable. El mayor riesgo que tienen de sufrir atentados terroristas las dos primeras y las protestas de los chalecos amarillos celebradas en la capital francesa el año pasado han jugado en su contra. De hecho, los analistas advierten de que la posición número 38 que ocupa Hong Kong podría verse afectada el año que viene, a consecuencia de los violentos enfrentamientos entre los ciudadanos y la policía de las últimas semanas.
Qué hace de Viena la mejor ciudad del mundo para vivir
Tras estudiar todos esos aspectos, Viena obtuvo una puntuación de 99,1 sobre 100 posibles. Las nueve décimas que faltaron para conseguir la perfección, la ciudad austriaca las perdió en los aspectos medioambientales y en la oferta cultural. Algo curioso, habida cuenta del esfuerzo que las autoridades locales han realizado para convertir a Viena en una ciudad inteligente, que presta especial atención al uso de energías renovables y a la reducción de emisiones contaminantes.En los últimos años, por ejemplo, el Ayuntamiento mejoró el transporte público, del que forman parte no solo los autobuses, metros y tranvías, sino también el servicio municipal de alquiler de bicicletas, cuyo uso es gratuito durante la primera hora. Incluso se han puesto a disposición de los ciudadanos bicicletas con un transportín que permite cargar hasta 350 kilos y que son especialmente apropiadas para hacer mudanzas o mover bultos voluminosos de un lugar a otro, sin tener que recurrir a furgonetas o camiones.En definitiva, unas intervenciones que han conseguido que el 85% de los desplazamientos que se realizan en la ciudad sea respetuoso con el medio ambiente.Además, muchos de los elementos que rigen esos desplazamientos, como los semáforos o las farolas, cuentan con tecnología LED para ahorrar energía y están activados por sensores controlados por algoritmos que, en el caso de los semáforos, reconocen cuando el peatón desea cruzar. De esta forma, estas señales no se regulan según una serie de rutinas ajenas a lo que sucede en la calle, sino que se adaptan a tiempo real a las necesidades del tráfico rodado y los peatones.Esa optimización de las cuestiones energéticas también está presente en los edificios de viviendas y oficinas, algunos de los cuales ya son construcciones inteligentes y otros disponen de paneles solares en régimen de copropiedad. No solo proporcionan energía a la comunidad que habita en ellos, sino que surten de energía a otros ciudadanos o empresas. Una solución que espera lograr que en 2030 el 40% de la energía que se consuma en la ciudad proceda de energías renovables.
Medidas para crear una ciudad "vivible" que contribuyen a la economía
No obstante, las autoridades de Viena no quieren que sus ciudadanos se queden en casa generando energía, sino que prefieren que salgan y la gasten haciendo deporte o disfrutando de actividades lúdicas. Por eso, una de sus preocupaciones ha sido conseguir que los vieneses hagan suyo el espacio público. Para ello, y a pesar de no haber recibido una buena nota en el estudio de Economist Intelligence Unit, la ciudad organiza constantemente actividades culturales, algunas de las cuales van acompañadas de intervenciones urbanas para que los ciudadanos puedan disfrutar de los espacios sin riesgo de ser molestados por los automóviles. Por ejemplo, el cierre de determinadas manzanas al tráfico, cuyo espacio libre de coches se utiliza para eventos deportivos, comidas populares o parques infantiles.Ese nuevo trazado urbano, destinado a generar entornos seguros y más habitables para los residentes, también se ha aplicado en una serie de campus escolares que integran en un mismo lugar los edificios que acogen a los alumnos de educación infantil, primaria y secundaria, así como las zonas verdes y parques para jugar. De este modo, todo el ciclo escolar de los vieneses se puede desarrollar en un espacio acogedor, con carriles bici, limitaciones al tráfico de motor y accesos para niños y niñas con problemas de movilidad y discapacidad visual o auditiva.Estas son algunas de las innovaciones que han hecho que Viena sea merecedora del título de ciudad más habitable del mundo. Un reconocimiento que ostenta por segundo año consecutivo y que consiguió por primera vez en 2018, después de desbancar a Melbourne, ciudad que obtuvo las mejores puntuaciones de Economist Intelligence Unit durante ocho años seguidos. Aunque la competición está reñida, tal vez Viena pueda batir ese récord en las siguientes ediciones.Para saberlo habrá que esperar a 2020, ya que el futuro es una de las pocas cosas que no puede responder otra de las innovaciones del gobierno municipal vienés: WienBot. Esta aplicación para Android e iOS es un chat bot que funciona con algoritmos e inteligencia artificial, que resuelve las dudas de los vieneses sobre cuestiones como el tiempo, el tráfico, la fuente más cercana para poder beber agua, las bibliotecas públicas que hay en las inmediaciones o el camino más corto para llegar a un lugar de interés. Además, entiende mensajes de voz, texto e incluso emojis: si se le envía una caca sonriente y un perro, informa del parque más cercano en el que pasear al animal. Otra forma más de entender el papel de la inteligencia en las ciudades.Imágenes | Anemone123, Zuzka Sabolová, andreas N, Federlos, Daniel Fürhapter, Robert Prax