Autora | Lucía Burbano
La subida del nivel del mar plantea la necesidad de nuevos modelos urbanos para hacer frente a la fragilidad a la que se enfrentan, según UN Hábitat, el 90% de las megaciudades. El cambio climático, causante de la subida del mar que amenaza a las ciudades costeras, podría desplazar a unos 200 millones de personas al año hasta 2050.
En este escenario, el futuro parece dirigirse hacia la construcción de ciudades flotantes que solucionen la falta de superficie terrestre segura y disponible. Actualmente, existen varios proyectos de ciudades que buscan ganar terreno al mar con una arquitectura resiliente a prueba de catástrofes naturales. Oceanix Busan es, de momento, la ciudad flotante más prometedora.
Oceanix Busan, una ciudad flotante en Corea del Sur
Además de ofrecer soluciones a los efectos que el cambio climático supone para las ciudades, Oceanix Busan plantea otro modelo urbano en la línea de que no solo apuesta por la sostenibilidad, sino también por la regeneración de los hábitats y la biodiversidad locales.
El proyecto arquitectónico corre a cargo de BIG y los arquitectos locales SAMOO y cuenta con socios como UN Hábitat, el programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, la ciudad coreana de Busán y OCEANIX, una empresa de tecnología azul creada en 2018 para diseñar y construir ciudades flotantes para que las personas vivan de forma sostenible en el océano.
El concepto de ciudad flotante se acuñó por primera vez en 2019, cuando la agencia de Naciones Unidas UN Hábitat convocó una mesa redonda formada por arquitectos, diseñadores, académicos y empresarios para discutir si las ciudades flotantes podrían ser una solución viable a desafíos urbanos como el cambio climático y la falta de viviendas asequibles.
Entre otros temas, se debatieron propuestas de estructura y diseño, su ubicación cerca de las ciudades y cómo podrían utilizarse para alojar a quienes huyen de la subida del nivel del mar y de otras amenazas derivadas de catástrofes naturales o climáticas en sus zonas de origen y superar la escasez actual de viviendas.
Un urbanismo modular
Urbanísticamente hablando, este ejemplo de ciudad del futuro materializa lo discutido en dicho foro mediante plataformas modulares flotantes ancladas en el mar como alternativa a la carencia de espacio construible. Se trata además de una solución escalable y replicable en ciudades costeras de todo el mundo y en aquellas que se enfrentan a los retos relacionados con el clima.
Estás plataformas estarán interconectadas entre sí, creando un total de 6,27 hectáreas que albergarían a 12.000 personas, aunque su diseño permitiría ampliar esta cifra a los 100.000 residentes.
Cada una de las tres plataformas contará con paneles fotovoltaicos e invernaderos que pueden expandirse y contraerse en función de las necesidades de la ciudad costera de Busan.
Estas tres plataformas se dividen en:
Plataforma de alojamiento
La destinada a los residentes, integra elementos estructurales y medioambientales avanzados para reducir la dependencia de la energía artificial, como la calefacción solar pasiva y la recogida de agua de lluvia. Sistemas hidropónicos garantizarán la producción de verdura y fruta orgánica durante todo el año.
La plataforma, cuyos cinco pisos no superan los 20 metros, ocupará una superficie de 6.500 m2.
Plataforma de investigación
Un centro de colaboración y exhibición de tecnologías sostenibles. De cinco pisos y una altura máxima de 25 metros, la plataforma ocupará 10.500 m2.
Plataforma Viva
Destinada a promover la vida sostenible y una serie de servicios para la interacción comunitaria, su diseño solar pasivo maximiza la luz natural, mientras que la programación cultural fomenta el sentido de pertenencia. Se divide en cinco pisos de 8.500 m2.
La ingeniería detrás de las plataformas flotantes de Busan
El diseño estructural de Oceanix Busan se centra en la estabilidad, la durabilidad y la adaptabilidad al entorno marino. Las plataformas están diseñadas para resistir el viento, las olas y las corrientes. Utilizan materiales avanzados como el hormigón armado y el acero para garantizar unos cimientos robustos.
Los pilones ajustables y los cimientos flotantes mitigan el aumento del nivel del mar y los riesgos meteorológicos extremos, permitiendo que las plataformas suban y bajen con los cambios del nivel del agua. La distribución del peso y la capacidad de carga están proyectadas para soportar las diversas funciones y actividades previstas para cada plataforma.
Diseñada para resistir los desafíos del cambio climático, la naturaleza modular de Oceanix Busan permite alcanzar esta flexibilidad y escalabilidad. La autosuficiencia y la eficiencia en el uso de los recursos reducen la dependencia de infraestructuras externas y aumentan la resiliencia.
Otras ciudades flotantes alrededor del mundo
La ambición de ganarle terreno al mar no es nueva. Ya en un lejano 1968, R. Buckminster Fuller planteó la ciudad del futuro, una urbe flotante tetraédrica en la bahía de Tokio diseñada para albergar a un millón de ciudadanos en 300.000 unidades de apartamentos y un enorme puerto interior.
Fuller concibió este proyecto jamás construido como una respuesta a dos grandes problemas de la arquitectura y el urbanismo que parece que no han desaparecido: los costes de construcción y la adquisición de terrenos.
Otros proyectos más actuales son:
La ciudad flotante en las Maldivas
Para contrarrestar la amenaza de la subida del nivel del mar, el gobierno maldivo planea establecer una ciudad flotante para 2027. Se trata de un conjunto de islas hexagonales, inspiradas en las formaciones coralinas locales.
La ciudad, situada cerca de Malé y fácilmente accesible desde el aeropuerto internacional, flota en una laguna de 200 hectáreas en el océano Índico. Utilizará un novedoso sistema de eficiencia energética: los paneles solares generan energía, mientras que las aguas profundas del mar enfrían los edificios, minimizando el impacto ambiental de la ciudad.
BiodiverCity Penang en Malasia
También diseñada por BIG, consiste en tres islas biodiversas y sostenibles, construidas frente a la costa de la isla de Penang y conectadas por una red de transporte autónoma.
Cada isla tiene la forma de un lirio y estará compuesta por barrios de uso mixto, 4,6 kilómetros de playas públicas, 242 hectáreas de parques y un paseo marítimo de 25 kilómetros.
El objetivo de BiodiverCity es crear un destino global que facilite el crecimiento económico y cultural sostenible de la isla de Penang, protegiendo al mismo tiempo la biodiversidad de sus zonas costeras y hábitats naturales.
Imágenes | OCEANIX/BIG-Bjarke Ingels Group, Maldives Floating City