Así se integran los puntos de recarga de coche eléctrico en la arquitectura urbana

Así se integran los puntos de recarga de coche eléctrico en la arquitectura urbana

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Autores | Jaime Ramos, Elvira Esparza

El futuro de la movilidad urbana es eléctrico. El ocaso de motor de combustión y su progresiva sustitución por propulsores eléctricos constituye una revolución que ha hecho temblar durante la década de que se agota los pilares de la industria de la automoción. Pese a los detractores del coche eléctrico, el cambio se consolida y durante los próximos años asistiremos a un aumento de la cuota de mercado de aquellos vehículos que se enchufan.

Así lo demuestran numerosos indicadores: casi todos los fabricantes ya ofrecen este tipo de modelos, su precio tiende a la baja al mismo tiempo que, en menos de diez años, se han pasado de ver autonomías de menos de 100 kilómetros a superar los 400 kilómetros y en aumento. La apuesta por la innovación en las baterías de litio se encuentra en el centro de estos logros.

Su consolidación llega respaldada por autoridades e instituciones, incluidas las de países con problemas mayúsculos de contaminación como China o La India. Mientras que las cuotas obligatorias chinas y su industria emergente ya superan el millón de coches eléctricos matriculados al año, en La India pretenden seguir ese mismo camino.

Así está afectando el coche eléctrico a la ciudad

Esta tendencia impactará de lleno en el corazón de las ciudades reduciendo la contaminación del aire (y también la acústica). Igualmente, integrar al coche eléctrico en las calles significa reforzar de forma definitiva la infraestructura de recarga.

Si durante esta década se ha vivido un profundo debate sobre si la transición al motor eléctrico debería suponer también un cambio en el diseño de los vehículos, ese mismo interrogante se ha trasladado a las estaciones de carga.

¿Cómo debería el espacio urbano asimilar esos puntos de carga? De momento, se tiende a compactar al máximo esta tecnología para lograr una implantación más inteligente. Sin embargo, no queda claro cuál será la mejor solución.

Cómo integrar los puntos de recarga en una ciudad

Hasta la fecha hemos podido ver cientos de alternativas y diseños para esta tecnología. Desde armatostes del tamaño de un armario hasta esbeltos tótems de diseño futurístico. El tamaño, en el caso de la recarga, tiene que ven en parte con cuántos estándares ofrece la estación (es decir, los tipos de enchufe). Una futura unificación de los mismos ayudaría, sin duda, a la integración urbana de la recarga.

En cualquier caso, es preciso el desarrollo de una estrategia inteligente para no atestar las aceras con más mobiliario del necesario. De ahí la proliferación de propuestas de cargadores eléctricos en las ciudades que persiguen este fin, aprovechar infraestructuras que ya están en las calles de las ciudades para no sobrecargar el espacio común.

Cabinas telefónicas

En 2010 el Ayuntamiento de Madrid y Endesa presentaron la primera cabina telefónica convertida en punto de recarga de vehículos eléctricos. Junto a la cabina se establecía una zona de aparcamiento para que los vehículos recargaran de forma gratuita con una tarjeta expedida por el Ayuntamiento.

En Nueva York también se especuló en 2013 con la posibilidad de adaptar las ya casi jubiladas cabinas telefónicas para este fin, igual que como terminales de acceso WiFi.

Cajas de cableado telefónico

BT y la startup Etc han puesto en marcha en Reino Unido un programa piloto para reutilizar las cajas de cableado telefónico y banda ancha como puntos de recarga de los vehículos eléctricos. La idea es aprovechar la infraestructura de la banda ancha que ya no es necesaria con el desarrollo de la fibra y ampliar la red de puntos de recarga. El primer punto se ha establecido en East Lothian (Escocia) donde hay unos 5.000 cargadores públicos, pero se ampliarían con 4.800 cajas de cableado que se pueden reconvertir.

Farolas

El uso de las farolas como cargador de vehículos eléctricos está extendido en Reino Unido y los Países Bajos. En Reino Unido, el mayor operador de puntos de recarga Ubitricity tiene más de 8.000 cargadores en farolas repartidos en varias ciudades, como Londres y Liverpool, donde hay instalados más de 300 puntos de recarga.  Fuera de Reino Unido también se utilizan las farolas como puntos de recarga en Alemania, Francia, Países Bajos y Portugal. La ventaja de aprovechar las farolas existentes es que es más barato que instalar nuevos puntos de carga para los vehículos eléctricos.

En Nueva York ha comenzado a funcionar Voltpost que es una farola que alberga un cargador en la base que a la vez que ilumina las calles permite recargar el vehículo de forma rápida. Este cargador incorpora hasta cuatro tomas de carga.

En España, la ciudad pionera en la instalación de cargadores en las farolas fue Valencia a través de Iberdrola. El proyecto se inició con 22 puntos de recarga, en los que cada farola tiene dos plazas de aparcamiento para que puedan cargarse dos vehículos.

Edificios residenciales

electric car sidewalk charger

En Estados Unidos, la startup It’s electric ha iniciado la instalación de cargadores en las aceras, conectados a los edificios. El punto de recarga utiliza la energía sobrante de los edificios de viviendas para cargar las baterías de los coches eléctricos. Con este sistema se intenta solventar el problema de los coches eléctricos que no disponen de garaje propio o cargadores en los garajes comunitarios. Estos cargadores se instalan fácilmente porque no requieren estar conectados a la red pública, son discretos y permiten a los propietarios de los edificios obtener unos ingresos pasivos por la electricidad que ceden.

Aceras

La novedad de estos cargadores de acera desarrollados por la empresa Rheinmetall en Alemania es que se incorporan en el bordillo de la acera. Los cargadores están colocados a ras del pavimento, de manera que para acceder al enchufe hay que levantar una tapa y conectar el cable. La ventaja de este sistema es que evita la instalación de los cargadores en columna que ocupan más espacio en las aceras. El hándicap es que los propietarios de los vehículos tienen que traer su propio cable para cargar el coche.

La recarga inalámbrica, con sus múltiples posibilidades, podría llegar a amenazar este modelo. Sin embargo, sus complicados requisitos tecnológicos nos hacen pensar que la carga inteligente del coche eléctrico seguirá mirando a las farolas.

Imágenes |  iStock/nrqemiRheinmetall

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