Autor | M. Martínez Euklidiadas
Las empresas y la población generan una cantidad notable de residuos. A medida que más población se vuelve urbana, estos residuos tienen como origen la ciudad, y como destino predilecto los vertederos en los cuales se descomponen generando metano o contaminando las aguas.
Pero hay dos excepciones: los materiales reciclables, que salen del circuito transformándose en materias primas para otros procesos, y los residuos incinerables para la obtención de energía, un proceso llamado conversión de residuos en energía.
El reto de la conversión de residuos en energía
Aunque resulte contraintuitivo, los residuos de vertedero que generan metano (CH4), al ser incinerados, solo generarán CO2, un gas de efecto invernadero con 56 veces menos potencial de calentamiento global (GWP, IPCC).
El proceso básico de recuperación energética consiste en quemar basura para calentar agua que usar como calefacción, o turbinar su vapor para obtener una ínfima fracción de la energía que costó generar el desperdicio. No es eficiente, pero al menos es menos contaminante que el vertedero.
Innovaciones en la conversión sostenible de residuos en energía
Aunque los residuos no solo se incineran. Relativamente nuevas innovaciones y procesos como los que siguen han aumentado la eficiencia de la recuperación energética:
- Gasificación térmica. Tecnología de conversión de cualquier material que contenga carbono en un gas combustible.
- Pirolisis de residuos. Degradación térmica pero sin combustión de una sustancia en ausencia de oxígeno. Se obtienen gases, líquidos y sólidos combustibles.
- Digestión anaerobia de fangos. Se suele dar en depuradoras, pero también en vertederos. Es una fermentación microbiana que da como resultado biogás y fango digerido (combustible).
- Recuperación de gases en vertederos. Este proceso trata de capturar los gases que se generan dentro de los vertederos para su posterior combustión.
El sistema mundial ha generado un escenario en el que incinerar basura para obtener combustibles que quemar después es una mejor opción; aunque el foco debiera ponerse en reducir los residuos y maximizar el reciclaje.
Casos prácticos de ciudades que incineran su basura
Analizado por el porcentaje de residuos municipales incinerados, Japón (75%), Dinamarca (67%), Bélgica (48%), Suiza (47%) y Reino Unido (42%) encabezan la lista. Pero hay ciudades que destacan por el volumen de residuos procesado o su contribución al mix de la ciudad.
- La incineradora Spittelau, en Viena, quema 250.000 toneladas anuales para generar 500 GWh de calor y 60 GWh eléctricos.
- La incineradora Maishima, en Osaka, ubicada en una isla artificial ‘recuperada’ al mar, es un proyecto de 32 MWp. Destaca su estética y sus 12 000 visitantes anuales.
- Escondida en el subsuelo de los suburbios, a tres millas de la Torre Eiffel, la incineradora Isséane es capaz de quemar medio millón de toneladas anuales.
- En Minneapolis, la incineradora Hennepin procesa el 27% de los residuos del condado homónimo.
- En Copenhague, la incineradora Amager Bakke/Copenhill espera integrarse en el paisaje periurbano mientras quema 440.000 toneladas anuales y calienta 150.000 hogares.
La recuperación energética es usada en todo el globo por cientos de ciudades. En Europa, unas 500 plantas de este tipo emiten unos 52 millones de toneladas de CO2 cada año. Sin embargo, se espera que a futuro se reduzca su uso a medida que entran en vigor nuevas tasas de residuos urbanos que gravan lo que se genera.
En regiones como China, líderes mundiales en recuperación energética, y país que sigue abriendo nuevas plantas, sí están tratando de solucionar el problema de origen con una política de reducción de residuos que hace que las plantas de recuperación a menudo estén paradas.
Imagen | Thijs Kennis