Hace mucho tiempo que los huertos urbanos se han integrado en el paisaje de nuestras ciudades. Sus beneficios son numerosos y multidireccionales: mantienen la relación de los ciudadanos con un mundo agrícola que les es muy remoto, sirven para sanear parcelas en desuso que de otra forma solo acumulan basura y generan ingresos a los ayuntamientos en forma de alquileres.Dicho todo esto, su papel a la hora de proveer alimentos es bastante limitado, por no decir anecdótico. Son un pasatiempo y poco más. ¿Pero qué sucedería si empezamos a tratarlos como una herramienta necesaria para garantizar la resiliencia de las ciudades?Expertos de Europa y Asia, donde este tipo de microexplotaciones están firmemente asentadas, analizaron la situación desde un punto de vista abierto durante el Smart City Expo World Congress 2019. ¿Qué papel juega la alimentación en las ciudades? ¿Cuál es su impacto ecológico? ¿Pueden los huertos urbanos dejar de ser un pasatiempo para ofrecer soluciones a problemas tan graves como la ruptura de las cadenas de suministro? Estas fueron algunas de las cuestiones abordadas.
Alimentando a una población en situación de crisis: el eslabón débil de la resiliencia

Tímidos comienzos con cariz comunitario

Cultivos verticales: una posible solución industrial y sostenible a la agricultura tradicional

