Biocarburante para la industria aeronáutica: ¿cuáles son los pros, sus contras y su impacto en las ciudades?

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Autora | Lucía Burbano

El combustible sostenible para la aviación, más popularmente conocido como SAF (Sustainable Aviation Fuel) es la alternativa más real para descarbonizar un sector que es responsable del 12% de emisiones de CO2 en el transporte y del 2% de todas las emisiones de CO2 globales. Con mayor frecuencia empiezan a construirse plantas de producción de este biocombustible para la aeronáutica que puede solucionar o plantear nuevos retos a las urbes.

Biofuel para la aviación, ¿la solución para reverdecer el sector aeronáutico?

La inversión en biocombustibles alternativos que permitan cumplir los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones ya ha llegado a todos los sectores de transporte, incluido el aeronáutico. Las principales aerolíneas han empezado a incorporar el SAF en sus operaciones, aunque, de momento, a escala limitada.

Los organismos reguladores y las organizaciones internacionales también están trabajando para crear un marco que apoye la adopción generalizada del SAF, un biocombustible que se produce a partir de diversas materias primas, como aceites usados, residuos sólidos urbanos y agrícolas, biomasa leñosa, algas e incluso CO2.

En 2023 se consumieron aproximadamente 160 millones de galones de SAF. Aunque esta cifra impresiona, es prácticamente anecdótica comparado con los 90.000 millones de galones de combustible convencional consumidos en todo el mundo ese año.

Un repaso a los pros y contras de este biocombustible para la aviación nos da más pistas sobre su estado actual de implementación.

A favor

Reduce emisiones

Según la International Air Transport Association, el SAF podría contribuir a una reducción de emisiones próxima al 65%, haciendo posible alcanzar emisiones net zero en 2050.

Diversifica las materias primas

Es “sostenible” porque la materia prima no compite con los cultivos alimentarios ni es responsable de la degradación de los bosques. El SAF además recicla el CO2 que ha sido absorbido por la biomasa utilizada como materia prima a lo largo de su vida útil.

Avances tecnológicos

La investigación y el desarrollo en curso están impulsando los avances tecnológicos en la producción de SAF, lo que conduce a procesos más eficientes y rentables.

En contra

Disponibilidad limitada

Aunque su producción en 2023 dobló la de 2022, el SAF representó solo el 3% de todos los combustibles renovables producidos, mientras que el 97% de la producción de combustibles renovables se destinó a otros sectores.

Costes de producción

Los costes del SAF son entre un 120% y un 700% superiores a los del combustible fósil para reactores, lo que lo hace menos viable económicamente para algunas aerolíneas, especialmente las que operan con márgenes de beneficio estrechos.

Obstáculos normativos

Aunque el apoyo normativo es cada vez mayor, todavía existen dificultades para establecer normas coherentes y aceptadas en todo el mundo para la producción y el uso de un combustible de aviación sostenible.

Plantas de SAF, una solución a los residuos urbanos

combustible sostenible para la aviación

A medida que aumenta la demanda de SAF, se impulsa el aumento de la capacidad de producción. Esto implica construir refinerías de biocombustible más sostenibles e invertir en infraestructuras para distribuir y suministrar este biocombustible.

Plantas como la anunciada en Teruel, España, que empezará a construirse en 2027, han puesto al SAF en el punto de mira, ya que utilizará casi tanta agua (670.000 m3) como la que necesita una población de casi 20.000 habitantes.

Otras ciudades como Tokio están llevando a cabo estudios de viabilidad para producir SAF, a partir de residuos municipales. Además, el gobierno japonés ha presentado una propuesta para imponer la sustitución del 10% de su demanda de combustible de aviación en 2030 por SAF, junto con planes para introducir esta normativa a mediados de 2024.

Por su parte, WasteFuel, una start-up californiana, ha elegido Manila como sede de su primera planta de SAF, ya que la gestión de residuos sólidos sigue siendo un gran problema en Filipinas, especialmente en zonas urbanas como la capital, que genera unas 10.000 toneladas de basura al día.

Fotografías | Unsplash/Jose Lebron, Unsplash/Erin Song